Muy mal dato el de empleo conocido esta tarde en EEUU. La referencia más esperada de la semana frustró los rumores de que podía salir mucho más fuerte de lo esperado (se hablaba de hasta 300.000 empleos) y se quedó en 121.000; el consenso de analistas esperaba 175.000.
Pero lo peor no fue eso -al fin y al cabo, una menor creación de empleo indica una desaceleración del crecimiento que haga innecesarias mayores subidas de tipos-. Lo peor es que esta moderación no está acompañada por un movimiento similar en los salarios, sino que el salario medio por hora se disparó el 0,5% el mes pasado, frente al 0,3% que se esperaba.
Esto pinta un panorama muy incómodo para la Reserva Federal: el crecimiento se desacelera pero las presiones inflacionistas (en este caso vía salarios) no se moderan. Lo cual la obliga a decidir entre mantener un férreo control de los precios o asegurar la continuidad del crecimiento económico a riesgo de que la inflación se desmande.
En el segundo trimestre, el empleo creció en 108.000 personas, lo que supone una clara desaceleración frente a las 176.000 del primero. La tasa de paro se mantuvo en el 4,6%, en línea con lo esperado.