NUEVA YORK – El envenenamiento con nicotina es frecuente entre los recolectores del tabaco, pero existen formas simples de reducir el riesgo.
Un equipo de investigadores estadounidenses halló que entre 304 recolectores de tabaco en Carolina del Norte, más del 18 por ciento había sufrido náuseas, mareos, cefaleas y otros síntomas de envenenamiento con nicotina en los últimos cuatro meses.
Los trabajadores con problemas cutáneos, como sarpullido, picazón o lastimaduras, eran los más vulnerables, debido quizás a que la absorción ocurría a través de la piel.
Por otro lado, los trabajadores que vestían ropa para la lluvia para proteger la piel del contacto con las plantas de tabaco tenían bajo riesgo de sufrir envenenamiento.
Los resultados sugieren que mantener la piel seca y lejos del contacto con las plantas de tabaco (en especial las áreas afectadas de la piel) ayudaría a prevenir el envenenamiento con nicotina, publicó American Journal of Industrial Medicine.
La nicotina es soluble en agua y grasa. La transpiración de las hojas de las plantas de tabaco contiene nicotina y cuando ésta pasa a la piel, ya sea directamente o a través de ropas húmedas, el cuerpo la absorbe inmediatamente, explicó el doctor Thomas A. Arcury, de la Escuela de Medicina de la Wake Forest University, en Winston-Salem, Carolina del Norte.
Los trajes para la lluvia, dijo a Reuters Health el experto, ayudan a evitar que eso suceda.
Según el nuevo estudio, se les debería indicar a los trabajadores que tomen precauciones extras para proteger las áreas afectadas de la piel.
De todos modos, para Arcury, transmitir este tipo de mensajes de salud puede resultar un desafío. En Estados Unidos, la mayoría de los trabajadores en las plantaciones de tabaco son inmigrantes latinos; la mayoría proviene de México y muchos no tienen acceso a la atención médica.
"Los trabajadores poseen recursos limitados y no pueden perder horas de trabajo, ya sea para evitar la exposición (…) o recibir atención médica", dijo Arcury.
En un estudio previo, su equipo halló que los productores de tabaco, que conocen los síntomas de sus trabajadores, suelen minimizar su gravedad o confundir su origen, dado que muchos responsabilizaban al calor o las exigencias físicas del trabajo, por ejemplo, en lugar de la exposición a la nicotina.