Cuando hablamos de organización y finalidad nos referimos al propósito o finalidad de existencia que tiene cada organización y que debe ser transmitido a todos los colaboradores en todos los niveles de la misma.
El propósito de una organización no es la respuesta a la pregunta “¿Qué es lo que hacemos?”, que por lo general se centra en productos, servicios y clientes, sino más bien la respuesta a la pregunta “¿Por qué el trabajo que hacemos es importante?” Los empleados deben encontrar el propósito, la inspiración y la motivación.
El propósito o finalidad es la causa que define su contribución a la sociedad a través del trabajo más allá de la obtención de beneficios económicos. Las empresas existen para obtener un beneficio, pero también existen para hacer una diferencia. A través del trabajo, los individuos pueden marcar la diferencia y ser parte de un legado significativo.
El trabajo debe tener un propósito y ser significativo. Debe contribuir a hacer del mundo un lugar mejor.
El trabajo debe ser más que un trabajo. Debe ser una causa que está haciendo una diferencia en la vida de las personas.
Una declaración de propósito debe ser breve de longitud pero de amplio alcance. Que sea breve para que los empleados se pueden recordarla y usarla para guiar sus acciones diarias. El propósito también debe ser amplio en su alcance para permitir la organización de adaptarse con el tiempo a un mundo cambiante, mientras que su foco central se mantiene constante. Los productos y servicios pueden cambiar, pero la organización deben perdurar. Las organizaciones son entidades vivas; son vehículos para mejorar la vida y el mundo en que vivimos.
Los seis criterios a tener en cuenta para redactar una declaración de propósito o finalidad de la empresa:
¿Cuál es la contribución a la sociedad? (No un producto o servicio)
¿Por qué el trabajo es importante?
¿Es inspirador y motivacional?
¿Se utilizan palabras fuertes?
La declaración es corta como para que todos la recuerden?