Nuestro país debe aprovechar el actual ciclo de bonanza económica para realizar las inversiones que permitan consolidar el crecimiento y así estar preparada para sortear períodos menos favorables.El escenario positivo que presenta la economía mundial, con precios internacionales y demanda sostenidos —especialmente para el complejo agroindustrial—, es el terreno fértil sobre el cual las empresas y el Gobierno deberán conformar una plataforma para desterrar cualquier riesgo de un reiterado “stop and go” (freno y arranque) en la economía nacional.
Esta fue una de las conclusiones que expusieron los empresarios que concurrieron a una convocatoria de CMI Contenidos para hablar de los desafíos de la agroindustria.
“Hace dos años, en medio de una gran convulsión, los productores, los fabricantes de maquinaria agrícola, el complejo aceitero, decidieron la ejecución de las inversiones que hoy estamos viendo. Hay un contexto favorable que no siempre dura y la gran responsabilidad del Gobierno es saber aprovechar esas condiciones, no sólo para atemperar el efecto precios, sino también para generar inversiones y que el país crezca”, resumió Ricardo Sáenz, de Aceitera General Deheza (AGD).
Del encuentro también tomaron parte Lelio Lambertini, de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma); Javier Izurieta, titular de la Cámara de Avicultores de Córdoba; Fernando Cornú, de la Federación Argentina de la Industria Molinera (Faim), y José María Santos, de la empresa ferroviaria Nuevo Central Argentino (NCA).
MÁS INVERSIÓN. Los 800 millones de dólares de inversiones que tiene en marcha el complejo aceitero son un ejemplo de la potencialidad de las manufacturas de origen agropecuario. Sin embargo, los empresarios consideran que la plataforma debe ser reforzada en otros frentes: la sanción de la ley sobre biocombustibles —que incentive la radicación de plantas—, el dragado del río Paraná, y una mayor dotación de vías para logística y transporte.
Que la economía mundial pueda detener su crecimiento es una posibilidad que nadie descarta. De la mano de la tecnología, los rendimientos por hectárea lejos están de su techo. “En laboratorio la soja rindió 92 quintales por hectárea, mientras los productores en Estados Unidos ya obtienen 200 quintales de maíz”, graficó Sáenz. Con estos índices de productividad podrían recomponerse los stocks mundiales de granos y modificar la fase positiva de los precios.
Para Fernando Cornú, de la Faim, “parte de la deuda pendiente del Gobierno nacional es revisar la política de retenciones. Tenemos insumos para producir y una gran capacidad ociosa, pero el actual nivel de retenciones saca los incentivos”.
RECURSO VALIOSO. La apuesta no sólo se circunscribe a bienes de capital o infraestructura. La inversión en recursos humanos está en los planes de las empresas del sector. “Vemos que el Estado no está en condiciones de hacerlo y la industria no tiene más remedio que capacitar a sus empleados y a los usuarios de la tecnología”, remarcó Lelio Lambertini. “Hoy hacen falta técnicos agrícolas, en metalmecánica, electricistas. Es un problema por la falta de educación técnica, en especial en el interior”, agregó Sáenz.
INVESTIGACIÓN. La necesidad de investigación y nuevos desarrollos tecnológicos se pone de manifiesto en el sector avícola. “En cuatro o cinco años podríamos estar en las góndolas europeas. Pero sería necesario desarrollar un nuevo sistema de transporte. Así como a fines del siglo XIX y principios del XX se reemplazó el sistema de conservación de la carne (congelada a enfriada), habría que trabajar en el desarrollo de un modelo para los huevos en fresco”, señaló Javier Izurieta.
INFRAESTRUCTURA. Mientras la producción nacional de granos se encamina más temprano que tarde a los 100 millones de toneladas, la infraestructura también pide un plan estratégico.
“Con las radicaciones del complejo aceitero en el Gran Rosario, la apuesta está en el litoral fluvial de nuestro país. Entonces, el ferrocarril aparece como un nexo importante. En las grandes distancias el sistema permite grandes ahorros en seguridad, recursos energéticos e impacto ambiental”, sostuvo José María Santos, gerente comercial de NCA.
LA POLÍTICA ECONÓMICA. La visión de corto plazo que tienen los empresarios no es tan nítida. “En los últimos años tuvimos un rebote, pero no veo medidas de fondo. Tenemos una estructura tributaria que debería haberse modificado hace mucho tiempo y que se profundizó con las retenciones y el impuesto al cheque”, diagnosticó Izurieta.
El vencimiento del bono fiscal, que restituye al fabricante el 12,2 por ciento del valor de venta de la maquinaria agrícola nacional, genera incertidumbre en el sector. “Cuando se fue Roberto Lavagna de Economía estábamos pendiente de una solución. El reintegro termina a fin de año, nos prometieron que se prorrogaría, pero hasta ahora no tenemos señales”, afirmó Lambertini.
Mientras el Gobierno se esfuerza por sostener un modelo exportador, desde la agroindustria la percepción es otra. Para Cornú, de la Federación Molinera, las retenciones y la eliminación de los reintegros dificultan las exportaciones. Izurieta, en tanto, apuntó que al ítem huevos se le suspendieron los reintegros por figurar en la misma posición arancelaria que la leche en polvo. “Estamos pidiendo para cambiar esta situación” expresó el productor.
Para destacar
Proyecciones. “No hubo un solo año desde 1993, cuando la empresa se hizo cargo del ferrocarril, en el que no haya crecido el flujo de cargas. La curva fue siempre ascendente. Este año vamos a terminar en 10 millones de toneladas transportadas. Las proyecciones para los próximos años son de crecimiento” (José María Santos, gerente Comercial del Nuevo Central Argentino).
Retenciones. “De mantenerse la actual situación de informalidad en el sector, el año próximo no vendría con indicadores de crecimiento. Parte de la deuda pendiente que tiene el Gobierno es revisar su políticas de retenciones” (Fernando Cornú, de la Federación Argentina de la Industria Molinera).
Altas y bajas. “Hay que aprovechar el actual ciclo de alta, impulsado por el crecimiento de la demanda internacional, para estar preparado ante un futuro ciclo en baja” (Sáenz).
Inversiones. “En la medida de que las decisiones que tome el Gobierno no afecten las inversiones, éstas no correrán riesgos. Es posible que los factores políticas intervengan más ahora en las decisiones económicas. Puede haber algunos cambios de sintonía fina” (Cornú).
Control de precios. “Es como si al jugar al ajedrez nos ocupamos sólo del peón. La economía son vasos comunicantes. No se pueden controlar los precios de un sector que tiene costos de otros rubros que no son controlados. Hay que tener una visión más de largo plazo y no ir tan detrás de los votos” (Izurieta).