Con citas a Borges y con suma cordialidad, el embajador de Francia en la Argentina, Francis Lott, en nombre del primer ministro de ese país, condecoró con las insignias de Caballero de las Palmas Académicas (Chevalier des Palmes Académiques) al rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Guillermo Jaim Etcheverry, y al director del Centro Franco Argentino de Altos Estudios de la UBA, Fortunato Mallimaci.
La ceremonia, realizada en la sede la embajada de Francia de esta ciudad, contó con la asistencia de ministros, como el de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Carlos Tomada; autoridades del CONICET, como Eduardo Hernán Charreau; miembros de la comunidad universitaria; familiares de los homenajeados, e invitados especiales como la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.
El embajador Lott, dijo, en un tramo de su mensaje, que "a través de ustedes homenajeamos hoy a la Universidad de Buenos Aires, desde hace largos años, ustedes han contribuido, tanto uno como el otro, a fortalecer la proyección nacional e internacional de esta venerable institución académica, más precisamente aún ustedes han sido los artesanos de un desarrollo y de una intensificación notable de las relaciones entre Francia y Argentina, en los campos de la enseñanza superior y de la investigación".
Recordó luego la creación de la "condecoración imperial" las Palmas Académicas-, impuestas por Napoleón Bonaparte el 17 de marzo de 1808 "con el propósito de honrar a las personalidades eminentes que aportan una contribución excepcional al enriquecimiento del patrimonio cultural, y prestan servicios distinguidos a la enseñanza".
El rector Jaim Etcheverry dijo, entre otras cosas, que "en nombre de la Universidad de Buenos Aires, que creo es la homenajeada hoy, además de nosotros que somos los instrumentos de esta cooperación, de esta asociación tan estrecha que tenemos con la república francesa, en nombre de la UBA quiero expresarle nuestro más sincero reconocimiento por esta distinción que nos honra a nosotros, pero fundamentalmente por al apoyo permanente, por el aliento, por el estímulo a la tarea que realizamos desde ese modelo de cooperación que es el Centro Franco-Argentino de Altos Estudios".
El profesor Mallimaci, al agradecer la distinción, manifestó a su vez que "En un mundo globalizado donde parece que todo tiene un precio, donde todo se vende al mejor postor, reconocer a un rector y a un profesor de la Universidad de Buenos Aires, a gente del CONICET, de las ciencias sociales, es, pese a todo, un signo de esperanza. Nos muestra que también en esta mundialización es posible aportar a la sociedad del conocimiento, a la cooperación académica, a las ciencias sociales, humanas y filosóficas".
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