Apenas traspuesto el umbral, el cenicero opera de mensaje subliminal. Debajo de la ranura, un cartelito refuerza la intención del recipiente. Dice: “Zona libre de humo. Por favor deposite aquí su cigarrillo”. Menos agresivo que el clásico “Prohibido fumar”, el nuevo lema está cambiando la actitud de los adictos. Ésta, es una de las tantas acciones que pusieron en práctica 26 compañías que hoy certifican su “responsabilidad social”.
Por segundo año, el Ministerio de Salud acreditará a aquellas empresas e instituciones que bregan por mantener sus ambientes libres de tabaco. Ahora ya suman 44 las organizaciones que tienen el certificado y la cartelería necesaria para seguir saneando el hábitat de trabajo.
El abanico de compañías es de lo más variado. Hay, por ejemplo, prestadoras de servicios médicos que sintieron la necesidad de frenar explícitamente el consumo de nicotina en sus espacios.
Tal es el caso del “A Mano Emergencias”, una agencia de ambulancias y consultorios externos. “Tuvimos que aclarar a pacientes y médicos que no está permitido fumar. Quienes no pueden contener el deseo de hacerlo salen a la vereda”, contó Ricardo Bologna, contador de la empresa de Av. José Vicente Zapata y Costanera.
De modo informal, quienes están convencidos de los beneficios de abandonar el cigarrillo persuaden a sus compañeros para hacerlo. El mismo programa auspiciado por Planificación y Promoción de la Salud orienta a los fumadores sobre centros de ayuda para decirle chau al “pucho”. Entre esos, el consultorio del Hospital Néstor Lencinas y los programas de las mutuales Damsu y OSEP.
Fuera de la oficina
La Municipalidad de Malargüe también salió a apagar colillas. En la recepción del edificio comunal hay un “cenicero-buzón” por las dimensiones que tiene el receptáculo. Mide 1,70 por 70 cm de ancho.
“Habla por sí solo. El mensaje dice que se trata de una institución libre de tabaco y después invita a dejar ahí el cigarrillo”, explica Marisa Fernández una de las responsables de que el municipio esté más oxigenado.
Como las nuevas instalaciones son vidriadas, todo aquel que se atreve a usar el encendedor, queda al descubierto. Pero según cuenta Fernández ya no son los guardias de seguridad quienes piden apagar el cigarro sino los mismos contribuyentes.
Primero por normas de higiene y seguridad industrial y ahora como complemento de capacitación al personal, Cuyoplacas es otra de las organizaciones involucradas.
“Certificamos con ISO 9.000 y 14.000. En este momento tenemos que lograr continuar con la gestión de calidad. Fue una buena decisión de la dirección que es desde donde deben partir este tipo de iniciativas”, argumentó Alejandro Cordón, responsable de Recursos Humanos.
Los fabricantes de la marca Platinum ya tenían prohibido fumar por prevención de siniestros. Pero ahora también se les explica a los proveedores y visitantes ocasionales las ventajas de estar en una zona respirable.
Aunque ya conforman un polirrubro de instituciones las que se comprometieron con el cambio, todavía muchos gastronómicos son reticentes a defender el aire puro.