Pensamiento estratégico: la opinión de Garry Kasparov

Creo que el ajedrez me preparó muy bien para estos nuevos retos. Este juego nos da un nexo entre la intuición y el cálculo. De hecho fue aquí en España, en la Universidad de Salamanca cuando en 1497 el juego antiguo árabe se convirtió en el ajedrez. La planificación y la evaluación en el ajedrez debe funcionar de manera armónica con la computación. La autoconfianza debe ser equilibrada y uno tiene que estar preparado para aprender de los errores, pero hay muchos otros paralelos entre pensar adecuadamente en el mundo del ajedrez, los negocios y la vida. Mi primer objetivo hoy es recuperar la palabra estrategia que hoy en día se aplica a todo no importa lo trivial que pueda ser. Cuanto más se utiliza esta palabra, va perdiendo valor.
El gurú del management Peter Drucker escribió que la planificación a largo plazo no tiene que ver con decisiones futuras sino con el futuro de las decisiones actuales. Las tácticas para el futuro no son estrategia. Las tácticas se realizan en base a cálculos: si él hace tal cosa yo hago tal otra. Si el me quitó el peón yo tomaré su alfil. Si nuestro competidor aumenta los precios, nosotros aumentaremos la producción. Son reacciones programadas, pero la estrategia tiene que ver con los objetivos. El entender el futuro de las decisiones actuales es una evaluación que se combina con el cálculo. Pero no hay que confundir estrategia con tácticas. Los malos planes pueden tener éxito con una buena táctica. Pero ¿qué tipo de táctica se precisa para responder? una reacción táctica o bien un cambio de estrategia? Esta es una de las cuestiones más importantes a las que se enfrenta cualquier líder. ¿Tendríamos que reevaluar los objetivos que se utilizan como base para nuestra estrategia? Nuestras decisiones deben ser informadas e indicarnos que resultados serán satisfactorios y cuales no. Y la estrategia nos dice que recursos tienen más valor y cuales se pueden eliminar. Hay un dicho en el ajedrez que dice que la táctica consiste en saber que es lo hay que hacer cuando y donde haya algo que hacer. Mientras que la estrategia consiste en saber qué es lo que hay que hacer, cuando no hay nada que hacer. Piensen en esa frase. Cuando no hay una amenaza inmediata cuando no existe ninguna oportunidad clara, entonces la estrategia es crucial.
Los directivos que echan la culpa a una estrategia defectuosa, es que no tienen ninguna estrategia. Pasan de una escaramuza táctica a otra, sin seguir ningún rumbo estratégico. El mundo está lleno de marcas famosas que llevan el nombre de sus fundadores. Los ascensores Otis, Ford Motors, Estée Lauder, ellos veían la conexión entre sus inventos y el público. Y un ejemplo lo tenemos en 1852 con Elisha Otis que inventó un dispositivo de seguridad para ascensores. Un freno que podía impedir que se cayera el ascensor en caso de romperse el cable. Aún así no recibió ningún pedido. Pero como era un buen showman, fue al Crystal Palace en Nueva York y delante de muchísimas personas situándose delante del ascensor  50 m del suelo, cortó el cable con un hacha y milagrosamente la cabina no cayó al suelo. Al día siguiente los periódicos publicaron esta noticia y a los pocos días había recibido pedidos por decenas. Pero digamos que uno de los mejores ejemplos de una buena estrategia proviene de algo que nosotros no hacemos.
Cuando vamos a cualquier lugar del mundo, no volamos en el avión de las hermanos Wright. En diciembre de 1903 los hermanos Wright despegaron en un avión, por primera vez. Fueron casi 200 ingenieros y científicos que intentaron inventar el avión antes que ellos, pero los hermanos Wright tuvieron éxito porque se dieron cuenta que no bastaba con levantar el avión, sino que tenía que ser estable en el aire, y lo consiguieron. Pero lo que no sabe la gente es que el invento del avión, no sólo se produjo en el norte, sino también en Sudamérica. El inventor brasileño Alberto Santos Dumont, era un idealista a quien no le interesaban las posibilidades comerciales del avión. Los hermanos Wright nunca pensaron que sería bueno para el transporte o para llevar pasajeros. Se rieron ante la posibilidad de que un avión pudiese cruzar el Océano Atlántico y no tenían visión comercial.
En 1910 una publicación científica norteamericana decía que el avión podría cambiar el futuro. Así y todo a finales de la I Guerra Mundial, EEUU fue el último país en tener una industria aeronáutica. Pero todo cambió por un ingeniero que tenía una fuerte visión empresarial y se llamaba William Boeing. En 1910 Boeing vivía en Seattle en la costa oeste lejos de donde se llevaron a cabo las primeras pruebas aeronáuticas, en el Este. Tenía la visión de un vuelo potencial y la capacidad para desarrollar la estrategia. Y en los siguientes años Boeing hizo varias cosas muy importantes para poder lograr esta visión de lograr un negocio con la aviación comercial. Entendía que la excelencia tecnológica constante era la base necesaria para poder abrir una empresa en este campo. Y Boeing construyó un túnel de viento al lado de la Universidad de Washington de tal manera que pudiese dar cursos de aeronáutica en este lugar y así tener acceso a los especialistas que provenían de la Universidad. En 1917 el ejército americano se preparaba para entrar en la I Guerra Mundial y Boeing pensó que podían utilizar un diseño determinado de aviones, pero había un problema, de naturaleza logística. Las pruebas se hacían en Florida, a 5000 km de distancia y hasta allí no podían volar los aviones. Entonces Boeing usó su creatividad, desarmó los aviones, los empaquetó como si fuesen pizzas, los envió a otra punta del país y ganó la licitación. Esto fue el principio de una historia de éxito. Incluso Boeing empezó a producir barcos y muebles. Aún sin demasiado mercado continuó con la investigación científica y tecnológica. Años más tarde,  cuando Charles Linderbergh hizo el primer vuelo trasatlántico de Nueva York a París, Boeing ya estaba listo para responder a ese nuevo mercado de viajes turísticos. Para tener éxito tenemos que hacer cosas similares a las que hizo Boeing. El legendario General chino Sun Tzu, dijo que la estrategia sin táctica es el camino más lento hacia la victoria. La táctica sin estrategia es un camino hacia la derrota. Una forma más coloquial de decirlo es que la planificación sin acciones es fútil, la acción sin planificación es fatal. La puesta en práctica de nuestra estrategia exige una combinación de evaluación y cálculo en el mundo de los negocios hay que entender lo que ocurre y  por qué. De los millones de datos hay que saber cuales son útiles y cuales no tienen importancia.

Ponencia de Garry Kasparov sobre pensamiento estratégico en Expomanagement 2006. Madrid (España). Adaptación: LosRecursosHumanos.com

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