A la hora de tomar decisiones, el grupo puede emplear estrategias diferentes. El tipo de fórmula más idóneo para tomar una decisión puede depender más de la naturaleza del asunto que se trata de decidir que del tipo de grupo, aunque las características de éste también son una variable a tener en cuenta.
La toma de decisiones se pueden realizar por:
Un sólo sujeto: una persona decide por el grupo
Mayoría absoluta: cuando más de la mitad del grupo se manifiesta a favor
Mayoría relativa: se decide la opción más votada entre varias
Unanimidad: cuando ha sido avalada por el cien por cien de los votos
Consenso: dese posiciones divergentes las partes ceden hasta llegar a una solución aceptable por todos
Derecho a veto: permite que un sólo voto en contra pueda invalidar una mayoría a favor
En las decisiones tomadas por un sólo sujeto, los demás miembros del grupo generalmente no se sienten implicados con las decisiones tomadas. Otro inconveniente que presenta es que la persona que toma la decisión puede no disponer de toda la información, lo que afecta a la calidad de la decisión tomada.
El sistema de votación puede derivar en alianzas y coaliciones. El grupo se puede polarizar en dos bandos: vencedores y vencidos. Generalmente los perdedores en la votación no se inclinan a apoyar a la mayoría, se sienten marginados y tienden a sabotear de algún modo la ejecución de las decisiones adoptadas.
Muchas veces se obtiene una unanimidad ficticia y artificial mediante la utilización de algunas preguntas típicas que suelen formularse con rapidez antes de pasar a otro tema: “¿Hay alguna persona en contra? Estamos todos de acuerdo, no? Bien, pasemos a otro asunto.”
El consenso busca el acuerdo a partir de escuchar realmente y en profundidad a todas las partes, las ideas de todo son tenidas en consideración, aún cuando se trate de sólo una opinión minoritaria.
A la hora de realizar la valoración de las alternativas puede aplicarse la estrategia de asignar puntuaciones a los distintos elementos objeto de análisis: ventajas, inconvenientes, interés, viabilidad, riesgos…Eso permite ponderar cuantitativamente cada alternativa.
Se pueden puntuar las ventajas y los inconvenientes por separado y realizar la comparación posterior. También se puede realizar una valoración global del interés de cada alternativa y de su viabilidad, y poner en relación estos datos a través, por ejemplo, de una multiplicación.
Para incrementar la eficacia en todo el proceso de toma de decisiones conviene tener en cuenta una serie de aspectos que contribuyen a optimizar el resultado del mismo:
- clarificar previamente cuál va a ser el procedimiento o sistema que se va a utilizar para tomar la decisión
- abordar por separado las fases de generación, selección y valoración de alternativas
- crear un clima propicio, que posibilite y potencie la comunicación, la confianza, la cohesión o la creatividad
- posibilitar la participación de todos. Evitar el afán de protagonismo y la manipulación de las decisiones por parte de una persona o un subgrupo
- contar con las opiniones y criterios de los expertos que tengan un mayor conocimiento del tema, permitiéndoles una participación e intervención especiales. Esto implica evitar buscar igualdad irreal entre los miembros que puede afectar negativamente a la calidad de la
decisión tomada. - buscar objetividad en el análisis, reducir las posibles interferencias producto de apreciaciones subjetivas
- conjugar el sentido crítico y la flexibilidad
- buscar cierta agilidad en la toma de decisiones, pero sin precipitación. Evitar la parálisis por análisis, que suele conducir a quedarse anclado debatiéndose entre ideas contradictorias sin llegar a tomar ninguna decisión.
Fuente: “Trabajo en equipo. Dinámica y participación en los grupos”. Capítulo 7: Decisiones y Conflictos. Guillermo Ballenato Prieto. Ediciones Pirámide. 2005