Federico y Josefina: dos expatriados en el Lejano Oriente

Federico se graduó cuando estalló la crisis de 2001 y 2002 fue un año para olvidar, con una gran recesión en Argentina. Así que se le presentó la oportunidad de trabajar en el exterior y aceptó.
Cuando ingresó en la empresa sabía que había un 70% de posibilidades de trasladarse al exterior en el corto plazo. Sin posibilidades de trabajo en su país, le pareció una muy buena oportunidad probar suerte trabajando en el exterior.
Federico es Country Manager de SODESA SA., y fue enviado como primera asignación a Indonesia para trabajar en la oficina local. Después pasó un año y medio en China, hasta que lo enviaron a Saigón, Vietnam, donde vive actualmente. Federico había dejado a su novia, Josefina, estudiante de Relaciones del Trabajo de 24 años en Argentina. Después de algunas idas y vueltas a Josefina le pareció muy interesante la experiencia de vivir en un país oriental y cuando a Federico lo transfirieron a China, Josefina viajó para mudarse con él.
Federico habló con LosRecursosHumanos.com y contó un poco, cuales eran la diferencias culturales en esos países con Occidente, que cosas le llamaban la atención y como es el entorno laboral y social en estos países.
En Indonesia, el Islam, impregna todos los aspectos de la vida de las personas. “Durante el Ramadám (celebración que se basa en un ayuno que dura un mes) desde las 5 de la mañana hasta las 6 de la tarde no se puede beber ni comer, y como hace 50 grados de calor a la sombra, la gente se desmaya en las calles” cuenta Federico. Los techos de las casas, tienen flechas pintadas que apuntan a la Meca, y los trabajadores en las oficinas, interrumpen el trabajo para rezar, unas 5 veces por día.
La religión islámica indica que antes de rezar, hay que lavarse los pies. Dado que rezan unas 5 veces por día, a distintas horas del día, las personas van a la oficina en traje y hojotas.
La mayoría de los empleados son hombres y la religión ocupa un lugar primordial en el lugar de trabajo.
“En China no hicimos amigos. Las personas son cerradas” dice Federico sobre su experiencia en China. Uno de los aspectos más importantes para los expatriados es sin duda la integración con la sociedad en la que se encuentran, y por otro mantener las costumbres de vida (alimenticias, etc.) natas ya que se encuentran en un país tan distante y lejos de sus afectos. “En los supermercados chinos, apenas hay fideos, salsa de tomate, puré artificial, cereales y pan en rodajas” dice Federico. “Casi no se encuentra carne vacuna”. Tienen gallineros dentro de los supermercados y si uno quiere una gallina, la matan en el momento y te la dan. Asimismo cuentan con peceras de las cuales sacan el pez en el momento a la hora de comprarlo. También según su experiencia, los lugares no cuentan con las normas higiénicas básicas a las que estamos acostumbrados al menos en Occidente. Por suerte hace poco, dice Federico, Carrefour abrió una sucursal en China. Es muy interesante lo que uno conoce de un país, dice. “En China estaban construyendo una autopista y se equivocaron en una circunvalación. Debía pasar por donde había un edificio de departamentos. Entonces dieron dos días a los habitantes del edificio para desalojar el lugar, y lo derribaron para construir la autopista. Es un régimen sumamente dictatorial”. Tampoco hay TV por cable ni Direct TV en China, distracción mínima seguramente, para cualquier expatriado occidental al finalizar el día.
Todos los empleados comen juntos en el horario de almuerzo. Federico (que era el Jefe) almorzaba con sus compañeros de oficina chinos que apenas hablaban el inglés. Así que la comunicación era la necesaria para los temas de trabajo. “No escatimaban en flatulencias y eructos durante la hora del almuerzo” dice. También le sorprende que a la hora de comer parecía que “sumergían la cabeza dentro del plato” y escupían las sobras por todas partes.
La mayor parte de los vínculos y relaciones que lograron Federico y Josefina en su estadía en China fueron con extranjeros. Ellos vivieron un año y medio en una ciudad de la región cantonesa llamada Guangzhou.
En estos países, los tiempos y las formas de trabajo son muy diferentes a las de Occidente. Sumisos, en Oriente no cuestionan nada, mucho menos con alguien con un rango mayor. Tienen otros ritmos y manera de hacer las cosas. “A veces hay que repetir la cosas cuatro veces.”
En 2004, a pedido de la empresa, se mudaron a Saigón, Vietnam. Para su mejor acostumbramiento, les tocó una ciudad turística donde quedan huellas de la colonización francesa. En Saigón, hay restaurantes de primer nivel y bares de todo tipo. Federico tiene un contrato de tres años y medio, con posibilidad de ampliar cuando se cumpla ese plazo. Y Josefina,  que había empezado a dar clases de inglés y español en un colegio para extranjeros, consiguió trabajo en una consultora estadounidense de primer nivel en Selección de personal. En sus tiempos libres, Federico y Josefina han conocido Thailandia, Filipinas, Camboya, Laos y Hong Kong, lugares que les han encantado.
Pero…¿cuál es la diferencia entre un joven empleado argentino y un trabajador oriental? “Los argentinos están mejor capacitados y toman más decisiones por su cuenta en el trabajo. En Vietnam por ejemplo, son muy esquematizados, no hay lugar para interpretaciones sobre cómo se tienen que hacer las cosas”. En China, los jóvenes son muy técnicos sólo cumplen órdenes no tienen otro interés.
Otro fenómeno que comenta Federico, sobre la nueva economía en China, Vietnam o Indonesia, es la aparición de “nuevos ricos”. A ambos le sorprenden los contrastes que se dan en estos países con el avance del capitalismo y de la economía de consumo. “En Indonesia, por ejemplo, hay miles de personas que viven en chozas de hojas y madera como las que vemos en televisión, pero tienen un Mercedes Benz o visten camisas Versace.” Lo mismo pasa en China y en Hong Kong. “En Hong Kong algunas personas que viven, por ejemplo, en un departamento básico de 2 ambientes y tienen dos Ferraris”. Hay un alto consumismo en China, la gente gasta todo lo que puede en zapatos y ropa de primer nivel.
Con respecto a los beneficios que reciben los expatriados, Federico dice que no hay una misma regla para todos y a veces todo depende de cómo “se peleen” las cosas. El ha conocido a expatriados de distintos países y empresas como Adidas o HSBC, entre otras. Algunas empresas cubren gastos básicos del expatriado pero no de su grupo familiar, otras cubren todos los gastos. Por ejemplo Adidas les da 7500 dólares a sus expatriados para que hagan viajes turísticos durante el año.
Consultado sobre su opinión sobre el auge comercial de China, Federico dice "el boom es vender en China". "Adidas abre un local nuevo cada 3 días en el país, no paran de construir autopistas, se visten mejor y los Mac Donald’s están llenos. Hay 250 millones de personas de clase media alta que son sumamente consumistas y este número va creciendo".
Si bien Federico está sumamente satisfecho con la experiencia y el trabajo que ha podido desarrollar a través de SODESA SA., no niega que le gustaría trabajar en el futuro en su país y poder utilizar todos los conocimientos adquiridos en estas culturas, en su propia tierra.

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