WASHINGTON. En medio de la terrible recesión que vive Estados Unidos, que ha destruido casi tres millones de empleos, las Fuerzas Armadas están recibiendo más solicitudes de voluntarios de lo que necesita, aunque no siempre con el perfil que desea.
Según fuentes del Pentágono, el Ejército sigue teniendo dificultades para reclutar a menores de 24 años y la Guardia Nacional no acaba de cubrir las vacantes para sus empleos a tiempo parcial.
Pero pese a estas circunstancias, en el 2008 el Ejército, la Fuerza Aérea, la Infantería de Marina y la Marina de Guerra cumplieron o superaron sus metas de reclutamiento, algo que no ocurría desde 2004. Y la concurrencia de voluntarios al parecer está acelerándose.
El Ejército superó sus metas de reclutamiento en octubre, noviembre y diciembre -los tres primeros meses del período fiscal 2009- algo que no ocurría en este cuerpo y en la Infantería de Marina desde que en 2002 se intensificó el conflicto en Irak.
En ese trimestre el Ejército tenía la meta de reclutamiento de 11.300 voluntarios y acogió a 11.788. Para todo el período fiscal, que concluye el 30 de septiembre, la meta es de 78.000 nuevos soldados.
"Cuando la economía se debilita, aumenta la desocupación y escasean los empleos en la sociedad civil, el reclutamiento se hace más fácil", dijo Curtis Gilroy, director de política de ingresos en el Pentágono.
Bajo una nueva ley, a partir de agosto próximo los soldados con un mínimo de tres años de servicio activo podrán estudiar en cualquier universidad pública a cargo del Gobierno, o podrán usar el dinero para la matrícula en una universidad privada.
El Ejército y la Infantería de Marina -los dos cuerpos bajo mayor presión por los conflictos prolongados en Irak y Afganistán- han aumentado el número de sus oficinas de reclutamiento en todo el país.
El Ejército tiene aproximadamente 1,1 millones de miembros, de los cuales el 49 por ciento están en servicio activo, el 33 por ciento en la Guardia Nacional, y el resto en la reserva.
Pero Gilroy cree que también contribuye al nuevo flujo de voluntarios la noción de que ha disminuido la violencia en Irak.
Los nuevos reclutas encaran, sin embargo, la determinación del presidente Barack Obama de incrementar el contingente militar de Estados Unidos en Afganistán, en una guerra que comenzó hace más de siete años y para la cual nadie vislumbra un final.
En enero, el primer mes del trimestre en curso, hubo exceso de voluntarios reclutados en el Ejército, la Marina de Guerra, la Infantería de Marina, la Fuerza Aérea, y la Guardia Nacional de Fuerza Aérea y Marina, además de las Reservas de Ejército, Marina, e Infantería de Marina.
En cambio, la Guardia Nacional de Ejército recibió sólo el 88 por ciento de los voluntarios que esperaba.
Randy Noller, portavoz de la Oficina Nacional de Guardia Nacional, dijo que esas milicias -que están a las órdenes de los gobiernos de los Estados- tienen actualmente 366.009 soldados, lo cual excede su fuerza autorizada de 358.200, de modo que no preocupa a los mandos la escasez de voluntarios.
Otra razón para este déficit puede estar en que quienes ahora, en ausencia de otros empleos, miran a los cuarteles buscan un empleo de tiempo completo, con todos los beneficios sociales.
Los miembros de la Guarda Nacional prestan servicio un fin de semana al mes, y en ejercicios de dos semanas al año.
"Los voluntarios que se presentan dicen ‘no hay empleos, nadie está contratando’, y si alguien contrata no es por las horas suficientes como para darle de comer a la familia", dijo el sargento de primera Phillip Lee, en la oficina de reclutamiento de Bridgeport, Connecticut.
Lee dijo al diario "The New York Times" que le sorprendía el número de obreros de la construcción desempleados, y personas mayores de 30 años que han buscado enrolarse. La edad límite para ingreso en el Ejército es de 42 años.
El teniente general Benjamin Freaklin, jefe del Mando de Ingresos del Ejército, dijo que este cuerpo encuentra algunas dificultades para el reclutamiento de jóvenes entre 17 y 24 años de edad, debido en parte a los niveles de educación, los problemas de salud y las deficiencias de conducta.
Actualmente el 70 por ciento de los miembros del Ejército se ha graduado de la escuela secundaria, y el Pentágono ha fijado la meta de que llegue a 90 por ciento ese nivel de educación.
El año pasado el 83 por ciento de los nuevos reclutas tenía diploma de secundaria.