El camionero Hugo Moyano pidió "disculpas" a los gremios que se "sintieron molestos" por su estilo de conducción y los "gordos" e "independientes" afirmaron que no romperán la central obrera, aunque pudieron como condición que se avance en una "conducción colegiada" de la CGT.
La noticia llevó alivio en la Casa Rosada, que había hecho fuertes gestiones para contener el enfrentamiento sindical y evitar la ruptura, lo que hubiera complicado seriamente los planes oficiales de poner en marcha el diálogo económico y social.
"Ojalá Dios ilumine a aquellos compañeros que se han sentido un poco molestos, si alguna cosa hemos cometido, les pido disculpas, pero vengan a la CGT", subrayó Moyano, en momentos en que los denominados gremios "gordos" e "independientes" analizaban su posible alejamiento de la conducción de la central obrera en una cumbre paralela.
Luego de dos días de duros cruces entre el líder camionero y los jefes de los gremios "gordos", como Armando Cavalieri, de Comercio, u Oscar Lescano, de Luz y Fuerza, el titular de la CGT decidió bajar el tono de la confrontación y resaltó que "la casa de los trabajadores está abierta para todos los dirigentes".
"Simplemente, con toda la pasión que ponemos en todos nuestros actos, abrimos los brazos a todos. Vengan que los necesitamos, porque la casa de los trabajadores está abierta para todos los dirigentes, pero también para todos los trabajadores", sostuvo el camionero en un acto en la sede de la CGT en un intento por descomprimir tensiones.
Sin embargo, el secretario general de la central gremial no puso en duda su continuidad en la conducción y, al salir a saludar a los militantes que se reunieron frente a la sede de la central para darle su apoyo, afirmó: "No tengan dudas, hay Moyano para rato".
Apenas terminado el acto -que fue seguido por televisión en la sede del gremio de Sanidad que conduce Carlos West Ocampo- dieron su respuesta los "independientes", representados por el líder de los ferroviarios, Gerardo Martínez, y de UPCN, Andrés Rodríguez, y los "gordos", encabezado por Cavalieri, tras cuatro horas y media de reunión.
"No hay fractura y no nos vamos de la CGT", sentenció Rodríguez, aunque volvió a pedir un "cambio en la metodología personalista de la conducción" de la central obrera e insistió en la necesidad de que sea liderada por "un cuerpo colegiado".
Hasta tanto, el titular de UPCN aseguró que se mantendrán "en debate", al tiempo que manifestó que le parecían "bien" los dichos de Moyano porque -según dijo- "sus primeras declaraciones fueron descalificatorias".
Por su parte, Cavalieri también bajó el tono a la disputa pero sin dejar de mostrar un perfil intransigente hacia el líder camionero, y advirtió que "Moyano tiene que recapacitar porque él no está conduciendo a los camioneros, sino a toda la CGT".
A su turno, Gerardo Martínez, quien tiene una posición más moderada que los "gordos" respecto a Moyano, pidió que "vuelva a reinar el diálogo" y remarcó que "la concordancia es una responsabilidad permanente de los dirigentes".
Al ser consultado sobre la posibilidad de que los "gordos" y los "independientes" participen en el Consejo Económico y Social que convocará la presidenta Cristina Kirchner, Martínez respondió:
"Es nuestra responsabilidad estar".
Y es que parte del conflicto también surgió de la negativa de los "gordos" y los "independientes" a que sólo el moyanismo se sentara en la mesas de diálogo del Consejo del Salario y el Económico y Social en representación de toda la central gremial, especialmente luego del traspié del oficialismo en las legislativas, que contó con el pleno respaldo de Moyano.
Por ello, el riesgo de ruptura en la CGT no sólo cercó a Moyano -quien llegó a convertirse en uno de los pilares del Gobierno kirchnerista- sino que también complicó el intento del oficialismo de retomar la iniciativa política tras la derrota electoral mediante un llamado al diálogo a todos los sectores económicos.
De hecho, integrantes de la Rosada intervinieron con fuerza ante los "gordos" para tratar de impedir la posible ruptura, y ahora que todos los sectores de la CGT bajaron el tono del conflicto, sólo resta que llegue un acuerdo no sólo entre ellos, sino también con el Gobierno para definir cómo se ubicarán en la mesa de diálogo.