Discriminación en Citibank: la historia de Marcos

Marcos Jesús Meichtri tiene 40 años y es portador de HIV, que contrajo en 1997, según sus propias palabras, por mantener relaciones sexuales con otro portador del virus.
En 1996 entró a trabajar en una sucursal de Citibank Argentina donde ganó muchos premios como ejecutivo de cuentas, y logró varios ascensos en poco tiempo. Pero cuando la empresa se enteró que era portador de HIV,  sus jefes comenzaron a hostigarlo para que renuncie.
Por esto inició en 2003 una demanda por discriminación laboral, en la que la Justicia argentina falló a su favor otorgándole un resarcimiento de 100.000 pesos (unos 26.000 dólares).

Una buena carrera en una gran empresa

En 1993, Marcos Meichtri, de 24 años buscaba trabajo. Habló con una consultora de Manpower y le dijo: “Sólo llamáme para trabajar en Citibank”.  Le atraía la marca Citibank, como a tantos jóvenes que sueñan con dar todo a una gran empresa en la que puedan crecer.
Se presentó una vacante de medio tiempo en el sector establecimientos  y en 1994 lo pasaron a Ejecutivo de Cuentas a la nueva sucursal de Caballito.
“No tenía ninguna experiencia en ventas, y como me encantaba el trabajo gané muchísimos premios individuales y grupales, viajes a Brasil, de todo”.
A los 2 años lo ascienden de nuevo a Firma oficial autorizada al Banco Central y más tarde un nuevo ascenso a Oficial y finalmente a Subgerente de sucursal.
En cuanto a su vida personal, vale decir que en el trabajo no tenía problemas personales con nadie y todos sabían que es homosexual.
“Si alguien me preguntaba si tenía pareja, le decía el nombre de mi novio”.
Paralelamente a estos ascensos, en abril de 1996 un análisis de HIV que se hizo en forma particular dio positivo. Esta situación, no la comunicó a la empresa por entender que se trataba de un asunto personal.
“Estuve un año sintiendo todos los días que me estallaba la cabeza” dijo en relación a todo el proceso interno para aceptar que estaba infectado, averiguar sobre la enfermedad y empezar un tratamiento.
Si bien tiene goza de una excelente salud y nunca desarrolló la enfermedad,  para mantener un nivel de defensas y evitar resfríos e infecciones, los portadores de HIV tienen que tomar una larga lista de medicamentos.  Entonces comienza su tratamiento en la Obra Social Bancaria “Solidaridad”.  “Cuando los inmunodeprimidos nos engripamos tenemos que tomar medicamentos muy caros.”

La noticia

“Hasta 1997 todas mis evaluaciones de desempeño terminaban con la frase, Está capacitado para desempeñarse en un cargo superior”.  En ese año empezó la desregulación de las obras sociales y Citibank acordó con la obra social de Seguros pasar a todos los empleados. Pero Marcos no hizo el trámite para cambiar de Obra Social como el resto de los empleados de Citibank.
“Llevaba un año haciendo el tratamiento en Solidaridad. Tenía mi médico, no tenía problemas con los remedios. Tenía a alguien que me contenía y me conocía, no quería cambiar de Obra social”. Entonces  desde el departamento de recursos humanos empezaron las presiones. “Me llamaban todos los días a la sucursal preguntando el por qué de mi decisión. Me dijeron que estaba muy bien conceptuado y si el banco veía que los empleados no podían hacer lo que el banco necesitaba, podía tener problemas”. Cuando le preguntaban Marcos se las ingeniaba para dar excusas vagas o decía que simplemente no quería cambiar de O.S. sin  mayores explicaciones.
Cuando se abre una sucursal del ex Banco Mayo, a fines de 1998, que compró Citibank, otra posibilidad de crecimiento, a Marcos le confirmaron su ascenso a Gerente comercial; quien está a cargo de los ejecutivos de cuenta.
Pero los llamados insistentes continuaban.  “Les dije que no cambiaba de O.S. porque había empezado un tratamiento, sin decir cual era. Y se quedaron tranquilos por un tiempo.  Pasaron unas semanas y comenzaron los llamados de nuevo para saber cual era ese tratamiento. Hasta que les dije, soy portador de HIV.”

La prueba más contundente del juicio

A partir de aquí surge una de las pruebas más contundentes del juicio, que sirvió a la defensa para ratificar la acusación de despido por discriminación. Después de informar que era portador de HIV no le realizaron más la evaluación de desempeño y la relación con sus superiores cambió por completo.
Si bien pasó como estaba estipulado a la sucursal de Independencia y Entre Ríos (Cap. Fed.)  nunca se efectivizó el nombramiento a Gerente Comercial .  “Desde que supieron que tenía HIV, dejaron de evaluarme”.
En el juicio, el legajo sirvió a la Jueza para comprobar que la fecha entre la última evaluación de desempeño era anterior a la fecha en que informó de su enfermedad, y que nunca más volvieron a evaluarlo, lo que confirma el trato discriminatorio. Para las empresas, la gente que no es evaluada es un futuro ex-empleado.

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La relación con sus superiores

“La Gerenta de sucursal, llega un día y me dice: ‘Vos usás esto’ y me da vasos, platos y cubiertos descartables. Habiendo vajilla de cerámica que todos usaban, yo tenía que usar la descartable. También me prohibió tomar mate con mis compañeros como hacíamos siempre, al cierre de la sucursal”.
En este punto,  en 1999 es cuando empiezan los acosos, las indirectas, el hostigamiento y el trato discriminatorio, y más adelante la asfixia económica por parte de la entidad.
“Un día estaba tomando café en una taza de loza y me dijo la Gerenta: ‘Para vos están los vasitos descartables’. Entonces me paré y entré a su despacho y le dije unas cuantas cosas fuertes y que si me seguía molestando íbamos a terminar mal. Entonces me dijo en forma muy violenta  ‘Si no te gusta, levanto el teléfono y hago que te saquen’. Ese día fue el peor. Yo llegaba a casa llorando todos los días, no podía más.”
Las insinuaciones constantes, la violencia verbal, el trato desigual forman parte de las estrategias de los acosadores para rebajar a sus víctimas.
Más adelante, con la tenacidad y perseverancia de Marcos, que seguía sosteniendo “Llevo tatuado a Citibank” terminaría teniendo una relación más llevadera con esta Gerenta.
“Con mis compañeros siempre tuve la mejor relación. En ese momento no sabía si el problema era personal de la Gerenta o venía de arriba. Pensaba que todo iba a pasar. Venía de crecer en el banco, casi 4 años de ascensos y me autojustificaba. Más adelante, mantuvimos una charla serena y me dijo que tenía miedo porque tenía hijos. Pensé que era un problema de ignorancia. La relación de todos los días con mi jefa se fue apaciguando aunque el nombramiento nunca llegó”.
Por ser uno de los mejores vendedores, Marcos hacía el trabajo de Gerente comercial, estaba al frente de los ejecutivos de cuenta, pero en el recibo de sueldo seguía con una categoría (y sueldo) inferior. Con el correr del  tiempo los ejecutivos de cuenta a su cargo ganaban más que él y conseguían mejores posiciones.
“Las sucursales donde trabajé, aparecían en el ranking de las mejores en ventas de todo el país. Yo le vendía a todo el mundo. Siempre superábamos los objetivos, me llegaban cartas de Presidencia diciendo que había superado los objetivos del año a mitad de año. Después de informar de que era portador de HIV, me empezaron a discriminar. Una vez ganamos un premio por ventas, eran unas lapiceras muy caras que las entregaba en mano el Gerente regional. A todos los Gerentes se las entregó en mano, pero a mí me la mandó por correo”.
Quizás el congelamiento de su crecimiento tendría que ver con una estrategia para minimizar su moral y que renuncie o bien para ganar tiempo hasta que la empresa anuncie un plan de retiros voluntarios.
“A mí sólo me importaba el nombramiento. Me decían que el banco no crecía, que no me podían nombrar como Gerente Comercial aunque cumplía esa función. Pero luego le daban a otros las posiciones, incluso gente que yo le enseñé a trabajar.  Querían que me canse y me vaya. Cobraba la mitad de lo que me correspondía por el trabajo que hacía, ni pensaba hacerle juicio al banco, sólo quería el nombramiento.”
Así  y todo Marcos se refugió en el trabajo y en su tratamiento médico, mientras que las presiones y el maltrato fueron creciendo.

Insultos, maltrato y transferencias a sucursales lejanas

En 2001 con el escándalo del corralito, cambiaron la Gerenta de sucursal y asumió Patricia Menella que traía un claro objetivo bajo el brazo. Su accionar está probado en la causa, gracias a la declaración de varios ex empleados de la sucursal  que colaboraron en el juicio a favor de Marcos.
“Menella me insultaba delante de todos. Me llamaba maricón, maricota, puto, delante de mis compañeros e incluso de clientes. Por cualquier cosa que le preguntaba me respondía: ‘Si no te gusta te vas’.  Todo el tiempo usaba conmigo esa frase”.
Después de la fuerte embestida de la nueva Gerenta, que a todo o nada quería cumplir lo que nadie había podido, Marcos es transferido a la sucursal de Parque Patricios.
“Apenas llego, me anuncian que cierra esa sucursal en pocos días. La Gerenta de esta sucursal  (la misma de la vajilla descartable que también había sido transferida ahí) me dijo que no había posición para mí, que no podían reubicarme. Al mismo tiempo Patricia Mennella desde la otra sucursal me llamaba por teléfono para que tomase un retiro voluntario”.
Las maniobras de acoso y derribo, las presiones psicológicas, las estrategias para rebajarle la moral a alguien no son justificables de ninguna manera. Cabe destacar la convicción de Marcos en que no iba a renunciar por tener HIV y su perseverancia para seguir trabajando entre malos tratos y discriminación. Con el tiempo esta resistencia pasiva contra los acosadores y la propia empresa daría sus frutos.
Retiro voluntario
“Después de que se cierra la primera etapa de retiros voluntarios en 2002, me llaman de RR.HH. para decirme que yo había pedido un retiro voluntario. Dijeron que les llegó un mail con mi pedido. Le dije a la responsable de RR.HH. (que ya no trabaja en el banco) que era una equivocación. Que yo estaba bien en mi trabajo, que tengo tatuado Citibank y que muchas gracias. Hasta ese momento no había comunicado al banco formalmente que era portador de HIV. La sucursal cerraba en 10 días y yo no tenía destino. Entonces les mandé una carta documento comunicando mi situación y que guardasen confidencialidad sobre el tema. Entonces me citan para una entrevista con el médico laboral”.
En este punto se produce un malestar de Marcos, porque cree que la empresa ha violado, la confidencialidad expresada en dicha carta documento, en virtud de la ley 24.776 de Protección de Datos personales. No quería que ninguna otra persona más que las estrictamente necesarias supiesen de su situación personal.
La carta documento en ese momento fue una buena jugada, que logró que el banco no lo deje en la calle y finalmente lo reubicase: del barrio Monserrat (Centro) a San Miguel (GBA).
“Los primeros días de trabajo en la sucursal de San Miguel, transcurrieron normalmente hasta que mis compañeros me dicen que el Gerente (por órdenes de arriba) los había reunido para decir que le mandaban un homosexual con SIDA que era un clavo porque no podían echarlo por su condición”.
Una vez más la entidad no había respetado su derecho a la confidencialidad, y llama la atención el trato despectivo y grosero de un tema tan delicado, la falta de tacto y de discreción.

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La estrategia de la asfixia económica

En 2002, en plena crisis post devaluación, corralito y corralón muchos empleados estaban endeudados con el banco. La mayoría de los bancos ofrece a sus empleados, créditos al banco a tasas preferenciales (algunos a tasa cero) como un beneficio laboral. En la mayoría de los casos este beneficio actúa como estrategia de retención, ya que el crédito se otorga mientras el empleado trabaje en la institución.
Pero en este caso el préstamo fue utilizado como una acción más de presión y asfixia económica.
“Todos mis compañeros solicitaron al banco la refinanciación de sus préstamos, porque la situación económica era muy complicada. A todos les refinanciaron la deuda menos a mí que tenía una hipoteca y otras deudas. Como fui el único al que no le refinanciaron la deuda, decidí vender la casa con la hipoteca para pagar otras deudas. Con la reserva del comprador y todo listo para realizar la operación, el banco se niega a pasarle al escribano el monto de la cancelación. Entonces se cayó la venta, no se pudo hacer. Tuve que devolver la reserva, fue desesperante.”
En este punto hay que recalcar que durante toda la entrevista Marcos dijo que siempre estuvo muy contenido por su familia y un grupo muy grande de amigos  y compañeros de trabajo que lo apoyaron en todo este proceso tan complejo de una persona que es hostigada en su trabajo para renunciar y a la vez tiene que lidiar con un tratamiento médico.
Hoy Marcos, se dio cuenta como pensaba la empresa en ese momento. Con el sueldo congelado, sin aumentos, ni posibilidad de vender la casa, porque el banco no da el ok para la operación, no le refinancia la deuda, no quedaba otra que tomar lo primero que le ofrezcan: el retiro “voluntario”.

Nuevas presiones

“Después de Daniel, tuve otro Gerente de sucursal en San Miguel, que venía todas las mañanas con el diario y me decía que tenía que tomar el retiro voluntario y marcaba en el diario cybers  y otros negocios para mí”. Como tenía la firma autorizada, Marcos firmaba docenas de documentos en nombre de Citibank por semana.   “Con la persecución que sufría, pensaba que me iban a hacer una cama. Yo trabajaba y firmaba documentación permanentemente”.
En marzo de 2003, se abre la 2da etapa de retiros voluntarios y Marcos, acepta finalmente después de soportar una guerra psicológica desde principios de 1998.
“Al firmar el retiro pregunté al Gerente Regional si podía firmar en disconformidad. Y me dijo: ‘Firmalo como quieras, de todas formas, ¿a quien le vas a hacer juicio si dentro de poco ninguno va a estar en el banco?’
Es extraño que una persona del rango de un Gerente regional no sepa que los juicios se hacen a las empresas o a los empleados en particular, estén donde estén. Quizás pensaba que la empresa se iba del país, ya que en esa época con cacerolazos en las puertas de las sucursales, después de haberse apropiado de los ahorros de sus clientes, la mayoría de la población argentina creía que los bancos extranjeros se irían del país.
“Si yo le inicio un juicio se lo voy a iniciar a Citibank por haber tenido gente tan inepta para trabajar como vos”, le respondió Marcos que ya para esa altura estaba seguro de los pasos a seguir.

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Citibank se niega a cooperar con  la Justicia argentina

“Cuando me fui estaba re caliente. Fui a unos cuantos estudios jurídicos muy importantes y me decían: “Contra Citibank no”. Nadie quería tomar mi caso. Me decían que era imposible de probar la discriminación”.
Salvando las diferencias del caso, esta parte de la historia recuerda a la película Filadelfia, donde Tom Hanks recorre estudios jurídicos para enjuiciar a su empleador pero ningún estudio quiere enfrentarse a una corporación gigantesca.
“En Noviembre de 2003, iniciamos con mi abogado, el Dr. Atienza una demanda civil por discriminación. En la audiencia 360, la jueza me dice que no hablemos de discriminación hasta tanto esté probada.  Se abrió el período de prueba de 60 días donde presento documentos y testigos. Citibank  no presenta nada.
La jueza solicita mi legajo y la empresa no responde. En total liberó 3 oficios pidiendo mi legajo. La última vez los intimó a que si no acataban la orden judicial,  iban a buscar con la fuerza pública al Presidente de Citibank Argentina. En total fueron más de 2 años, que la Justicia le pidió mi legajo y la empresa  no respondió”.
Ya con la presentación del legajo y los testigos por parte del banco (los mismos acosadores) empieza el juicio. Lo que no se entiende de la anterior situación es que una corporación tan importante se niegue a colaborar con la Justicia local. Habrá que ver si en USA a pedido de un Juez  Citibank tarda 2 años en responder al magistrado.
“En medio del juicio,  Citibank me inicia una demanda penal por estafa. Salí sobreseído en la causa. Era un juicio que tenía el banco con un tercero y había un papel firmado por mí. Tuve que poner un abogado penal, que me salió carísimo. Quisieron desprestigiarme.”
Los jueces otorgaron un resarcimiento de 100.000 pesos, unos 26.000 dólares (más las costas legales) al demandante, que ganó en 1era instancia. Los abogados de Citibank acaban de presentar un recurso extraordinario para revocar la sentencia, que los 3 jueces rechazaron por unanimidad.
La hermana de Marcos también trabajaba en Citibank. Cuando salió la demanda a favor de su hermano, casualmente le informaron que la cambiaban a un puesto de menor categoría o tomaba un retiro voluntario. Y optó por lo último.

LosRecursosHumanos.com: ¿Por qué no querés dar los nombres de los acosadores?
Porque vinieron a declarar como testigos del banco y fueron objetivos. Dijeron que yo era un excelente empleado.

LosRecursosHumanos.com:   ¿Y Patricia Menella, la Gerenta de sucursal que te denigraba delante de todos?
Es una mentirosa y estamos evaluando con mi abogado iniciarle acciones penales por falso testimonio. Dijo en el juicio que ella se ocupaba de mí, que me conseguía remedios y que yo era un desastre. Me ensució todo lo que pudo. Quizás esta persona era victima de la empresa y sufrió amenazas para presionarme. Mi intención no es arruinarle la vida a nadie. Pero yo no hubiese actuado de la misma forma.

LosRecursosHumanos.com: ¿Como te sentís ahora que ganaste el juicio?
No me importa el dinero, que tampoco es tanto. Me alegra saber que la Justicia funciona. Y si a alguien le pasa lo mismo, espero que con este fallo, pueda tener herramientas distintas a las que tuve yo para poder accionar. El juicio fue muy estresante, no sabía si el banco iba a comprar al Juez, no sabía que podía a pasar. Ahora voy ir a la ONU a llevar mi caso para sentar un precedente internacional.

 

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