La organización advirtió que más de la mitad de los 2,5 millones de desocupados de la eurozona se encuentra en España. El índice de desempleo en ese país aumentó a 19,9% en mayo de 2010.
Más del 50 por ciento de los desempleados de los países del euro viven en España, donde desde el inicio de la crisis financiera, a fines de 2007, se han perdido 2,5 millones de puestos de trabajo, informó hoy la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En su informe sobre perspectivas laborales para 2010, la institución indica que en toda la zona OCDE hay 4,6 millones de desempleados. La tasa española aumentó 11,1 puntos porcentuales hasta el 19,9% en mayo de 2010, el mayor incremento registrado.
A ello se suma que una de cada cuatro personas en paro lo está desde hace más de un año, lo que implica una gran cantidad de trabajadores en riesgo de perder contacto con el mercado laboral.
La respuesta del empleo a la caída de la producción fue mucho mayor en España que en otros países de la OCDE, según el informe.
El Producto Bruto Interno (PBI) cayó en términos reales 4,5 puntos porcentuales desde su nivel más alto (primer trimestre de 2008) al menor (en el tercer trimestre de 2009), lo que es menos que la media de la OCDE, que fue de 5,8 puntos porcentuales. Sin embargo, el empleo cayó 8,6 puntos porcentuales, frente a los 1,6 de media en el bloque.
En gran medida eso se debe al estallido de la burbuja inmobiliaria en España, problema que enfrentan los Estados Unidos e Irlanda, pero también al hecho de que el mercado de trabajo español se ha adaptado a la recesión mediante la reducción de empleo en vez de a través de una combinación de reducción de empleo y horas.
En contraste, en Alemania, Corea del Sur, Noruega, Australia o Eslovaquia el ajuste se produjo en un 95% con una reducción de la media de horas trabajadas por empleado.
En España la media de horas trabajadas se incrementó levemente durante la recesión, y los salarios reales por hora aumentaron asimismo, pese a la subida del paro.
La legislación de protección del empleo que existe en el país no ayuda a suavizar las fluctuaciones cíclicas de la actividad económica, señala el informe, que indica que pese a las numerosas reformas de los últimos 15 años, los costos laborales por trabajador siguen siendo altos y por tanto favorecen la temporalidad, que llegaba al 30% ya antes de la crisis.
Ello facilita además la pérdida de empleos, porque las empresas sencillamente no renuevan los contratos. Los contratos temporales cayeron un 8% en 2008 y un 18,4% en 2009, constituyendo "el principal, sino el único, margen de ajuste de los empleadores", sentencia la OCDE.
El organismo cree que la recuperación está en camino, pero insta a realizar una amplia reforma laboral y señala que las medidas al respecto diseñadas por el gobierno en junio son un paso en la buena dirección.