MOSCÚ. Rusia suprimirá más de 100.000 empleos públicos de aquí a 2013, con el objetivo de reducir la burocracia y la corrupción que ésta conlleva y aliviar su déficit presupuestario mediante el ahorro de unos 1.300 millones de dólares (994 millones de euros).
"Prevemos suprimir más de 100.000 empleos públicos en un lapso de tres años", declaró este lunes el ministro de Finanzas, Alexei Kudrin, citado por las agencias de prensa rusas. Según este responsable, el Estado ahorrará 43.000 millones de rublos (1.300 millones de dólares) con esa medida.
En 2009, el presupuesto del Estado ruso fue deficitario por primera vez en diez años, con un pasivo del 5,9% del PIB (Producto Interior Bruto), a pesar de la recuperación de los precios del petróleo.
Con el mismo objetivo de reducir el déficit, el gobierno anunció recientemente una nueva ola de privatizaciones, la más importante después de la de los años 90, que debería aportar unos 50.000 millones de dólares en los próximos cinco años.
A finales de junio, el presidente ruso, Dimitri Medvedev, había pedido reducir en un 20% el número de empleados públicos durante los próximos tres años, en un país minado por la corrupción, especialmente en el seno de su burocracia.
"Nuestro objetivo principal no se resume solamente en recortar en un 20% el número de funcionarios, sino que consiste en mejorar la eficacia de su trabajo y de los órganos del poder estatal", declaró este lunes Medvedev, para quien una reducción periódica en el sector de la función pública es indispensable.
El número de funcionarios aumentó en 130.00 en los últimos cuatro años, según cifras brindadas por el ministro de Finanzas. "Todos hemos trabajado en el Gobierno, en la administración presidencial y lo sabemos: uno reduce, reduce, pasan seis meses y uno se encuentra de nuevo con el mismo número" de funcionarios, indicó Medvedev. Es por ello que "resulta indispensable una supresión periódica con el objetivo de que el número (de empleados públicos) no aumente", precisó.
El número de funcionarios creció claramente desde la llegada al poder de Vladimir Putin, en 2000, hasta alcanzar 1,5 millones de personas.
Esta estructura pública con tantos efectivos es terreno de una corrupción endémica en Rusia, que vuelve muy difícil la modernización del país prometida por Medvedev, estiman los analistas.