Según un informe elaborado por IE Business School, España vive una nueva fuga de talento por el estrés emocional debido a que más del 50% de los ejecutivos españoles se plantean irse de España para mejorar sus condiciones profesionales.
Este estudio, elaborado por alumnos del Executive Master en Dirección Comercial y de Marketing del IE Business School y bajo la supervisión del profesor Roberto Álvarez del Blanco y la colaboración del Dr. Luis Rojas Marcos de la Universidad de Nueva York, cuenta con la participación de más de 235 directivos de las principales empresas españolas durante los meses de febrero, marzo y abril del 2011.
El 55,7% de los directivos encuestados afirman que están dispuestos a abandonar su trabajo y lugar de residencia, y el 40% de los mismos no elegirían España como primera opción. Según los expertos, esto supone un reto importante para el estado, instituciones y empresas españolas para evitar perder el tren de la competencia y la competitividad ya que hay otros países como Alemania que ya están dispuesto a captar este talento cualificado.
Las circunstancias actuales han provocado la aparición de una nueva generación de directivos pesimistas denominada Desánimo Subprime (G-DS) marcada por una crisis financiera internacional que ha traspasado fronteras. Según los expertos del IE, atrás ha quedado el optimismo de los países industrializados para dejar paso a una sociedad atenazada con una baja autoestima social. La inseguridad y la indefensión se abren camino en una situación de incertidumbre general que traspasa el ámbito económico para generar estados de ansiedad y estrés en la población.
Otras de las principales conclusiones del estudio es que el 40,6% de los ejecutivos españoles toma decisiones sumido en el enfado y la irritación. En este sentido, en cuanto a si las emociones influyen en el ámbito profesional, el 36,8% y el 33% consideran que afectan “mucho” a su relación con los compañeros de trabajo y con superiores o accionistas, respectivamente. En este apartado, el 34,6% de los encuestados cree que los estados de ánimo influyen “mucho” en su disposición para asumir riesgos y el 31% opina que “muy poco” en su relación con los clientes.
La encuesta también plantea a los ejecutivos que puntúen las emociones que experimentan con mayor frecuencia por la situación económica actual, y las que experimentaban hace 3 años. A este respecto, mientras que hace 3 años el 49,8% asegura sentir “casi siempre” alegría, este porcentaje disminuye a día de hoy al 25,9%
En la actualidad, el 48,9% experimenta tristeza “regularmente”, un porcentaje que se situaba en el 12 por ciento antes de la crisis económica. En líneas generales, la emoción vivida hoy con más frecuencia es la alegría, “regularmente” para el 34,9%; tristeza, “muy pocas veces” para el 48,9% y enojo “muy pocas veces” para el 40,9%. Hace tres años, los participantes en la encuesta sentían “casi siempre” alegría (49,8 por ciento) y “muy pocas veces” tristeza (69,5%).
Asimismo, la desmotivación es otra de las consecuencias del panorama actual, con un claro impacto en el rendimiento y productividad de los trabajadores, influenciados por el denominado “síndrome de las noticias de la noche”, que afecta directamente a la calidad en la toma de decisiones, al igual que la infelicidad.
Para lograr superar esta situación, los expertos recomiendan vincularse armoniosamente a las personas, lo que supone mejorar en el nivel de cooperación interpersonal y evitar el exceso de crítica diaria.
Tras analizar los resultados de la encuesta, el profesor de psiquiatría de la Universidad de Nueva York, Luis Rojas Marcos, explicó que el sentimiento de temor suele estar causado por la incertidumbre, y que la inseguridad y la duda continuadas nos atemorizan más que conocer las altas probabilidades de dificultades o amenazas concretas. “Cuanto más incapaces nos sentimos de planificar nuestro día a día, incluyendo la parcela del trabajo, más espacio dejamos abierto para que el estrés y el miedo sacudan el cimiento vital de la confianza. Quizá por esto, desde el amanecer de la humanidad, hemos destinado tantos esfuerzos a idear creencias, rituales y teorías que hagan el futuro más previsible, menos inseguro”, señala.
Para Rojas Marcos, en los momentos más duros y tormentosos, los lazos afectivos se convierten en “salvavidas”. De esta manera, mantener buenas relaciones dentro y fuera del ambiente del trabajo es una de las estrategias que recomienda para calmar o neutralizar el temor en la toma de decisiones, al igual que practicar nuestras funciones ejecutivas personales, como la introspección o la capacidad de observarnos internamente y entender nuestros pensamientos, emociones y actos, lo que supone enfocar el autocontrol o la aptitud para frenar conscientemente los impulsos.