El Observatorio Cetelem 2012 dedica en su nueva entrega especial atención a las clases medias europeas, a la postre, corazón de todas las economías continentales. Las encuestas se ajustaron a muestras representativas de la población nacional (mayores de 18 años) en doce países: Alemania, Eslovaquia, España, Francia, Hungría, Italia, Polonia, Portugal, República Checa, Rumanía, Reino Unido y Rusia. En total fueron más de 6.500 ciudadanos encuestados en muestras de al menos 500 individuos por país.
Las últimas conclusiones de este estudio sobre comportamientos de compra y tendencias de consumo reflejan un bajo estado de ánimo entre los ciudadanos europeos: sólo el 37% de ellos considera que su situación financiera ha mejorado en los últimos diez años. La crisis económica no ha sido indulgente y las clases medias se están resintiendo de sus duros efectos, aunque también están demostrando una gran capacidad de adaptación, al revisar y modificar sus prioridades.
Así pues el contexto económico incierto obliga a las clases medias europeas a ser prudentes. Paralelamente, y haciendo gala de su lucidez, gestionan sus gastos, ahorran más e invierten en el futuro de sus hijos. Los últimos cinco años han reflejado, además, una ligera bajada del poder adquisitivo en los países del oeste de Europa y limitaciones presupuestarias cada vez mayores (vivienda, sanidad, educación, etc.). Ello ha generado una reducción del presupuesto destinado a compras más cotidianas como la alimentación, el carburante o la ropa.
Sin embargo, y aunque la situación financiera sea extraordinariamente complicada, en el plano material la percepción de las clases medias europeas sigue siendo positiva. Sienten que han ascendido en el escalafón social y que ello ha permitido que sus hijos tuviesen acceso a condiciones de vida en general mejores que las de sus padres, tanto en materia de vivienda como de ocio, cultura, vacaciones… No obstante, los actuales ciudadanos europeos no auguran mejores tiempos para sus hijos.
En los países del este de Europa la esperanza de aumentar su nivel de vida efectivamente perdura, mientras que en los del oeste se afanan por mantenerlo; los signos de pertenencia a la clase media ya no son la propiedad de la vivienda o la gama del automóvil, sino la capacidad de financiar la sanidad, la jubilación y el futuro de los hijos. Solo Alemania sobresale del resto con la misma proporción de encuestados, ya que prevé un buen futuro para el país tanto mediante un aumento de sus ingresos derivados al trabajo, como mediante una reducción de sus gastos.
Los análisis y previsiones del Observatorio Cetelem 2012 se llevaron a cabo en diciembre de 2011, en colaboración con la sociedad de estudios y consultoría BIPE, en base a una encuesta barométrica de campo realizada en noviembre/diciembre de 2011 por TNS Sofres. Por motivos de coherencia entre países, y con el fin de ser lo más fieles posible a la realidad y así permitir comparaciones internacionales, la muestra del estudio se ha realizado en el 60% de la población europea que se encuentra entre el 20% más pobre y el 20% más rico.
El estado de ánimo de los europeos sigue a la baja…
El estado de ánimo de los europeos está por los suelos después del cuarto año consecutivo y se encuentra en niveles ínfimos, con una nota media de 3,8 sobre 10. Los españoles son los segundos ciudadanos más pesimistas con una calificación de 3,1, justo por encima de los portugueses, cuya moral se sitúa con una exigua de 2,6. Los alemanes, por el contrario, no han tenido jamás tanta confianza en las posibilidades de su país, ampliando la nota 5,8 de su optimismo en 2011 a 6,2 en 2012.
El 33% de las clases medias europeas, el 41% de las españolas, ahorrará más en 2012
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