Volver de las vacaciones renovado, con las pilas recargadas, mejor predispuesto que nunca hacia el trabajo, puede llegar a ser un ideal inalcanzable.
Por lo general, siempre ocurre lo contrario: aparece el choque entre lo placentero del retiro vacacional y la vuelta a la rutina de siempre, y esta situación puede generar una serie de síntomas psíquicos que hay que estar preparado para saber manejar.
Desgano, malestar, disconformismo, somnolencia. Replanteo sobre el trabajo, sobre el lugar donde se vive y sobre las rutinas cotidianas. Son algunos de los síntomas que suelen sentirse al volver de las vacaciones. Además, varios comentan que todo se vuelve pesado: las mañanas para levantarse, las rutinas del trabajo, los compañeros y en primer lugar, el jefe.
Una de las causas principales, sino la primordial, por la cual se manifiestan estos signos es el cambio. “Todo cambio implica un proceso de adaptación – aclara
Para que esto no suceda, se necesita ante cualquier cambio en la rutina un tiempo de reacomodación, de adaptación.
Otros de los problemas corrientes de los turistas es fantasear toda una vida en el lugar visitado. La psicóloga explica que es necesario darse cuenta de que, cuando las personas se van de vacaciones a otros lugares, son turistas.
“Vivimos como turistas: no tenemos ni obligaciones ni responsabilidades. Claro que, disfrutamos del lugar de otra forma, lo vemos lindo y hasta casi un paraíso. No falta quien piense que vivir en estos lugares sería lo ideal”.
Es aconsejable volver antes
El síndrome posvacacional generalmente disminuye a medida que se internalizan las actividades cotidianas. “Lo ideal es volver un poco antes de la reinserción laboral. Pero si esto no fuese posible, hay que tener en cuenta que costará un tiempo acomodarse nuevamente. Y que los primeros días puede aparecer malestar, cansancio, fatiga, desgano. Si el malestar general persiste, es posible que se haya instalado un estrés, pues la disconformidad no se siente solamente en el trabajo, sino en casi todos los ámbitos de la vida.