BERLÍN. A pesar de que los pedidos industriales son pocos y sus asalariados se encuentran en desempleo parcial, las empresas alemanas ya comienzan a agitar el fantasma de la escasez de mano de obra y reclutan en previsión de la post-crisis.
En Trumpf, una empresa familiar con sede cerca de Stuttgart (sudoeste), el 80% de los 4.500 empleados alemanes está en desempleo parcial desde julio pasado ante la falta de pedidos para sus perforadoras industriales y máquinas para cortar chapas.
Pero esta situación no impedirá al grupo contratar hasta junio próximo a 25 ingenieros recién salidos de la universidad y que irán a parar al desempleo parcial subvencionado por el Estado, explicó Ingo Schnaitmann, portavoz de la empresa. "Queremos evitar que se reproduzca la misma situación que en los años 90. En aquel momento nadie reclutó a raíz de la crisis y de repente cada vez menos jóvenes estudiaban ingeniería. Cuando la economía se reactivó nos faltaban diplomados", recordó.
El escenario se volvería a repetir de no ser porque la Agencia alemana de Empleo flexibilizó las reglas sobre el desempleo parcial para permitir que las empresas recluten en el contexto actual.
Y es que, a pesar de que la crisis se hace sentir con fuerza en Alemania y el país se prepara para una nueva subida del desempleo en los próximos meses, "siempre hay más ofertas de empleos para los ingenieros que candidatos", según Michael Stahl, encargado de las cuestiones de formación para la Federación de Industrias del Metal y la Electrónica, Gesamtmetall.
La federación de empleados BDA hablaba recientemente de una carencia de 60.000 especialistas, casi todos en los oficios técnicos.
Por ello, las federaciones como Gesamtmetall hacen todo lo posible para garantizar que las empresas dispongan de suficientes jóvenes ingenieros y obreros especializados cuando llegue la hora de la reactivación, algo que por ahora no parece cercano.
En Baviera (sur), la sección regional de Gesamtmetall creó una suerte de empresa de trabajo temporario que recluta a los jóvenes diplomados al final de sus estudios y luego los "presta" a las empresas que los necesitan haciéndose cargo de sus salarios. "De este modo no están a cargo de las empresas", explica Stahl.
Los bancos, muy celosos ahora sobre las condiciones de otorgamiento de crédito, se oponen a nuevas contrataciones en ciertas compañías, aunque no por ello haya desaparecido la necesidad de mano de obra calificada, continúa Stahl.
Una vez que se acabe lo más duro de la crisis, los jóvenes contratados deberían ser reclutados por sus empleadores de hecho.
El desafío es que los jóvenes diplomados "no pierdan sus conocimientos y que no se vayan a otros sectores", concluye Holger Wuchold, de la federación sectorial de máquinas-herramientas VDMA.