El nivel de los profesionales argentinos y la habilidad empresaria le permitió abrirse paso en el mundo. Empezaron a competir con las extranjeras en el mercado interno. Hoy ganan licitaciones en el exterior. Tienen presencia en 16 países, y van por más.
La industria del software y los servicios informáticos ha pegado un gran salto en la calidad de los productos, que se vio reflejado en el creciente interés de empresas importantes de diferentes países por adquirir tecnología nacional. Fruto de este crecimiento son las 84 oficinas de empresas argentinas de software distribuidas en 16 naciones, que emplean a 1.200 personas en el exterior.
Las cifras se desprenden de un estudio realizado por la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI) entre 230 firmas. Si se suman los joint venture, canales de distribución y reventa, la presencia argentina en el exterior es aún más fuerte.
Durante los últimos 2 años, el nivel de empleo de esta industria creció a un ritmo tan vertiginoso que casi llega a duplicarse, ya que en 2003 había 18 mil profesionales empleados y este año la cifra superará los 30.000.
Este crecimiento se vio acompañado por el sostenido crecimiento del mercado interno que, en todo 2005, superará los $3.500 millones, y por un fuerte incremento del nivel de exportaciones que pasará la barrera de los $700 millones a fin de año.
En diálogo con Hoy, el presidente de la CESSI, Carlos Pallotti, subrayó que, en la actualidad, el desarrollo de la industria del software tiene una importancia estratégica para el país, “porque es una industria que tiene un efecto derrame sobre el resto de las industrias porque agrega un valor a todos los procesos productivos de cada una. Cuanta más tecnología produzca el país, mayor crecimiento productivo tendrá la macroeconomía argentina”.
Agregó: “La Argentina tiene un marco de competitividad que la ubica entre los países protagonistas en el mundo del software. Es una industria joven que viene trabajando muy fuertemente en conjunto con el sector público, desde hace varios años, y esa labor ya dio sus frutos: tras los debates en los foro de competitividad promovidos por la secretaría de Industria de la Nación, se desarrolló un plan estratégico para el sector hasta 2014, que contiene acciones y estrategias conjuntas para lograr mayor crecimiento económico”.
Para el crecimiento del nivel de empleo en la industria, Pallotti tuvo una explicación: “Tiene mucho que ver por la calidad de sus profesionales, que siempre se ha destacado en agregar valor al software desde la creatividad y la capacidad de adaptación de sistemas”.
Así, tras años de esfuerzo, la Argentina se ha convertido es un fuerte productor de software de agroindustria, videojuegos y entretenimiento, soluciones web, comercio electrónico, educación a distancia, manufactura, salud, entre otros muchos.
En declaraciones a Hoy, Adrian Brcic, CEO de Unisolutions, “el software es una industria de mucha importancia para la economía de un país, porque genera productividad y desarrollo de potencialidades que permiten un crecimiento de toda la industria de un país. Por eso, representa una oportunidad única para los países que poseen un alto nivel de profesionales como es el caso de Argentina, ya que se trata de una industria donde es enteramente cerebro-intensiva, es decir, que depende exclusivamente de los recursos humanos”.
Federico Gurban, Director Comercial de Intelap, afirmó a Hoy que la Argentina tiene en este momento “la oportunidad de pasar a ser líder regional y uno de los principales productores de software en el mundo, dado la excelente capacitación de su gente, la incorporación de las últimas tecnologías en años recientes, de forma más económica que países más desarrollados y con la mejor calidad”.
De lo expuesto por la industria, el software argentino forma parte de la discusión de las compañías en el mundo que están apostando a un nuevo desarrollo.
Esto demuestra que el software argentino no es sólo competitivo por un beneficio cambiario que es de coyuntura, sino que es tenido en cuenta por la calidad de su resultado y sus servicios adicionales.
Argentina: la industria nacional del software se perfila como la mejor de la región
El nivel de los profesionales argentinos y la habilidad empresaria le permitió abrirse paso en el mundo. Empezaron a competir con las extranjeras en el mercado interno. Hoy ganan licitaciones en el exterior. Tienen presencia en 16 países, y van por más.
La industria del software y los servicios informáticos ha pegado un gran salto en la calidad de los productos, que se vio reflejado en el creciente interés de empresas importantes de diferentes países por adquirir tecnología nacional. Fruto de este crecimiento son las 84 oficinas de empresas argentinas de software distribuidas en 16 naciones, que emplean a 1.200 personas en el exterior.
Las cifras se desprenden de un estudio realizado por la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI) entre 230 firmas. Si se suman los joint venture, canales de distribución y reventa, la presencia argentina en el exterior es aún más fuerte.
Durante los últimos 2 años, el nivel de empleo de esta industria creció a un ritmo tan vertiginoso que casi llega a duplicarse, ya que en 2003 había 18 mil profesionales empleados y este año la cifra superará los 30.000.
Este crecimiento se vio acompañado por el sostenido crecimiento del mercado interno que, en todo 2005, superará los $3.500 millones, y por un fuerte incremento del nivel de exportaciones que pasará la barrera de los $700 millones a fin de año.
En diálogo con Hoy, el presidente de la CESSI, Carlos Pallotti, subrayó que, en la actualidad, el desarrollo de la industria del software tiene una importancia estratégica para el país, “porque es una industria que tiene un efecto derrame sobre el resto de las industrias porque agrega un valor a todos los procesos productivos de cada una. Cuanta más tecnología produzca el país, mayor crecimiento productivo tendrá la macroeconomía argentina”.
Agregó: “La Argentina tiene un marco de competitividad que la ubica entre los países protagonistas en el mundo del software. Es una industria joven que viene trabajando muy fuertemente en conjunto con el sector público, desde hace varios años, y esa labor ya dio sus frutos: tras los debates en los foro de competitividad promovidos por la secretaría de Industria de la Nación, se desarrolló un plan estratégico para el sector hasta 2014, que contiene acciones y estrategias conjuntas para lograr mayor crecimiento económico”.
Para el crecimiento del nivel de empleo en la industria, Pallotti tuvo una explicación: “Tiene mucho que ver por la calidad de sus profesionales, que siempre se ha destacado en agregar valor al software desde la creatividad y la capacidad de adaptación de sistemas”.
Así, tras años de esfuerzo, la Argentina se ha convertido es un fuerte productor de software de agroindustria, videojuegos y entretenimiento, soluciones web, comercio electrónico, educación a distancia, manufactura, salud, entre otros muchos.
En declaraciones a Hoy, Adrian Brcic, CEO de Unisolutions, “el software es una industria de mucha importancia para la economía de un país, porque genera productividad y desarrollo de potencialidades que permiten un crecimiento de toda la industria de un país. Por eso, representa una oportunidad única para los países que poseen un alto nivel de profesionales como es el caso de Argentina, ya que se trata de una industria donde es enteramente cerebro-intensiva, es decir, que depende exclusivamente de los recursos humanos”.
Federico Gurban, Director Comercial de Intelap, afirmó a Hoy que la Argentina tiene en este momento “la oportunidad de pasar a ser líder regional y uno de los principales productores de software en el mundo, dado la excelente capacitación de su gente, la incorporación de las últimas tecnologías en años recientes, de forma más económica que países más desarrollados y con la mejor calidad”.
De lo expuesto por la industria, el software argentino forma parte de la discusión de las compañías en el mundo que están apostando a un nuevo desarrollo.
Esto demuestra que el software argentino no es sólo competitivo por un beneficio cambiario que es de coyuntura, sino que es tenido en cuenta por la calidad de su resultado y sus servicios adicionales.