Tienen muchos nombres a veces conocidas como “el terror de las empresas”. A menudo se las conoce como “las 4 grandes” son las auditoras más grandes del mundo: Ernst & Young, KPMG, PwC y Deloitte.
En un documental reciente de la Deusche Welle revela el transfondo de la quiebra del gigante financiero alemán Wirecard que inflaba los balances mientras era auditado exitosamente desde hace diez años por Ernst & Young. Los accionistas alemanes y de otros países preparan una demanda colectiva contra la auditora.
El poder de “las Big Four” en las economías
Su profundo conocimiento sobre empresas, sectores de la economía y leyes tributarias convierte a estas auditoras en expertas imprescindibles para las empresas.
Las acusan de ser demasiado influyentes y ejercer lobbys para cambiar normas y legislaciones. Las “Big Four” son las responsables de la revisión de los balances anuales de las empresas.
Para inversores, consumidores, reguladores y actores sociales es de vital importancia confiar en la información que se recibe de las grandes empresas. ¿Cumplen las grandes auditoras con ésta tarea? ¿O por el contrario esconden más de lo que informan?
En 2020 un escándalo protagonizado por la empresa Wirecard sacudió a Alemania. La niña mimada de la bolsa era una empresa fraudulenta sin igual.
Ernst & Young auditó durante 10 años los balances de Wiredcard y a pesar de haber realizado numerosas advertencias a la empresa por malas prácticas corporativas siempre certificó sus balances anuales o le dió “un visto bueno ilimitado” como asegura el especial de la Deustche Welle.
Cada nuevo escándalo arroja un manto de dudas sobre las grandes auditoras. ¿Trabajan de manera negligente? ¿Por qué ocurren errores que se daban hace cien años?
“Para realizar una buena auditoría sólo hay que ser independiente” dice Saila Stausholm Economista de la Business School de Copenhague.
Las Big Four contra las cuerdas.
Auditorías bajo sospecha
Wirecard destruyó en una jornada un valor bursátil de 10.000 millones de euros. La empresa en ascenso colapsó repentinamente. ¿Cómo nadie se percató que la empresa de servicios financieros adulteraba sus balances?. El Ministerio de Finanzas alemán culpa a las auditoras.
Otro escándalo financiero de una de las “cuatro grandes”
Junto con KPMG, PwC y Deloitte se las conoce como “las cuatro grandes” o “las Big Four”; las auditoras contables más importantes del mundo. En total emplean a más de 1 millón cien mil empleados en 150 países y auditan los balances de casi todas las grandes empresas.
La experta Saila Stausholm investiga desde hace años a las “cuatro grandes” y su significado para la economía y la sociedad. “La auditoría es algo obligatorio, es indispensable para que una economía de mercado funcione bien”, dice.
Las grandes empresas deben someter sus balances a una auditora independiente para asegurar a inversores que la informacion que ofrecen es fiable.
¿Por qué se hacen auditorías externas?
En la crisis económica y financiera mundial de 1929 muchas empresas y bancos ocultaron su mala situación. También en Alemania centenares de miles de personas pedieron su trabajo y su dinero. El vocero del Instituto de Auditores de Alemania, Klaus Peter Naumann dice que en ese contexto en 1931 se impuso por obligación que las empresas se sometieran a una auditoría; la tarea fue encomendada a las auditoras.
La globalización impulsó la economia. Las empresas crecieron enormemente y se expandieron a nivel internacional y las auditoras también se adaptaron. En los años 80, ocho auditoras dominaban el mercado internacional; se fusionaron y surgieron “las seis grandes” y después del escándalo de Arthur Andersen, quedaron cuatro.
La auditoría externa debe velar por la veracidad de la información
El Instituto Alemán de Auditoría, desarrolla las normas por las que rigen las auditorías sobre información financiera, operacional y administrativa de las empresas. Representa los intereses de más de mil auditoras, también las cuatro grandes. “La ley obliga al auditor a certificar la información de los estados contables”, dice Naumann.
Los auditores deben mantener una posición crítica durante todo el proceso de revisión de la empresa a auditar. Su forma de proceder está claramente reglamentada.
El objetivo de la auditoría es descubrir errores en la rendición de cuentas externa. Tanto si surgen por fraude como si no.
En la rendición de cuentas la empresa muestra sus cifras definitivas. Los auditores revisan por donde entra dinero a la empresa y por donde sale; si hacia cuentas bancarias, marketing, gastos de operación o compras de empresas. Mientras más grande es la empresa más complejos son los flujos de dinero. Como las auditoras no pueden revisar toda la compañía se concentran en un sector específico; allí donde suponen el mayor riesgo. Los auditores comparar las cifras entregadas por la empresa con los flujos de dinero reales y compueban que, para cada transacción haya un motivo razonable. Si en el balance anual las cifras son correctas para la auditora, ésta otorga su visto bueno, que se convierte en un sello de calidad para la empresa.
En el caso entre Wiredcard y E&Y se confió durante muchos años en los números que presentaba la empresa.
El caso Wirecard
Wirecard era un procesador de pagos electrónico con sede en Munich y era conocida como una “fintech estrella” y se ganó un lugar en el DAX la bolsa alemana en 2018 cuando llegó a cotizar 23 mil millones de dólares de capitalización bursátil.
Los productos de Wirecard facilitaban los pagos por e-commerce en todo el mundo en segundos, se podía enviar dinero con cuentas virtuales.
Financial Times denunció numerosas veces las maniobras de Wiredcard para inflar el precio de sus acciones. Por esto fue demandado por presionar para que bajen las acciones de la empresa.
BaFin, la Comisión de Bolsa y Valores de Alemania, comenzó a investigar las afirmaciones de que las revelaciones eran parte de un plan de vendedores en corto que buscaban manipular el precio de las acciones de Wirecard. En 2018, los fiscales de Múnich presentaron una acusación contra un servicio de investigación financiera que había informado problemas con las prácticas contables de Wirecard. A principios de 2019, los fiscales presentaron una acusación formal contra los periodistas del Financial Times por manipulación de acciones. Ese mismo febrero, BaFin prohibió las ventas al descubierto de acciones de Wirecard, un paso sin precedentes.
Mientras tanto, la evidencia contra Wirecard seguía aumentando. A medida que aumentaba la embestida legal contra el Financial Times, el periódico en Marzo de 2019 publicó alegremente fotos de los “socios” de Wirecard en Filipinas.
Wirecard tardó hasta la primavera de 2020 en admitir que, de hecho, gran parte de sus ingresos probablemente no existían. Unos de los directivos el Presidente Marcus Braun renunció y fue arrestado por cargos de fraude y manipulación del mercado. El director de operaciones, Jan Marsalek, fue despedido en junio. Desapareció rápidamente, probablemente a Minsk, Bielorrusia, antes de fugarse probablemente a Rusia.
La verdad que surgió durante el colapso relámpago de la compañía en 2020 fue esencialmente lo que el Financial Times había expuesto en 2015, 2016, 2018 y 2019.
Los políticos, los reguladores y los medios alemanes simplemente no habían podido verlo. Como dijo Jürgen Trittin (1) exministro del gobierno y miembro del Partido Verde: “Nadie quería ver al emperador desnudo”.
Finalmente Wirecard estaba en números rojos, se declaró la bancarrota y los accionistas perdieron todo lo que habían invertido.
La investigación alemana sobre Wiredcard
Una comisión parlamentaria investigó el caso Wirecard; la comisión empezó su trabajo en Octubre de 2020. Durante 9 meses los diputados interrogaron a 110 testigos: una pregunta fue, si los audiotores de E&Y habían cometido algún error.
La Comision parlamentaria alemana creó un equipo especial de auditores independientes para revisar el trabajo de los audiores de Ernst & Young. El trabajo se plasmó en un contundente informe que describe en forma detallada todo el procedimiento de la auditora durante sus años con Wiredcard.
Del Informe Wambach se conoce que Wirecard adquirió en 2016 por millones de dólares un dudoso grupo empresarial de la India. Y surgió la sospecha de que los gerentes de Wirecard se habrían enriquecido con ese negocio.
Segun el informe, E&Y llevó adelante una investigación bajo el nombre Proyecto Ring y los auditores concluyeron que no recibieron de Wirecard las explicaciones que esperaban de por qué compraron tan caro ese grupo empresarial indio. El informe Wambach dice que E&Y amenazó con dejar de dar su visto bueno ilimitado o dar una aprobación “con restricciones” del balance incluso retirarse del todo de la auditoría de la empresa. Eso habría sido demoledor para Wiredcard. Estoa información se desprende de una carta que envió el Presidente de E&Y al Consejo de Admnistración de Wirecard en 2017. Pero aclara el periodista alemán Felix Holtermann del periódico económico Handelsblatt quien leyó el informe completo.
no sabemos exactamente qué sucedió en esos días pero E&Y finalmente dió su visto bueno sin límite alguno a Wirecard.
El Comité de investigación parlamentaria declaró que no encontraron documento de trabajo alguno sobre aclaraciones relevantes sobre el asunto. Aseguran que hubo conversaciones y directivas verbales para aprobar el ejercicio financiero. Pero no se hallaron documentos de por qué E&Y cambió su postura entre la carta que envió advirtiendo con aprobar con restricciones el balance contable y la certificación existosa del mismo. ¿Qué pasó en medio?
Los auditores de E&Y encontraron problemas graves una y otra vez en Wiredcard. En los protocolos del Consejo de Administracion de E&Y de 2019 a los que tuvo acceso el diario Handelsblatt los auditores señalaron: “Hay dudas sobre la integridad de los directivos”.
“Es una de las declaraciones más graves que puede formular un auditor”, dice Holtermann. A pesar de esto en 2019 E&Y otorgó un visto bueno total al ejercicio financiero de Wirecard aunque sus auditores consignaron en su informe unas investigaciones por fraude contra empleados de E&Y en Singapur.
Todos los balances de Wirecard mostraban un superavit financiero de miles de millones de euros. En todos los años de auditoría E&Y no buscó una confirmación independiente de la existencia de unos fondos fiduciarios que Wirecard decía tener y después de la quiebra no aparecieron.
E&Y envió un descargo por escrito a la Deutsche Welle sobre este tema:
Se diseñó una compleja red criminal para engañar a los inversionistas, los bancos, la inspección financiera, al consejo de administración y los auditores… a pesar de sus cuidadosas y exhaustivas indagaciones.
Otros casos de fraude de empresas auditadas exitosamente
Flowtex era una empresa que vendía máquinas de perforación horizontal entre 1994 y 1999 infló su balance anual con ventas ficticias; aparentemente los auditores de KPMG no se percataron de que ocurriese nada extraño. La empresa quebró dejando a proveedores y accionistas sin nada.
El daño fue de casi 5000 millones de marcos alemanes. Hasta ahora fue el mayor caso de criminalidad económica en Alemania.
En EE.UU. la energética ENRON inventó ganancias durante años, los auditores de Arthur Anderesen en ese momento la número 5 de las Big Five siempre aprobaron los balances.
ENRON quebró y se supo que altos directivos de Arthur Anderesen eliminaron sin permiso documentación clave de la empresa. Tras el escándalo Arthur Anderesen perdió la licencia para auditar empresa de la bolsa y desapareció.
El Banco de inversión estadounidense Lehman Brothers se declaró en bancarrota en 2008. Durante años se valió de trucos para maquillar su situación financiera. Sin embargo, la auditora E&Y daba por buenos sus balances. Pero en 2008 Lehman Brothers colapsó en una montaña de deudas y desató la peor crisis económica y financiera que haya conocido Estados Unidos desde la II Guerra Mundial.
Referencias:
https://newrepublic.com/article/162084/weird-extremely-german-origins-wirecard-scandal