MADRID. El ex presidente del Gobierno José María Aznar abogó hoy por que España empiece a plantearse una reforma "seria" de su mercado laboral porque "no es conveniente" ni "razonable" retrasar más esta cuestión cuando este país "envía a más de 7.000 personas diariamente al desempleo".
En una jornada de debate en la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) que preside, Aznar hizo un análisis de los retos a los que se enfrenta Europa ante la actual "recesión" económica y consideró que tanto España como la UE deberían sostener su política de empleo y protección social en tres pilares.
En primer lugar, una "mayor flexibilidad en el mercado de trabajo". Segundo, una mayor protección social para los desempleados "orientada a su formación" y, por último, el "establecimiento de un régimen de derechos y deberes estrictos que incentive la búsqueda de empleo".
Acompañado por el ministro italiano de Asuntos Europeos, Andrea Ronchi, Aznar negó que la actual crisis financiera y económica se pueda equiparar a la Gran Depresión del 29, como apuntan, en su opinión, algunos "enfoques catastrofistas", que han llegado a comparar las consecuencias de la caída de Wall Street para la economía libre con lo que supuso el derribo del Muro de Berlín para el comunismo.
HUIR DEL PROTECCIONISMO Y GASTO "DESMESURADO"
"Ni esta crisis representa el fin de la economía libre ni tampoco estamos al comienzo de una gran depresión", subrayó, si bien advirtió de la necesidad de no cometer los mismos errores que entonces para evitar que se repita una situación similar. Así, pidió evitar el establecimiento de un fuerte proteccionismo como el que en la década de los 30 "colapsó" el comercio mundial y huir del "aumento desmesurado" del gasto público.
El ex jefe del Gobierno llamó la atención sobre los problemas que arrastraba Europa antes del estallido de la crisis, en relación con la "brecha" económica con Estados Unidos que llevaba ensanchando desde mediados de los años 80 y a pesar del objetivo que se marcó en el año 2.000 con la llamada Estrategia de Lisboa, que pretendía convertir la economía europea en la más dinámica del mundo en el horizonte de 2010.
"Europa no ha sido capaz de crear una situación de pleno empleo, a diferencia de la economía norteamericana" y "ha convivido estructuralmente con elevados niveles de paro", lo que le ha reportado una pérdida de influencia en el mundo porque, en opinión de Aznar, "sin éxito económico no se puede pretender ganar peso en el mundo".
Para que Europa evite este "suave declinar" y aumente su peso en el mundo, debe estar "dispuesta" a emprender "reformas económicas muy importantes" que hagan frente a los elementos que provocan el aumento de la brecha con Estados Unidos.
Aznar se refirió al número de horas anuales trabajadas por empleado, que en EEUU alcanza las 1.800 horas frente a las 1.500 en Europa en 2003. Esto ocurre, en su opinión, porque el sistema europeo "prefiere subsidiar al desempleado antes de invitarle a que busque y consiga" un nuevo trabajo.
Otro de los elementos que distancia a Europa de Estados Unidos es el gasto público, que en el Viejo Continente tradicionalmente ha sido de entre cinco a diez puntos por encima de Estados Unidos o Japón, y el progresivo envejecimiento de la población europea, con el que "no es posible mantener el actual nivel de gasto del sistema de bienestar".
Ante estas tendencias, Aznar defendió que Europa, y en particular España, empiece a hablar sobre reformas "en las cuentas públicas, en los sistemas de salud, de pensiones y en el Estado de Bienestar", porque "ni el nivel de las cuentas públicas ni la gestión de muchos sistemas se puede mantener en el futuro". "Negarlo es absurdo, pero negarse a debatirlo es todavía más absurdo", aseveró.
RECETA
Aznar expuso su receta para que Europa aumente su peso e influencia en el mundo a partir de un despegue económico y que pasa, entre otras cosas, por "más austeridad" en el gasto público y por recuperar los elementos esenciales del Pacto de Estabilidad, que fija en el 3% del PIB el déficit público máximo para los miembros de la zona euro.
Abogó por la existencia de "menos empresas públicas" y más privadas competitivas, "menos competencia desleal con la empresa privada y más funcionamiento correcto del mercado único europeo". También apostó por una "mejor" y "no más regulación económica"; "no más intervención pública sino mejor de control y supervisión"; una "supervisión financiera mejor"; "economías abiertas al mundo y mercados flexibles, incluido el laboral", exigencia fundamental, esta última, en el caso de España, señaló.
Estas medidas deberían complementarse, en su opinión, con rebajas de impuestos, especialmente a las pequeñas y medianas empresas y a las familias con "menor carga tributaria", y con una "gran apertura del comercio mundial".
Aznar dedicó las primeras palabras de su intervención a trasladar su "más sentido pésame" al pueblo italiano por el "trágico terremoto" vivido y deseó que los programas de rehabilitación de las zonas afectadas puedan llevarse a la práctica con celeridad.