Un sistema de gestión del desempeño bien estructurado e implementado proporciona una serie de beneficios para la organización, para la dirección y los empleados. Estos beneficios incluyen:
- El establecimiento de grupo y los objetivos de desempeño individual para asegurar que su rendimiento está alineado con los objetivos estratégicos y operativos de la organización.
- La vinculación de la evaluación del desempeño y desarrollo de los empleados y las recompensas para motivar a los individuos.
- Ayudar a la organización en la mejora de su productividad y eficiencia.
- Monitoreo continuo de los progresos hacia el logro de los objetivos de desempeño.
- Identificación de las necesidades específicas de formación en toda la organización.
- Una administración de las compensaciones y los beneficios mejorada.
- Mejora de la comunicación y las relaciones entre los gerentes y los miembros del personal.
- Una mejor orientación y asistencia en el desarrollo de capacidades y el potencial de los trabajadores.
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