Más allá de un estanque de agua turbia donde los campesinos extraen tortugas para confeccionar un plato local, Qi Zhong se encuentra reflexionando sobre los misterios culinarios de Occidente, bajo la sombra de la nueva escuela de turismo de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).
Con las Olimpíadas del 2008 a la vuelta de la esquina y el turismo en China creciendo en cifras dobles, Qi espera que un diploma de la escuela culinaria lo ayude a comprender los caprichos y los gustos de los visitantes occidentales, y le brinde ventaja en la cada vez más competitiva industria hotelera.
Para la FIU, este edificio de 20 pisos de acero y cristal, en las afueras de la cuarta ciudad más grande de China, representa un pie firme en uno de los mercados más populares de educación y turismo en el planeta.
El recinto de $28 millones fue construido por el gobierno de la provincia de Tianyin en una propiedad de la Universidad de Comercio de Tianyin, que incluye lagunas para la pesca, fincas de cerdos y cabañas de techo bajo.
Desde la inauguración del recinto el 15 de septiembre, los equipos de trabajadores han estado apresurándose para instalar cocinas ultramodernas para las clases de arte culinario asiático y occidental, un laboratorio para pruebas de vino y lujosos comedores donde los estudiantes pueden practicar sus destrezas en asuntos de administración y planificación de eventos.
Cuando el edificio se termine, estará entre las escuelas de hotelería más modernas del mundo. Pero el currículo y los profesores de FIU, que comenzaron a enseñar aquí en agosto, serán el centro del programa, declaró Wang Wenjun, asistente del decano del programa de FIU en China.
”La industria turística de China necesita talentos de administración que conozcan la cultura occidental y china”, comentó Wenjun. “La educación multicultural es muy necesaria en la industria del turismo”.
Para Qi, de 21 años –uno de 500 estudiantes actualmente matriculados– el programa representa una oportunidad para dominar la cocina norteamericana.
”En China nosotros usamos el vinagre, la sal y el azúcar como aliño pero ustedes usan jugos especiales de vegetales en su comida”, explicó Qi. “Y hacen cosas muy especiales con las papas”.
Esos conocimientos no serán baratos. la matrícula cuesta unos 16,000 yuans al año ($2,050). Eso es cuatro veces el costo de una universidad nacional pero sigue siendo barato comparado con estudiar en el extranjero, explicó Qi.
El programa llega en momentos en que el gobierno chino está luchando para satisfacer la demanda de títulos extranjeros, manifestó Peggy Blumenthal, vicepresidenta ejecutiva del Instituto de Educación Internacional en Nueva York. Para cubrir esa necesidad, China está permitiendo que más estudiantes viajen al extranjero, pero también está estimulando a que las universidades de otros países abran escuelas en China.
”Prefieren llevar al país los programas para reducir la pérdida de cerebros y aumentar masivamente su propio sistema de educación superior”, agregó.
En China, 137 programas ofrecen títulos internacionales, de acuerdo con el Ministerio de Educación. Según algunas fuentes, al menos otras 500 universidades extranjeras están tratando de iniciar programas en China. La Universidad de la Florida y Gulf Coast University de la Florida tienen planes para ofrecer diplomas en el país asiático. El momento no podría ser mejor. Los primeros graduados del programa ingresarán a la fuerza laboral en julio del 2008, sólo un mes antes de que decenas de miles de turistas lleguen a esta nación para las Olimpiadas de Verano. Para el 2015, se espera que el país sea la mayor atracción turística del mundo, y esas condiciones ya han dado lugar a un auge de la construcción.
Según Lodging Econometrics de New Hampshire, que estudia a la industria global de alojamiento, hay 316 hoteles o bien en construcción o en etapas de planificación avanzada, y la mayoría de ellos van a estar abiertos cuando se encienda la antorcha olímpica.
”No hay otro país en el mundo, aparte de EEUU, donde se estén edificando hoteles como aquí”, dice Patrick Ford, el presidente de Econometrics.
Kempinski Hotels, con base en Alemania, tiene 10 propiedades de lujo en China y está construyendo siete más, incluyendo una en Tianyin.
Pero como hay otros hoteles abriendo casi todas las semanas, encontrar y mantener buenos administradores se está haciendo cada vez más difícil, de acuerdo con Louise Ong, directora de recursos humanos de Kempinski en Pekín.
”Hace 10 o 15 años podíamos ir a las universidades y escoger a cualquiera de buena apariencia que supiera inglés. Pero la competencia está aumentando en esa búsqueda, del mismo modo que el mercado turístico –cada vez más sofisticado– requiere que el personal sea no solamente bilingüe, sino también bicultural”. Y agregó: “Si el programa de FIU puede suministrar graduados que llenen los requisitos, con gusto los contrataría”.
Joseph West, decano de la Escuela de Hotelería y Turismo de FIU, informó que el programa por poco no se logra. Cuando lo abordaron con el concepto, él se resistió: ”Yo decía: `Eso está aún muy lejos. No está dentro de nuestra esfera de influencia”’ comenta West.
Pero dice que luego de haber visitado Tianyin en el 2003, reconoció “el potencial de ser la primera universidad de Occidente que ofrece un diploma en hotelería patrocinado por el gobierno, a tal grado que van a pagar por la instalación y nosotros solamente tenemos que poner el esfuerzo”.
La FIU espera cumplir esa promesa convirtiendo la experiencia de Tianyin en algo lo más auténticamente surfloridano posible. Todo, desde la colocación de los asientos del auditorio al estilo de un estadio, hasta las cocinas de demostración, están diseñadas según las pautas de FIU. Y todos los maestros son profesores activos de FIU o recibieron sus maestrías en esa universidad.
Pero no todo se ha podido exportar. FIU todavía está tratando de persuadir a las autoridades chinas para que permitan un salón con televisión, donde los estudiantes puedan practicar inglés viendo programas como Friends y documentales, según Lee Dickson, decano adjunto del programa de hotelería de FIU en Miami. El problema es que la televisión no se permite en los recintos universitarios chinos.
”Según nuestra posición, aquí a los estudiantes se les permite ver televisión, así que se les debería permitir allá”, aduce Dickson. "Pero es una cuestión que no se ha resuelto”.
Ying Wei está enrolada en el programa, y dice que le ha sorprendido lo relajados y humorísticos que parecen los profesores de EEUU comparados con sus estrictos semejantes de China que, según ella, a veces hasta dictan conferencias durante horas sin hacer ni una sola pregunta.
Pero simplemente que el medio ambiente en su nuevo recinto escolar sea más despreocupado, y podría tener hasta televisión algún día, no quiere decir que ella pueda calmarse mucho. ”En China hay tanta gente que la competencia es muy fuerte”, afirma Ying, que sueña con trabajar en una cadena hotelera internacional. “Si uno quiere ser excelente, tiene que trabajar duro”.