MADRID. Han sido los principales afectados por jubilaciones anticipadas y expedientes de regulación de empleo de los últimos años. Una generación, la del "baby boom" (1946-1960), mermada por empresarios más preocupados por el coste que por la experiencia. El cambio demográfico que se avecina modifica la tendencia.
Diversos informes en los últimos años alertan sobre las consecuencias que el envejecimiento de la población y la baja natalidad tendrán sobre el mercado laboral: en España, en menos de dos lustros, el grupo de personas mayores de 50 años crecerá un 20-25%, según Adecco.
Hacia 2050 en la UE -afirma esta empresa de Recursos Humanos-, el segmento de población en edad laboral, entre 15 y 64 años, representará tan sólo una quinta parte del actual, con un 60% más de gente mayor de 65 años.
Con esta perspectiva "los trabajadores maduros se convertirán en uno de los mayores recursos ya que el talento será una fuente cada vez más preciada, debido a que escaseará", concluye Adecco.
Esta tendencia es contraria a la registrada los últimos años en España donde las prejubilaciones han supuesto un 45% del total de trabajadores que finalizan su etapa laboral. Desde 2004 al mes de agosto de 2008 se han jubilado anticipadamente 442.858 trabajadores, un 12% menores de 60 años, según los últimos datos de que dispone el Ministerio de Trabajo.
DOS DE 25 POR UNO DE 50
"El declive de los seniors se produce por varios motivos. Entre otros, ha habido una evolución social, que se inició con la revolución tecnológica, en la que la juventud cobró valor por sí misma", explica a Efe la decana de la Escuela de Psicología del Instituto de Empresa, Cristina Simón.
Una etapa -dice- en la que también imperó el "cambio un trabajador de 50 por dos de 25", con un criterio financiero "absolutamente fundamental: el trabajador senior tiene un coste estructural para la empresa mucho mayor que un junior".
Todo esto unido a que las empresas "evolucionan muy rápidamente a todos los niveles" y es cierto -asegura la experta- que es "más moldeable una persona joven. Un senior es menos dócil, más maduro", agrega.
Se trata de uno de los tres grandes nichos, junto con el de las mujeres y la inmigración, de los que hablan los expertos para afrontar la evolución demográfica. "Tres bloques de personas en inferioridad en el mercado laboral -explica la profesora del IE-. Y si se quiere compensar y sanear el mercado no hay más remedio que hacer reformas para incorporarlos".
Según las cifras del Ministerio de Trabajo, por primera vez en los últimos años, en 2007 descendieron las jubilaciones anticipadas respecto al ejercicio anterior, aunque prevén que en 2008 habrán aumentado de nuevo. Ya entre enero y julio de 2008 habían crecido un 11,5 % respecto al mismo periodo del año anterior.
"Las compañías, hoy más que nunca frente a la crisis, deben disponer del máximo talento posible, con independencia de la edad", explica a Efe Nekane Rodríguez, directora general de Creade Adecco.
Impera el "dónde quiero ir y a quién necesito para conseguirlo" y "bajo ese prisma no hay edad, ni sexo, hay estrategia y necesidades de talento en función de tus objetivos", dice la experta.
A partir de ahí, "es cierto que a más edad más talento se encuentra", y critica que "las compañías estén eliminando a sus trabajadores de mayor edad que aportan madurez, estabilidad y conocimiento del mercado, porque sea menos conflictivo prejubilar".
ENVEJECER EN TIEMPOS DE CRISIS
Cristina Simón, profesora del IE, reconoce que todos los argumentos sobre envejecimiento de la población y el cambio de la pirámide de edad "suenan raros" porque estamos "con la crisis en la cabeza y eso supone un estrechamiento del mercado laboral".
"Pero la crisis, por muy larga que sea, comparado con la evolución demográfica, es muy coyuntural", dice esta profesora.
Las empresas ya "deberían dar algunos pasos" en el camino de la integración de los seniors, pero asegura que igual que de cara al mercado las compañías despliegan todos los mecanismos de adaptación e innovación, cuando se trata de mirar hacia adentro y ver qué pasa con los empleados "la gestión es absolutamente conservadora".
Gregorio Gil de Rozas, gerente de la consultora Towers Perrin cree que "se está destruyendo empleo a todas las edades", aunque es cierto -dice a Efe- que se despide primero a las personas mayores, que son a su vez las que cobran salarios más altos.
Y las pocas contrataciones son de gente joven con salarios moderados o bajos. "No se está haciendo una evaluación rigurosa de la aportación de cada empleado al negocio", señala, y considera "un grave error" que el mercado ponga en la calle al colectivo de mayor edad "en el momento de su mayor plenitud en conocimiento y experiencia. Tendrían que salir de las empresas los que menos aporten, no los más mayores".
Todo tiene ventajas e inconvenientes, porque el trabajador joven suele aportar "aire fresco, dinamismo, transgresión, ‘hambre’, pero también un punto menos de compromiso con la empresa", mientras que el "senior" proporciona "experiencia, saber hacer, conocimiento, pero también cierto conformismo", considera Gil de Rozas.
"DESECHOS DE LIDIA"
El gerente de management de la consultora Overlap, Raúl Sánchez, cree que "las empresas se han dado cuenta de que se están descapitalizando intelectualmente y empiezan a gestionar mejor la diversidad, utilizar a la gente joven pero también a la mayor".
¿Podemos hacer convivir hasta a cuatro generaciones de trabajadores? No es fácil, porque cada una entiende cosas distintas sobre conceptos como el estilo de trabajo, la autoridad, las formas de comunicación, la conciliación o la lealtad a la empresa, explica Sánchez.
"Lo interesante -agrega- es ver cómo se gestiona esa diversidad y crear valor de esa gestión".
Sin embargo, el psicólogo Iñaki Piñuel, autor de varios libros sobre aspectos psicosociales del trabajo y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, no cree en absoluto que las empresas hayan reparado en esa descapitalización. Se prejubila a determinados empleados "porque las empresas asumen que no son personas de valor añadido, y sobre todo por el coste laboral que representan".
Y en ese momento, explica a Efe, el prejubilado se encuentra "con una crisis no ya profesional, laboral o económica, sino existencial", porque "en las últimas décadas los seres humanos se identifican cada vez más con sus roles profesionales, con exclusión de cualquier otro rol".
Piñuel cree que no obstante es peor psicológicamente la situación de los trabajadores que define como "desechos de lidia" destinados al "cementerio de elefantes". Siguiendo el símil taurino, se trata de trabajadores "que ya han sido toreados, han aprendido los trucos malos y ya no sirven", pero que se quedan en la empresa, afirma.
Este experto en "mobbing" asegura que "dejar a una persona sin nada que hacer durante una jornada, otra y otra…, de todas las modalidades de hostigamiento, es la que más daño produce".