Un grupo de investigadores desarrolló y patentó un software de autoevaluación de puestos de trabajo con computadoras, para descubrir problemas en la posición de los trabajadores y recomendar acciones preventivas. Los tres indicadores básicos que se tuvieron en cuenta para el desarrollo del software fueron las características de la silla, mesada de trabajo y posibles accesorios.
Un aporte al trabajo en la oficina desde la ergonomía
¿Cuántas horas pasamos en el trabajo frente a una computadora? ¿Qué postura adoptamos? ¿Qué mobiliario usamos? En un intento de responder a estas preguntas tan simples como importantes en el desempeño laboral de una persona, investigadores de la UNCuyo elaboraron un software que, desde la ergonomía, permite conocer aspectos positivos y negativos de los puestos de trabajo con computadoras.
Se define a la ergonomía como “una disciplina científica cuyo objeto de estudio es el trabajo humano”. Como tal, tiene como metas lograr eficiencia, eficacia y productividad en pos de preservar la integridad física, mental y psicológica del trabajador, según lo entienden en el Laboratorio de Ergonomía de la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo.
Allí, desde 1990, realizan investigaciones por las que se aplican técnicas particulares de la disciplina ergonómica, similares a las que se aplican en las ciencias sociales y que permiten obtener información del puesto de trabajo, del trabajador y de la forma en que éste desarrolla la actividad. En este contexto se inscribe el software “Ergo_lab”, un cuestionario digital de autoevaluación que los investigadores desarrollaron y patentaron y que aplican inicialmente en distintas unidades académicas de la Universidad para mejorar el confort laboral de los empleados.
Juan Manuel Monteoliva lideró el proyecto: “Ergo_lab es una herramienta de obtención de datos que permite, mediante su análisis e interpretación, “conocer la realidad del puesto de trabajo con computadoras y a partir de ello, generar acciones preventivas”.
Para desarrollar el software, fue necesario transformar en indicadores medibles empíricamente a los datos abstractos obtenidos del cuestionario, basados en cuatro unidades de análisis: hábitos posturales, confort ambiental, entorno de trabajo y aspectos psicosociales.
La posición correcta
Como prueba piloto para validar el Ergo_lab, los investigadores seleccionaron a cien trabajadores de oficinas de tres facultades de la UNCuyo. Luego, les enviaron a sus computadoras el cuestionario desde un servidor ubicado en el Laboratorio de Ergonomía. Al analizar las respuestas, obtuvieron dos conclusiones importantes: la falta de renovación de equipamiento en esas oficinas acorde a las nuevas tecnologías en auge; y la ausencia de capacitación del personal en materia de los riesgos que implica el trabajo frente a las computadoras, principalmente posturas, adecuación del ambiente (en especial iluminación), y tiempos de trabajo y descanso.
A partir de ello, procedieron a las “intervenciones preventivas” por medio de instructivos. Y aquí es donde advierten que del diagnóstico del problema a la solución hay un largo trecho por recorrer. “Hay que reconocer los costos y tiempos que lleva la renovación total del equipamiento de una institución. Por eso, sería necesario e importante empezar con la capacitación para el personal de apoyo académico sobre los riesgos que implica el uso de la computadora”, puntualiza Monteoliva.
Por eso, desde el laboratorio impartirán charlas a los trabajadores de la Universidad sobre la ergonomía en el trabajo en oficina, que incluyen la difusión del software y consejos sobre el mobiliario y la posición correcta que debe utilizar la persona al trabajar frente a una computadora.
“Desde la visión ergonómica, las consideraciones para la selección del mobiliario adecuado tienden a lograr una correcta postura de trabajo”, aclara Monteoliva, y enumera las características de los tres indicadores principales: silla, mesada de trabajo y posibles accesorios. “La silla constituye el primer elemento en el posicionamiento de la persona. El diseño debe propiciar una postura saludable, con el tronco erguido, la curvatura lumbar sostenida por el respaldo, los pies apoyados sobre el piso, la presión sobre el asiento debe recaer en mayor porcentaje sobre los ísquiones y cóccix, sin presión en los músculos posteriores de las piernas y detrás de la rodilla”, detalla. Y agrega que el asiento debe ser acolchado de espuma semi-rígida y tapizado textil de fibras que permitan respirar a la piel y eviten el resbalamiento anterior.
“La mesada de trabajo -sigue- es el segundo componente en importancia. Su altura debe coincidir con la de los codos flexionados y el plano inferior u holgura para las piernas debe permitir la libre movilidad. Sus dimensiones en ancho y profundidad deben considerar el alcance de los brazos extendidos y los objetos que sobre ella se utilizan”.
Y por último, los accesorios: “Se recomienda utilizar atril porta-documento en caso de realizar lectura de material impreso, que debe estar alineado en forma horizontal con el monitor, para evitar flexión y extensión de cuello, así como acomodamiento visual”.