Un gesto de inclinación del joven de seguridad mientras abre la puerta diciendo “buenos días… adelante”, indica que hemos llegado al campo de batalla llamado “oficina”.
Atrás quedó la esposa o el esposo amoroso. Nos hemos puesto nuestras vestiduras de hierro para demostrar que llegó el profesional inquebrantable, aquel que evita a toda costa cometer un error delante de sus colegas, pero ante todo, frente al jefe.
En la Guía completa para tomar el control de tu vida laboral, escrita por Bárbara Moses, se explica “que las cosas se han vuelto tan complejas, que trabajar casi califica como un deporte extremo”.
Al respecto, el director de la Asociación Nueva Acrópolis, Mario Ilabaca, quien imparte capacitación sobre superación personal, comenta que este fenómeno se debe a que estamos viviendo en una sociedad muy estresada y la necesidad para sobrevivir nos ha llevado a vivir casi como máquinas.
“Hemos olvidado nuestra calidad de ser humano, hemos olvidado el valor o la importancia de la amistad, de la familia y los valores. Nos hemos centrado en un trabajo agobiante, estresante, en un horario que nos copa totalmente el día”, señala Ilabaca.
El profesional en la materia de recursos humanos agrega que “cuando nos sucede alguna desgracia o cuando vivimos un choque emocionalmente fuerte, es ahí que comenzamos a valorar y nos damos cuenta de la importancia del contacto humano”, señala.
RESCATAR LOS VALORES
El experto considera que se ha perdido la empatía, la capacidad de entender qué puede estar sintiendo la otra persona.
Sugiere que rescatemos y revaloricemos el verdadero sentido de por qué estamos en la sociedad, cuál es nuestro papel. Debemos volver a tener una motivación real, un proyecto de vida, una visión de futuro, de acuerdo con el experto.
“No creo que las emociones se hayan perdido, sólo creo que están escondidas y el miedo —producto de cómo se vive actualmente— nos hace temer expresar lo que realmente sentimos”, dice Ilabaca.
Añade que hoy día, a pesar de que las ciudades están llenas de millones de seres humanos, estamos cada vez más solos. Y estamos solos porque también hemos perdido la capacidad de estar con nosotros mismos”.
RECONOCERNOS COMO SERES HUMANOS
El autoanálisis nos lleva a conocernos a nosotros mismo y de esa manera, podemos compartir nuestras vidas con los demás.
Ilabaca cree que el esconder las emociones o los sentimientos verdaderos y válidos —no los negativos— es precisamente una muestra de la inestabilidad emocional.
“Aquel que es estable, maduro y seguro de sí mismo nunca va a tener temor ni razón alguna para no demostrar cuáles son sus verdaderos sentimientos”, destaca Ilabaca.
Las personas no muestran sus sentimientos por miedo. Porque detrás de cada profesional hay un ser humano.
“El hecho de mostrar mi capacidad emocional no significa que soy una persona inestable, sino que pongo todas mis capacidades tanto emocionales como profesionales al servicio de la empresa”, destaca el director de Nueva Acrópolis.
UNA SANA CONVIVENCIA
Para Mario Ilabaca, director de Nueva Acrópolis, no hay que enseñarle a las personas a esconder las emociones, sino a saberlas canalizar. Si tenemos ira, celos, rencor, eso no beneficiará al ambiente familiar, laboral o cual sea. Los otros principios propios del ser humano como la solidaridad, el amor, la lealtad, son necesarios para crear un ambiente óptimo en cualquier lugar no sólo en el trabajo”, expresa.