Dos estudios que se publican esta semana en la revista ‘Journal of the American Medical Association’ (JAMA) vuelven a examinar los posibles beneficios de la dieta mediterránea y el ejercicio. Un estudio de la Universidad de Columbia muestra que los mayores que toman una dieta que incluye mayor consumo de frutas, vegetales, legumbres, cereales y pescado y baja en carne roja y pollo y activos físicamente tienen menos riesgo de Alzheimer. El otro estudio, de la Universidad Victor Segalen Bourdeaux 2 en Francia, apunta que el seguimiento de esta dieta está asociado con un menor declive en algunos aspectos cognitivos.
El equipo de Nikolaos Scarmeas desde el Centro Médico de la Universidad de Columbia en Nueva York examinó a dos grupos de 1.880 mayores sin demencia al inicio del estudio de los que se disponía información sobre la dieta y la actividad física. Estos participantes fueron seguidos durante una media de 5,3 años y un total de 282 desarrollo Alzheimer.
Según los investigadores, cuando se tenía en cuenta sólo la actividad física, una mayor cantidad de ésta se asociaba con un menor riesgo de la enfermedad. Los autores señalan que en comparación con los individuos inactivos, los que dicen realizar alguna actividad se asocian con entre el 29 y el 41 por ciento menos de riesgo de Alzheimer.
Al considerar de forma simultánea actividad física y adherencia a la dieta mediterránea, la incidencia del Alzheimer se asociaba de forma significativa con ambos factores. Al dividir en tres niveles de adherencia a este estilo de alimentación a los participantes, aquellos que se encontraban en el grupo de adherencia intermedia tenían entre un 2 y un 14 por ciento menos de riesgo de Alzheimer y entre un 32 y un 40 por ciento menos entre aquellos que seguían de forma más estricta esta dieta. En lo que se refiere a la actividad física, aquellos que decían realizar algo tenían entre un 25 y un 38 por ciento menos de riesgo de la enfermedad.
Los autores señalan que en comparación con aquellos individuos con baja adherencia a la dieta mediterránea y baja actividad físicas los que más seguían este tipo de alimentación y realizaban más ejercicio tenían entre un 35 y un 44 por ciento menos riesgo de desarrollar Alzheimer.
Por otro lado, el estudio de Catherine Féart de la Universidad Victor Ségalen Bourdeaux 2 examinó la adherencia a la dieta mediterránea, el funcionamiento cognitivo y las demencias. Su trabajo incluyó a 1.410 individuos de 65 años o más que formaban parte de un estudio nacional sobre factores de riesgo vascular y que volvían a ser examinados una vez cada 5 años.
Los investigadores descubrieron que una puntuación alta en la adherencia a la dieta mediterránea se asoció con menos errores algunas pruebas de aspectos cognitivos pero no en todas las evaluaciones sobre el declive mental. Este tipo de dieta no se asoció así con el riesgo de demencia aunque la fuerza estadística para detectar diferencias fue limitada.
Los autores concluyen que el patrón de dieta mediterránea posiblemente no explica por completo la mejor salud de las personas que la siguen aunque podría contribuir a ello de forma directa. Según los investigadores, la dieta mediterránea también podría indirectamente ser un indicador de un complejo conjunto de estilos de vida sociales favorables que constituyen a una mejor salud. Los autores esperan que posteriores investigaciones puedan determinar si la dieta mediterránea ralentiza el declive cognitivo o reduce la demencia además de sus beneficios cardiovasculares.