La tasa de complicaciones en las intervenciones aumenta si el especialista duerme menos de 6 horas, según un estudio del Hospital de Brigham y las Mujeres en Boston (Estados Unidos). El trabajo, que se publica en la revista ‘Journal of the American Medical Association’ (JAMA), muestra sin embargo que los especialistas en cirugía, obstetricia y ginecología que trabajan por la noche no tenían una tasa más elevada de complicaciones en las intervenciones que realizaban el día siguiente.
Los científicos examinaron la relación entre las horas nocturnas de trabajo, el sueño y las tasas de complicaciones en las intervenciones realizadas el siguiente día. Los investigadores analizaron datos de operaciones realizadas entre enero de 1999 y junio de 2008 en las que los especialistas habían realizado otra intervención en pacientes adultos que había durado al menos parte de la noche anterior.
Los autores descubrieron que se produjeron complicaciones en 101 de las operaciones realizadas después de la noche de trabajo, un 5,4 por ciento frente a un 4,9 por ciento de las operaciones utilizadas como control en las que la noche anterior el médico no había trabajado. La complicación quirúrgica más común fueron lesiones en órganos y hemorragias.
Los resultados muestran que en las intervenciones realizadas tras una noche de trabajo se producían una mayor tasa de complicaciones cuando el médico había podido dormir seis o menos horas en comparación con aquellas intervenciones en las que la duración del sueño del especialista había sido mayor.
Además, aquellas intervenciones realizadas el día siguiente a una noche de trabajo que había excedido las 12 horas no mostraron unas tasas de complicaciones superiores en comparación con turnos de 12 horas o menos.
Según señalan los autores, estos datos sugieren que los médicos, como los residentes y las enfermeras, podrían estar bajo un mayor riesgo de cometer errores cuando no duermen lo suficiente o trabajan en turnos más largos de lo establecido. Los datos sugieren que la tendencia a la ‘semana de trabajo sin fin’ para los médicos no es óptima para la atención de los pacientes.
Los autores ofrecen varias posibilidades para disminuir los riesgos de niveles insalubres de fatiga durante los procedimientos, entre ellos, evitar que gran número de médicos programen intervenciones voluntarias después de una noche de trabajo; implantar una cultura de trabajo en equipo y rediseño de calendario y cuando fuera posible tener preparado a personal de apoyo para suplir a los médicos cansados.