A pesar de lo que se podría desprender de la situación del mercado laboral, la calidad laboral ha mejorado en España de forma general en el periodo 2001-2008, según concluye el Estudio Manpower Professional de Calidad Laboral. Esta investigación es fruto de la colaboración entre Manpower Professional y el grupo de investigación Anàlisi Quantitativa Regional (AQR-IREA) de la Universitat de Barcelona. El informe, que analiza diez dimensiones distintas de la realidad laboral, se basa principalmente en los datos de la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo, una fuente que proporciona información en base a entrevistas a trabajadores.
Una de las principales conclusiones del estudio es que la mejora detectada en la calidad laboral se debe, fundamentalmente, a que los trabajadores que han conservado su trabajo durante la crisis económica se muestran mucho más conformes con sus condiciones laborales. En un contexto socioeconómico como el actual, los trabajadores valoran más positivamente que antes, el tener trabajo y las prestaciones que reciben, minimizando las críticas hacia los aspectos negativos.
No obstante, la mejora dista de ser homogénea. Cuatro dimensiones han experimentado los crecimientos más relevantes: Igualdad de género (45,5%), equilibrio con la vida cotidiana (29,6%), habilidades y aprendizaje (27,6%), y calidad del puesto de trabajo (27,2%).
En la dimensión sobre Igualdad de género, la mejora se debe tanto a las medidas dedicadas a facilitar la introducción de la mujer en el mundo laboral como al ajuste que se ha producido en el mercado de trabajo, que ha implicado un mayor recorte en términos de mano de obra masculina que femenina. Esta circunstancia ha reforzado los indicadores de igualdad a favor de las mujeres.
En el análisis del equilibrio con la vida cotidiana, se observa un incremento de los trabajadores que se pronuncian positivamente sobre las ayudas proporcionadas por su empresa en distintos ámbitos como la vivienda, la formación, comedor y otros servicios.
En el área de habilidades y aprendizaje, ha crecido mucho el número de personas encuestadas que dicen que reciben cursos de formación en sus empresas. Además, también se incrementa el porcentaje que considera que dicha formación le es útil.
En la dimensión sobre la calidad del puesto de trabajo, los indicadores subjetivos muestran un incremento muy importante de individuos que expresan sentirse satisfechos.
Otro ámbito que mejora de forma relevante, entre 2001 y 2008, es el de la inclusión y acceso al trabajo (21,9%). El crecimiento es importante durante el periodo 2001-2007 pero se observa una drástica reducción en el 2008, cuando la destrucción de empleo y la focalización sobre el colectivo juvenil del mercado han sido intensas.
También crece de forma notable la valoración de los aspectos vinculados a la salud en el trabajo (14,8%). En este sentido, destaca la mejora en la siniestralidad laboral, impulsada por una contención de la actividad vinculada al sector de la construcción. Además, los datos revelan una disminución importante de trabajadores que consideren que trabajan en condiciones peligrosas o que tienen que hacer esfuerzos físicos.
Menos positiva es la dimensión sobre diversidad y no discriminación ya que el colectivo inmigrante es, junto con los jóvenes, uno de los más golpeados por la crisis actual. Además, se observa un ajuste salarial a la baja especialmente en este colectivo y un incremento relevante en la tasa de paro de los mayores de 55 años.
Por otro lado, destaca la estabilidad en la dimensión sobre flexibilidad y seguridad. Las mejoras observadas en las diferencias salariales entre indefinidos y temporales, en el peso de contratos indefinidos respecto a temporales y en la cobertura por desempleo, se han visto compensadas con más necesidades de prestaciones asistenciales.
Finalmente, las dimensiones que, en general, menos crecen son las de productividad del trabajo y de diálogo social.