En España las mujeres trabajan diariamente 56 minutos más que los hombres (I)

≈ El tiempo dedicado efectivamente al empleo en España es de 860 horas anuales por persona mayor de dieciocho años.

El tiempo empleado en los hogares en actividades culinarias (comprar alimentos, cocinarlos, limpiar los utensilios) consume 793 horas anuales por persona mayor de dieciocho años.

≈ Las actividades de limpieza, reparaciones y compras en los hogares consumen anualmente 558 horas por persona mayor de dieciocho años, equivalentes a casi dos tercios del tiempo total invertido en el empleo.

≈ El cuidado a niños en los hogares, a pesar del descenso de la natalidad, sigue siendo una actividad muy absorbente que consume un promedio de 355 horas anuales por persona mayor de dieciocho años, si bien esta actividad se ejerce frecuentemente de modo simultáneo con otras actividades

≈ Semanalmente, las mujeres dedican 10,78 horas al cuidado de niños; los hombres sólo 3,03 horas

≈ Como promedio, cada persona mayor de 18 años transfiere anualmente 73 horas de ayuda a familiares que viven en otros hogares, equivalente a una quincena en jornada completa.

29 de junio de 2005.- En la Fundación BBVA se presentan los primeros resultados del estudio ‘El Uso del Tiempo en la vida cotidiana’, realizado por un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de varias universidades españolas, dirigido por la colaboradora de la Fundación BBVA  María Ángeles Durán, catedrática de Sociología y profesora de investigación del CSIC.
El estudio presenta por primera vez un análisis comparado de la encuesta sobre ‘Uso del Tiempo’ realizada por el CSIC y las encuestas sobre ‘Empleo del Tiempo’
del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la Oficina Europea de Estadística (EUROSTAT).
El análisis de nuevas variables, como el uso del tiempo disponible, emerge como un tema de especial interés en la moderna investigación social. El tiempo es un recurso escaso que cada persona emplea de modo diferente, pero se trata de conocer si esta diferencia es voluntaria u obligada, y si hay perspectivas de cambio en el uso del tiempo para el futuro. El tiempo es considerado como un factor clave para entender la estructura social y económica de las sociedades contemporáneas.

El uso del tiempo y el trabajo en Europa

Un reciente estudio promovido por Eurostat ha permitido por primera vez comparar datos sobre uso del tiempo obtenido mediante procedimientos homogéneos en diez países europeos, a los que ahora pueden sumarse los obtenidos por el INE para España. Los datos están referidos al conjunto de la población entre 20 y 74 años, incluyendo en el epígrafe de ‘trabajo profesional y estudio’ tanto las diferentes situaciones laborales (activos, desempleados, jubilados, etc.) como las actividades de formación seguidas por los ciudadanos. Los resultados que se ofrecen a continuación reflejan el esfuerzo colectivo que la sociedad, a través de sus trabajadores activos, destina al empleo.
El tiempo dedicado al trabajo profesional y a la formación es mayor en todos los países para los varones que para las mujeres, y lo contrario sucede también en todas partes respecto al trabajo doméstico. Sin embargo, a partir de la coincidencia en este punto de partida, hay diferencias sustanciales entre los países europeos, tanto en la cantidad de tiempo dedicada al empleo y estudio como en la proporción relativa en que lo hacen hombres y mujeres.
En España se produce la máxima dedicación media diaria de los varones  al empleo (4’39 horas), y en Bélgica la mínima (3’30h). En cuanto a las mujeres, su dedicación al empleo es más elevada en Suecia (3’12 horas como media) y  más baja en Alemania (2’05 horas), mientras en España es de 2’26 horas.
Las diferencias son mayores respecto al trabajo no remunerado doméstico que en el empleo, tanto entre países como entre hombres y mujeres. En los países escandinavos es donde las mujeres dedican menos tiempo a esta actividad, sin que haya un aumento paralelo de dedicación de tiempo por parte de los varones. Estos países han conseguido simplificar el trabajo doméstico y derivarlo en buena parte hacia los servicios públicos y las instituciones. Francia, Gran Bretaña, Bélgica y Alemania representan un modelo de distribución del trabajo doméstico más acentuado por género, con mayor diferencia entre el tiempo que le dedican las mujeres y los varones.
Los antiguos países del Este europeo tienen las cifras más altas de dedicación de tiempo de las mujeres al trabajo no remunerado en los hogares (Estonia, 5’02 horas diarias de promedio semanal; Hungría y Eslovenia, 4’57), junto con una dedicación media por parte de los varones.
España, después de los países de Europa Oriental, se sitúa en el punto extremo de desigualdad en la distribución del trabajo no remunerado, con una dedicación de las mujeres de 4’41 horas diarias como promedio semanal y una mínima dedicación de los varones de tan sólo 1’34 horas semanales.
En cuanto a la carga global de trabajo (la suma del trabajo remunerado y no remunerado), la población de veinte a setenta y cuatro años de los países europeos analizados dedica un promedio diario de seis horas (incluyendo todos los días de la semana). En todos los países, la carga global de trabajo es mayor para las mujeres que para los varones, con la excepción de Noruega donde los varones le dedican tres minutos más. La carga global, o jornada real total de trabajo, sólo es similar para varones y mujeres en los países escandinavos.

Tiempo de descanso y desplazamientos

Los europeos pasan durmiendo algo más de un tercio de su vida y el tiempo medio dedicado a dormir diariamente (como promedio de los siete días de la semana) sobrepasa ligeramente las ocho horas. En todos los países las mujeres duermen algunos minutos diarios más que los varones, excepto en España, donde sucede a la inversa, aunque la diferencia es muy escasa.
A los cuidados personales y comidas, los europeos dedican diariamente alrededor de dos horas y media, con algunas variaciones interesantes según países. Francia destaca nítidamente en este aspecto, elevándose considerablemente por encima de la media: 3’01 horas los varones y 3’02 las mujeres.
También los países escandinavos reflejan con cifras la simplicidad con que organizan su vida cotidiana: en Noruega no llegan a las dos horas, en Finlandia apenas las rebasan y en Suecia, aunque algo más elevada, tampoco llegan al tiempo medio que le dedican otros países. España ocupa un lugar intermedio, y hombres y mujeres dedican un tiempo similar a esta actividad, 2,35 y 2,23 horas, respectivamente.
En cuanto al tiempo libre e inespecificado, que ocupa alrededor de cinco horas diarias, en todos los países los hombres disponen de más tiempo que las mujeres para ocuparlo en estas actividades, siendo la distancia máxima en los países del Este (cerca de una hora de diferencia) y mínima en los países escandinavos. España ocupa un lugar intermedio, con media hora de diferencia a favor de los varones.
Como promedio, los europeos dedican algo más de una hora diaria a recorrer trayectos. Los varones dedican algunos minutos diarios más a esta tarea, tanto por sus desplazamientos cotidianos hacia el empleo como porque tradicionalmente han asumido la tarea de conducir y transportar al resto de la familia en el vehículo familiar. En cualquier caso, las diferencias de renta entre los países de la U.E. no parecen reflejarse en una disminución del tiempo perdido/invertido en los desplazamientos. En Alemania, los varones le dedican un promedio de 1’27 horas diarias y las mujeres, 1’18. En Francia, sorprendentemente, sólo 1’03 los varones y 0’54 las mujeres. España ocupa un lugar intermedio, 1’17 y 1’05  horas respectivamente.

El tiempo dedicado al  empleo en españa

En España, las mujeres trabajan diariamente 56 minutos más que los hombres (6,30 horas más a la semana) si se suma el trabajo remunerado y el no remunerado, lo que significa que la carga total de trabajo de las mujeres es un 15 por ciento superior a la de los hombres.
Si se analiza el tiempo dedicado al trabajo profesional, los hombres utilizan semanalmente en el empleo remunerado más del doble de horas que las mujeres (28,13 horas los hombres y 12,17 las mujeres), pero las mujeres dedican dos veces y media más tiempo que los hombres al empleo no remunerado (36,50 horas las mujeres y 14,24 los hombres).
Por otra parte, la evolución de la dedicación de tiempo al trabajo remunerado por hombres y mujeres a lo largo de su vida es muy diferente. Siguen dos trayectorias que se distancian claramente desde la juventud y alcanzan su máxima separación entre los 24 y 60 años, para volver a aproximarse, aunque sin equipararse nunca, en la vejez.
La decidida incorporación de las mujeres jóvenes a la educación no ha modificado sustancialmente la forma de distribución del trabajo no remunerado entre hombres y mujeres. Puede decirse que el ámbito laboral y educativo se ha modernizado y feminizado, pero en los hogares siguen imperando las formas tradicionales de división de las obligaciones.

Fuente: Elaboración de Duran et. al., sobre datos de la Encuesta CSIC sobre Uso del Tiempo en España 2003. N = Número de casos

El tiempo dedicado efectivamente al empleo en España es de 860 horas anuales por persona mayor de dieciocho años. Entre los varones, la máxima dedicación se produce entre los 40 y 49 años de edad (7’63 horas de promedio). Hay un claro umbral de transición a partir de los 60 años; la dedicación se reduce a menos de la mitad (2’18 horas) en el quinquenio de 60 a 65 años, y casi desaparece a partir de esa edad (0’09 horas).
Las mujeres tienen un acceso al trabajo remunerado más bajo que los varones, alcanzan la máxima dedicación en la edad de 25 a 29 años (5’47 horas de promedio) y bajan de modo continuado a partir de esa edad, tanto por la competencia con la dedicación al trabajo no remunerado como por la pervivencia de pautas más tradiciones de uso del tiempo en la población de edad más avanzada. Los umbrales de salida de las mujeres del mercado de trabajo por jubilación son menos bruscos que los de los varones, y llama la atención que la media de horas trabajadas es mayor en las mujeres que en los varones mayores de 65 años. El gráfico 1 expresa visualmente la diferente tendencia en el tiempo dedicado a trabajo profesional entre hombres y mujeres.

El efecto de la familia sobre el tiempo destinado al empleo

El estado civil tiene consecuencias muy diferentes para el empleo en hombres y mujeres. Los solteros tienen dedicaciones relativamente parecidas con independencia del género (4 horas y 37 centésimas como promedio los varones y 3 horas y 82 centésimas las mujeres), pero los varones casados aumentan casi una hora la dedicación respecto a los solteros, en tanto que las casadas la reducen en hora y medio respecto a las solteras. Las mujeres casadas dedican al empleo, como promedio diario, 3 horas y 12 centésimas menos que los varones casados.
Los más parecidos entre sí son los separados/as y los divorciados/as. Incluso las mujeres divorciadas dedican como promedio más horas al empleo que los varones divorciados. Lo mismo sucede en el caso de quienes enviudan, ya que las mujeres viudas dedican más tiempo al empleo que los varones viudos. A diferencia de los separados/as y divorciados/as, en el caso de las viudas se produce un efecto acumulado por la edad, ya que entre los varones viudos hay mayor proporción de jubilados.
Por otra parte, en caso del fallecimiento del esposo, un elevado número de mujeres viudas se ven obligadas a incorporarse al empleo no solamente por la precariedad económica, sino que por haberse apartado anteriormente del mercado de trabajo tienen dificultades de acceso a la jubilación.

El TRABAJO EN EL HOGAR

Según la encuesta del CSIC, la distribución por edades de la dedicación al trabajo no remunerado de los hogares no parece indicar que se estén produciendo grandes cambios en España hacia la igualdad en el reparto del tiempo. Las mujeres de 18 a 24 años dedican al trabajo no remunerado doméstico tres veces más tiempo que los hombres de su misma edad.
Los varones aumentan ligeramente su dedicación y alcanzan la máxima en el grupo de 30 a 39 años, para descender suavemente y recuperarse sólo ligeramente a partir de la jubilación (1’51 horas diarias los mayores de 65 años). En las mujeres se produce un aumento constante de la dedicación según edad, hasta alcanzar la máxima en el grupo de 50 a 59 años (5’45 horas diarias los días laborables).
La edad de jubilación tiene para ellas escaso significado de descenso de trabajo, puesto que después siguen dedicándole, como promedio, cuatro horas diarias; es decir, la dedicación media de las mujeres mayores de 65 años al trabajo no remunerado es solamente inferior en un 20% a la que dedica el conjunto  de los varones de cualquier edad al trabajo remunerado.

El uso del tiempo en España durante la semana

Los tiempos medios son ficciones estadísticas que sirven para ofrecer visiones rápidas y sintéticas de la realidad, así como para facilitar la elaboración de magnitudes macroeconómicas y macrosociales; pero cuando la distribución es heterogénea las medias no reflejan bien la situación. Por eso se presenta la tabla 6, que refleja la proporción de personas que realiza cada tipo de actividad en España y el tiempo diario que le dedican quienes efectivamente la realizan. Así, podemos estimar que sólo el 55% de los varones mayores de 18 años, y el 30% de las mujeres, trabaja los días laborables (8,63 horas los hombres y 6,96 horas las mujeres). Pero asimismo, que el 15% de los varones y el 8% de las mujeres realizan algún tipo de trabajo profesional los domingos, con jornadas medias menores pero no mucho más bajas que los días laborables.
Algunas actividades domésticas, como las culinarias, son ejercidas por el 88% de las mujeres, sin que los fines de semana disminuya apenas su dedicación en tiempo (dos horas diarias) ni en frecuencia. El sábado es el día de máxima actividad de compras, especialmente para los varones, que también le dedican más tiempo que otros días a las reparaciones, mantenimiento, limpieza y a la ayuda a otros hogares.
El promedio diario de tiempo dedicado a actividades domésticas de la población entre 20 y 74 años es de 1 hora y 34 minutos para los hombres y el triple para las mujeres (4 horas y 41 minutos).
Del análisis del CSIC se desprende que el tiempo empleado en los hogares en actividades culinarias -entendiendo éstas como el agregado de comprar alimentos, cocinarlos y limpiar los utensilios- consume 793 horas anuales por persona mayor de dieciocho años. Las actividades de limpieza, reparaciones y compras en los hogares consumen anualmente 558 horas por persona mayor de dieciocho años, equivalentes a dos tercios del tiempo total invertido en el empleo.
El domingo trae consigo más tiempo libre para hombres y mujeres, aunque los varones ganan dos horas respecto a los días laborables y las mujeres solamente hora y media. También aumenta la frecuencia con que se dedica algo de tiempo a las relaciones familiares y de representación social: el 20% de los varones y el 26% de las mujeres se ocupan de ello, dedicándole ambos una cantidad similar de tiempo (1’42 horas).

Tiempo concreto y tiempo difuso: actividades difíciles de medir y valorar

En las actividades industriales tradicionales, el tiempo de trabajo es fácil de medir porque se realiza en lugares públicos, diferentes del propio hogar y con claros límites de entrada y salida. Sin embargo, el trabajo del futuro no será tan fácil de delimitar, porque las nuevas tecnologías permiten borrar las fronteras espaciales y conectar personas con horarios opuestos. Tampoco es fácil medir el tiempo de prestación de servicios (como demuestran las frecuentes reivindicaciones del personal sanitario, de conserjería y otros sectores) cuando se trata de servicios de disponibilidad o atención pasiva. A medida que aumenta el desarrollo económico, crece el consumo de servicios, que no pueden almacenarse en stock, y cuya calidad se asocia frecuentemente al trato personalizado que los distingue de la producción en masa.
Dentro de los hogares, algunos trabajos de contenido físico muy claro (por ejemplo, limpiar), o que se realizan en espacios delimitados (por ejemplo, en la cocina), son fácilmente delegables o transferibles al mercado laboral (contratación de trabajadores), pero no sucede lo mismo con otras actividades de gran importancia, que no tienen contenido físico ni se realizan en un espacio concreto, como el cuidado de otras personas y la gestión. Estas actividades son sumamente difíciles de medir y de asignarlas valor de mercado, pero sin embargo constituyen el verdadero núcleo del trabajo familiar. Ni la tecnología ni la delegación en el mercado laboral reduce sensiblemente su importancia: más que reducirse en cuantía e intensidad, lo que probablemente sucederá en el futuro es su redistribución en el interior de los hogares y a lo largo del ciclo vital.
La encuesta de ‘Empleo del Tiempo’ realizada por el INE se centra en actividades concretas, en tanto que la encuesta sobre ‘Uso del Tiempo’ realizada por el CSIC complementa la anterior, inquiriendo sobre el tiempo dedicado a actividades difusas, aunque se superpongan con otras actividades. Así, según la encuesta del INE, el tiempo dedicado semanalmente a cuidar niños es sólo 2 horas y 21 centésimas por adulto (1’25 los varones y 3’12 las mujeres), mientras que según la encuesta del CSIC esta dedicación es de  6’98 horas (3,03 horas los varones y 10’78 horas las mujeres). Esta diferencia de criterio se visibiliza muy bien cuando los hogares contratan a una persona para ocuparse de esa tarea: frecuentemente, los baby-sitter o los acompañantes de personas enfermas exigen dedicarse solamente a la tarea de atención y no superponen esta actividad con las de cocina o limpieza.

Tabla 7.  Tiempo diario y semanal dedicado a cuidado de niños según sexo (horas y centésimas) (toda la muestra mayor de 18 años). España 2003

 

Total

Varones

Mujeres

Días laborables

0,98

0,37

1,56

Sábados

1,05

0,56

1,52

Domingos

1,05

0,63

1,45

Tiempo semanal (Lab.* 5) + S + D

6,98

3,03

10,78

Tiempo anual (tiempo semanal * 52,14)1

363,90

157,76

561,97

Fuente: Elaboración de Durán et. al. sobre datos de la Encuesta CSIC sobre Uso del Tiempo en España 2003

(1) El número de semanas en el año es 52,14

 

También se ha visibilizado esta situación con las recientes demandas de los sanitarios, que exigen que se considere el tiempo de guarda pasiva como tiempo de trabajo, y con las cláusulas incorporadas a muchos contratos de trabajo directivo en forma de plus por la exigibilidad de estar disponibles a través del teléfono móvil.
Estas cifras son relevantes para entender el coste real que la maternidad significa para las mujeres jóvenes, porque los niños no sólo requieren actividades concretas de cuidado, sino una disponibilidad que es relativamente incompatible con la necesaria disponibilidad para otras actividades como el empleo, la vida política o el tiempo para sí mismo. Es el coste real de oportunidad (que no se establece por el coste –relativamente bajo– del cuidado concreto y/o  su sustitución por personal contratado para tareas específicas) lo que está reduciendo la natalidad por debajo del límite de la supervivencia y está transformando profundamente las estructuras familiares.
Las mismas diferencias de enfoque respecto a los niños se manifiestan en el tiempo dedicado a la ayuda a adultos miembros del hogar, que según la encuesta del INE sólo consume 0’43 horas semanales por persona, pero según la encuesta del CSIC consume 2’58 horas semanales. Los costes de cuidado y atención a personas mayores son decisivos para entender el futuro del sistema sanitario, cuyos presupuestos aumentan progresivamente a pesar de los esfuerzos de todos los gobiernos europeos por contenerlos. En el futuro, las demandas de cuidado crecerán por el envejecimiento de la población española y europea, y el coste sanitario afectará al reparto presupuestario de todos los departamentos ministeriales, así como de las consejerías al nivel autonómico.
Las enfermedades degenerativas asociadas con el envejecimiento provocan aumentos en los costes sanitarios derivados de intervenciones médicas y farmacológicas concretas, pero donde realmente se dispara la demanda es en la atención y el cuidado difuso, que hasta ahora recaía casi en exclusiva sobre los hogares. A modo de ilustración, se estima que en el caso de los pacientes domiciliarios aquejados de alzheimer avanzado, el sistema sanitario sólo provee el 0’05% del tiempo total de cuidado requerido.
Para el futuro, no es probable que los hogares vayan a seguir suministrando estos aportes de tiempo de cuidado y habrá que establecer nuevas formas de organización y redistribución de la carga del cuidado de los ancianos enfermos entre los familiares y las instituciones.

Finalmente, las tareas de gestión parecen poco consumidoras de tiempo según la encuesta del INE, porque no son tareas concretas (sólo 0’07 horas por persona y semana), pero según la encuesta CSIC el tiempo consumido semanalmente en estas tareas se eleva a la nada despreciable cifra de 1’60 horas por persona. Ambas encuestas coinciden en que las gestiones consumen mucho más tiempo los días laborables que los fines de semana, y que los varones le dedican algo más de tiempo que las mujeres. Estas circunstancias (que afectan a los días dedicados al empleo, y más a los varones que a las mujeres) son ya tenidas en cuenta por muchas empresas y centros de trabajo, que minimizan las pérdidas de tiempo de sus trabajadores por este motivo facilitando la gestión desde las propias empresas y flexibilizando la recuperación horaria.
El tiempo consumido por la burocratización en la vida cotidiana crece también imparablemente y afecta cada vez a más actividades: desde la relación con los servicios públicos (sanidad, hacienda, educación, etc.), hasta la revisión de los automóviles particulares o el alquiler y mantenimiento de teléfonos y tarjetas de crédito.

El uso del tiempo en Madrid
En Madrid, la dedicación al empleo es mayor que en el conjunto nacional, con 4’70 horas de promedio los varones y 2’74 las mujeres. También es máximo en Madrid el tiempo dedicado a ayudar a las personas que viven en el hogar, sobre todo a niños y personas mayores o enfermos), con 0’25 horas diarias los varones y 0’54 las mujeres, así como el tiempo invertido en trayectos (1’38 horas los varones y 1’17 horas las mujeres). La dedicación al trabajo doméstico ocupa un lugar intermedio entre el conjunto de España.
No es de extrañar que Madrid, con dedicaciones máximas al empleo, los trayectos y el cuidado de niños y adultos, obtenga la mínima dedicación en tiempo libre (5’14 los varones y 4’32 las mujeres) y en tiempo para cubrir las necesidades fisiológicas del sueño, alimentación e higiene (11’11 horas los varones y 11’05 las mujeres).

Fuente: Elaboración de Durán et. al. sobre microdatos de la Encuesta de Empleo del Tiempo en España 2002-2003 (Instituto Nacional de Estadística)
 

(1) Suma de "Dormir", "Comidas y bebidas" y "Otros cuidados personales"
(2) Suma de "Trabajo principal", "Trabajo secundario", "Actividades relacionadas con el trabajo", "De la escuela a la universidad" y "Estudios durante el tiempo libre"
(3) Suma de "Actividades culinarias", "Mantenimiento del hogar", "Confección y cuidado de ropa", "Jardinería y cuidado de animales", "Construcción y reparaciones", "Compras y servicios", "Gestiones del hogar" y "Ayudas no remuneradas a otros hogares"
(4) Suma de "Cuidado de niños" y "Ayudas a adultos miembros del hogar"
(5) Suma de "Actividades participativas", "Vida social y diversión", "Diversión y cultura", "Ocio pasivo", "Ejercicio físico", "Ejercicio productivo", "Actividades relacionadas con los deportes", "Aficiones artísticas", "Aficiones", "Juegos", "Lectura", "Televisión y vídeo", "Radio y música" y "Trabajo al servicio de una organización"
(6) Trayectos y empleo del tiempo no especificado

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