ATLANTA. Un aumento del salario mínimo a nivel federal entró el viernes en vigencia, y algunos economistas temen que ayude a prolongar la recesión, al obligar a pequeños empresarios a echar a los mismos trabajadores que el aumento debía ayudar.
El salario mínimo es ahora de 7,25 dólares, 70 centavos por hora más para los empleados que ganan sueldos inferiores en los 30 estados donde los salarios mínimos son más bajos, o donde directamente no existe el salario mínimo. También significa costos más altos para empresarios de bajos recursos.
"¿Cómo van a absorber el aumento"? preguntó Rajeev Dhawan, director del Centro de Pronósticos Económicos de la universidad de Georgia. "O contratan menos personal", dijo Dhawan, "o ganarán menos dinero".
Es la primera vez desde la Gran Depresión de la década del treinta que las empresas están despidiendo tantos trabajadores y reduciendo las horas de trabajo en tal medida. Y eso está agravando la recesión económica en estados donde ya el desempleo es de doble dígito, señalaron economistas.
Los partidarios de un aumento del salario mínimo señalan por su parte que el alza de sueldos ayudará a mantener a flote a más pobres. También dicen que se requieren más aumentos para estimular los gastos del consumidor y apuntalar las empresas en el largo plazo.
Es un añejo debate que ha resurgido cuando el Congreso aprobó el aumento hace dos años, y ha tomado un cierto sentido de urgencia ahora que se ha profundizado el déficit fiscal.
En conclusión, son los trabajadores y sus empleadores quienes se encuentran atrapados en medio del debate.
Aquellos que respaldan el aumento dicen que debería haberse concretado mucho antes.
El representante George Miller, demócrata por California, fue en el 2007 el autor del proyecto de ley de salario mínimo, que aumentó los sueldos por primera vez en una década.