BARCELONA. Un ingeniero alemán de 36 años, llamado originariamente Mathias Shulze, y que hace poco cambió su nombre legal por Sara Shulze, denunció que fue despedido de una multinacional por haber anunciado que iba a ir a trabajar vestido de mujer publica hoy El Pais.com.
La empresa alegó bajo rendimiento y mal trato a clientes y compañeros de trabajo. Pero "Sara" dice que en Mayo comunicó a sus jefes su deseo de empezar a vestir como mujer durante un año, ya que es una condición del gabinete de psicólogos para ser sometido a una operación de cambio de sexo en esa ciudad.
El damnificado es ingeniero industrial y empezó a trabajar en
Hace 36 años, Christel, la madre de Mathias, exclamó en el hospital de Hannover cuando tuvo un hijo en lugar de la niña que tanto deseaba. "¿Niño? ¡Pero si tenía que ser Sara!".
Pero fue Mathias, y su padre le obligó a jugar al fútbol y practicar atletismo, y a estudiar, en lugar de odontología, ingeniería para trabajar en la fábrica cercana de Volswagen. "Me he perdido muchas cosas por nacer hombre; por ejemplo, toda mi juventud", dice Sara, que vivió en Inglaterra y Argentina.
Ahora invierte el tiempo en acabar su doctorado y en cartearse por e-mail con Lynn Conwway, una ingeniera transexual de Estados Unidos, inventora de los microprocesadores con ordenadores, despedida hace 40 años por un caso similar. "Me da consejos sobre lo que tengo que operarme de la cara", explica feliz. "Porque una vez operado el sexo, la única diferencia entre un hombre y una mujer está en la voz y la cara".