David White: Belfast (Irlanda, 1947) Licenciado en Economía. Visitó el Parc Tecnològic Barcelona Nord
Este caballero de mirada glacial y cercanía irlandesa acaba de revelar al mundo un dato atroz: España va a la cola de la innovación tecnológica en la UE. Y lo ha hecho sin titubeos. No sólo estamos, según David White, al mismo nivel que Eslovaquia, Lituania y Rumanía. También vamos perdiendo fuelle.
-Ha deprimido al país entero con su estadística. ¿No se avergüenza?
-Nunca me avergüenza decir la verdad. La verdad siempre provoca reacciones. Permite conocer cuál es la realidad y poner remedio.
-Dice usted que vamos detrás de Malta y Chipre.
-Están a la par que Lituania y Eslovaquia, que son antiguas culturas, como la suya.
-Despegamos unos años antes que ellos, ¿no cree?
-El crecimiento económico de España es innegable, pero, si quieren mantenerlo, deben prestar mucha atención a la innovación. No hay progreso económico sin apuesta por la innovación. Y a juzgar por los datos, España podría tener dificultades en el futuro.
-En el 2000 recibimos buena nota. ¿Qué ha pasado?
-Que van ustedes con menos potencia y más lentitud que otros países de la UE. La familia europea debe ser más competitiva en su conjunto. Si la tendencia actual se mantiene, Europa puede dejar de ser una zona rica dentro de 30 años.
-Sigue amedrentando…
-Yo espero vivir esos 30 años y quiero poder cobrar una pensión y recibir atención médica. ¿Usted no?
-Como todo ciudadano.
-Pues la UE se sitúa por detrás de EEUU en 10 de 11 indicadores.
-¿Y todo por flojear en innovación?
-Empecemos por definir qué es innovación. Es el punto de contacto entre el mercado y el conocimiento. Es decir, si un emprendedor ve una posibilidad de mercado, debe poder tener a su alcance el conocimiento que cubra su necesidad.
-Como aquí no ocurre, ¿a quién le echamos la culpa?
-A la sociedad. La buena marcha depende de la educación, de la disponibilidad de científicos e ingenieros, del acceso a Internet de banda ancha, de la creación de nuevos conocimientos… España hace mejor la investigación pública que la financiada por capital privado, ¿no?
-¿Qué tiene eso de malo?
-¡Lo tiene! A mí me sorprende la casi ausencia de capital riesgo en España. ¡Si en España hay gente rica! Eso quiere decir que no destinan su dinero a invertir en empresa.
-Están en su derecho.
-Pero detrás hay una actitud… ¿La sociedad española respalda a los que ponen su dinero a disposición de la industria? En EE.UU. se reconoce a los hombres que hacen una contribución social. Sin ellos, no hay futuro. Aquí, ¿ocurre? ¿De dónde sacan capital las pequeñas empresas?
-No sabría decirle.
-Hay que estar presente en los sectores donde se pueda desarrollar innovación. Comunicación, salud, incluso el textil… Hay que transformar el conocimiento en tecnología. Y protegerlo. El número de patentes españolas es bajísimo.
-Son importantes, claro.
-Para hacer innovación hay que disponer de toda la gama de productos y tenerlos en cantidad suficiente. Esto es como una casa. Puede tener el aseo y el dormitorio bien equipados, pero si la cocina no existe, la casa no funciona. Además, ustedes también fallan en la educación continua.
-Pare, pare. ¿Su estadística no dice que Catalunya es diferente?
-No. Pero soy consciente de que su eficiencia está muy por encima de la media española. Entre ustedes y los amigos nórdicos, que son los que van a la cabeza de la innovación, hay similitudes. Finlandia y Suecia tienen una alta creatividad. Como Barcelona… Aquí destacan las torres de la Sagrada Familia y las chimeneas de la central eléctrica. ¡Ambas son necesarias! No lo olviden.
-¿Qué impacto tiene la política en la innovación?
-La innovación es cosa de los industriales y las empresas. Pero ellos reciben el influjo de la población, que aprueba o rechaza un producto o servicio; y del Gobierno, que anima o dificulta la actividad económica.
-¿Anima más la derecha?
-Bueno, los países nórdicos tienen una tradición de democracia social. ¿Y Alemania? ¿Es conservadora? Pero yo me preocuparía por otra cosa…
-Le temo.
-La mayoría de grandes sociedades europeas que hacen investigación, no la hacen en Europa. Encuentran condiciones más estimulantes en América y en China. Y a eso no ponen solución ni la derecha ni la izquierda. Hay que mantener la presión en todos los frentes.
Entrevista publicada originalmente el 25/01/2005 en el Periódico de Catalunya