A la mayoría de nosotros nos encanta ver una carrera. Nos encanta ver ganadores, perdedores, las eliminaciones. Aquí, en un extracto adaptado de su libro The Innovation Race: Cómo cambiar una cultura para cambiar el juego, Gaia Grant y Andrew Grant hablan sobre cómo se desarrolla la competencia en las organizaciones.
Podría decirse que el concepto de la “carrera de la innovación” tiene bases similares. Muchas personas y organizaciones ven el mundo como una competencia, y la innovación es el factor clave para ayudarnos a acelerar. La innovación a menudo se presenta como un negocio feroz, con competidores compitiendo por alcanzar y permanecer en la pole position de cualquier manera que puedan.
Los hackatones y las competencias de innovación, que hoy son populares en las organizaciones, pueden resaltar este impulso para “vencer a los demás” para llegar al frente. Incluso a escala internacional, las medidas de innovación global se centran en clasificar a los países, lo que parece clasificarlos en ganadores y perdedores.
Pero, ¿este enfoque competitivo tiene un costo?.
Un enfoque competitivo puede literalmente “drenar el cerebro”. La competencia requiere recursos mentales adicionales que pueden afectar la toma de decisiones y las oportunidades para una cooperación constructiva. Aunque las iniciativas competitivas como los hackatones pueden aumentar la motivación temporalmente, en realidad no pueden apoyar la innovación a largo plazo.
Es importante tener en cuenta que no hay nada esencialmente bueno o malo en el concepto de competencia y que puede tener beneficios y costos. De hecho, un estudio en esta área ha revelado que estamos neurológicamente conectados tanto para la competencia como para la cooperación.
Se ha descubierto que tanto la cooperación como la competencia ayudan a los humanos a tomar decisiones sobre los mejores cursos de acción en situaciones nuevas y a monitorear esa acción (funciones ejecutivas), así como a predecir el comportamiento de los demás en situaciones sociales (mentalización).
Pero hay algunas diferencias significativas entre los dos estados mentales. La competencia requiere más energía para el procesamiento, mientras que cooperar parece ser más gratificante socialmente.
Esto significa que existen más sistemas para recompensar la cooperación, siempre y cuando podamos lidiar con ese impulso competitivo, que puede afectar nuestra energía y capacidad de colaboración.
De competitivo a colaborativo
La competencia puede ser un impulso motivador para ayudar a lograr los objetivos, especialmente cuando se centra internamente en mejorar uno mismo. Sin embargo, también puede convertirse en una fuerza destructiva si no se maneja de manera efectiva.
La línea se puede cruzar cuando hay una competencia sin control para vencer a los demás.
La investigación sobre el impacto de la competencia en la innovación a nivel de organización ha encontrado que incluso a este nivel la relación puede ser positiva o negativa, dependiendo de la percepción de la competencia y los enfoques específicos de la innovación.
Dicen los autores el libro:
“hemos trabajado con un equipo de corredores de bolsa altamente competitivo en el que era común que la persona buscara ganancias rápidas a corto plazo a expensas de las relaciones a largo plazo. Los individuos del equipo entraron a la oficina todos los días listos para la batalla, no solo con el mercado sino también entre ellos. Como resultado, estaban perdiendo el enfoque creativo y perdiendo efectividad y rentabilidad en general.
Pudimos enmarcar algunos ejercicios para permitir al “equipo” descubrir estos problemas por sí mismos y ayudarlos a encontrar soluciones innovadoras. Pronto se les ocurrió una modificación simple pero muy impactante en su entorno de trabajo: decidieron mover sus escritorios, que habían estado mirando hacia afuera y lejos el uno del otro, para formar una mesa central con un enfoque compartido.
Cuando se combina con la enseñanza de algunas habilidades de innovación colaborativa, este simple ajuste alentó al equipo a colaborar de manera más efectiva. Además de aumentar significativamente su colaboración y compromiso, finalmente triplicaron sus ingresos como equipo”.
Redefiniendo la carrera
Aunque la definición moderna de competencia en el diccionario generalmente se refiere a superar a otros y / o “ganar”, los orígenes de la palabra son bastante diferentes.
La palabra en sí, del latín competir, originalmente significaba “luchar juntos (com) para buscar (petere) algún interés común”, es decir, lograr un resultado mutuamente beneficioso. Quizás esta sea una primera pista sobre cómo podemos comenzar a cambiar nuestro enfoque de innovación.
Aquí le mostramos cómo redefinir el proceso de innovación para apoyar mejor la innovación colaborativa y sostenible en su organización:
- Cambie el lenguaje en torno a la innovación, alentando a las personas a verlo como un relevo de equipo en lugar de una carrera individualista.
- Establezca equipos de innovación y enseñe a las personas herramientas que les permitan innovar en colaboración.
- Fomentar un enfoque en la superación personal continua para individuos y equipos, y proporcionar una cultura que respalde esto.
- Recompense las ideas innovadoras de los equipos, así como de las personas.
Al centrarse en la visión común compartida en lugar del impulso competitivo individual dentro de la organización, puede ser posible alcanzar objetivos mutuamente beneficiosos y apoyar mejor la innovación a largo plazo.
Fuente: El Instituto de RRHH de Australia