Ante la falta de medidas de prevención, el incumplimiento de las normas de seguridad laboral, las distracciones o las posibles negligencias de los empresarios en materia de accidentalidad en el sector de la construcción, un equipo de ingenieros de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en Argentina, encabezados por los diseñadores industriales Marcelo Embrioni y Germán Rodeyro, han desarrollado un Equipo de Protección Personal (EPP), un dispositivo pensado especialmente para poder llevar a cabo las distintas tareas que demanda el trabajo de la construcción.
El proyecto, dirigido por el ingeniero Daniel Capeletti, fue presentado recientemente como tesis en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNC, y esta protección especial ‘se pueden evitar accidentes que afecten a la salud de los trabajadores del sector y que pueden estar relacionados con lesiones musculares o cutáneas, sordera o afecciones pulmonares crónicas’.
‘Al plantear el problema, lo primero que hicimos fue analizar las diversas etapas que implica el proceso de edificación’, explica Embrioni, que recuerda que, en base a esa información, determinaron qué medidas de seguridad colectivas e individuales debían adoptarse y cuáles eran útiles para cada etapa.
Los diseñadores dirigieron sus esfuerzos hacia los elementos de protección individuales y, tras examinar cada uno en diferentes situaciones de trabajo, encontraron que la gran mayoría presentaba riesgos para el obrero, según recoge el Boletín de la UNC ‘Hoy La Universidad’.
El principal problema detectado en el sector fue la gran cantidad de herramientas que utilizan los operarios (cascos, auriculares, arneses y correas), que se superponen y hacen que trabajen incómodos, lo que en realidad no favorece la seguridad laboral. Por esa razón, los diseñadores decidieron que el eje de su propuesta fuera la integración de los distintos elementos de protección en un sólo equipo, que facilitara el desarrollo de las tareas.
Para alcanzar ese objetivo, proyectaron un casco (equipo superior) que resguarda la nuca y combina protección ocular, auditiva y respiratoria. ‘Además, incluimos una mentonera porque los cascos actuales tienden a caerse o generan esa sensación cada vez que el obrero se inclina’, apunta Rodeyro, que añadió que muchos accidentes ocurren ‘porque el trabajador, por un acto reflejo, intentar sujetarlo y pierde el equilibrio’, explican.
La mentonera, a su vez, contiene un ‘barbijo’ que puede desplegarse para proteger la boca y las fosas nasales, de modo que el operario lo utiliza sólo cuando lo necesita. Lo mismo ocurre con la protección visual, que se aloja en el interior del mismo casco.
Frente a los problemas que surgen de la exposición a los rayos ultravioletas y el calor, los diseñadores dotaron al casco de pequeñas caladuras que facilitaran la ventilación y tres puntos de apoyo craneal para hacerlo más cómodo y evitar que los obreros coloquen gorras o capuchas de abrigos bajo el mismo.
TELAS REFORZADAS Y ARNES ESPECIALES
Por su parte, el equipo inferior fue concebido como un sistema de protección más que de higiene, como usualmente se piensa al hablar de ropa de trabajo. Fabricado con tela reforzada, cuenta además con zonas acolchadas para preservar las partes del cuerpo que se encuentran más expuestas a golpes y esfuerzos (hombros, codos, rodillas, y zona lumbar y abdominal).
Asimismo, a la altura del pecho y también en la espalda, el equipo cuenta con un arnés especialmente diseñado que permite sujetar con una cuerda al operario para que realice trabajos en altura sin correr riesgos. La incorporación del arnés a la indumentaria hace que el obrero se despreocupe de su colocación y ajuste, a la vez que le otorga mayor vida útil a la pieza al evitar su contacto con agentes erosionantes, como arena o tierra.
Con cada uno de los detalles de este equipo de protección, los diseñadores intentaron cumplir dos fines, el primera de ellos la viabilidad económica, que consideran posible, según Embrioni, y a lavez ‘generar conciencia de que es más rentable que un obrero se jubile a los 60 años y sano que a los 45 por problemas de salud’. ‘Buscamos aplicar el concepto de trabajo como una herramienta para dignificar a la persona y no para perjudicarla’, añade Rodeyro.
Los dos jóvenes ingenieros han iniciado ya los trámites para registrar la propiedad intelectual del EPP, que ya ha recibido el visto bueno del director de seguridad e higiene de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) en la zona de Córdoba, Carlos Rendón.