Innovación y empleo: evidencia a escala de empresas

Los efectos de la innovación tecnológica sobre el empleo de las empresas, a partir de un panel de empresas manufactureras españolas observadas durante los años noventa.
La innovación es generalmente considerada por los economistas como generadora de dos efectos sobre el empleo. Por una parte, se espera que destruya empleo, reduciendo las necesidades del input trabajo por unidad de output. Por la otra, se confía en que desencadene una expansión del output que acabe generando mayor empleo que el que destruye. Las formas de operación de estos dos efectos son, sin, embargo, poco conocidas, así como particularmente escasos los intentos de cuantificarlos.
El mecanismo básico se supone que opera, en primer lugar, a escala de empresa. Formalizaciones de esta idea pueden encontrarse, por ejemplo, en Stoneman (1983), Katsolaucos (1984) y Hamermesh (1993). En el ámbito de la empresa, las innovaciones de proceso reducirán, en primer lugar, los requerimientos de empleo para producir cada cantidad de output (efecto desplazamiento). Pero, a la vez, el incremento de la eficiencia del trabajo y del resto de los inputs causará una reducción del coste marginal, que, si se traslada a precios, generará una aumento .de la demanda (efecto compensación).
El resultado global de la operación de ambos efectos se espera sea positivo y estará relacionado con el valor de la elasticidad precio de la demanda. Además, el cambio en la demanda se verá reforzado por la introducción de innovaciones de producto, que crean un efecto compensación puro.
El resultado de este mecanismo sólo proporciona, sin embargo, la cota superior del impacto que la innovación puede tener sobre el empleo. El comportamiento de los agentes de la empresa, tratando de apropiarse de rentas de la innovación, puede agravar el efecto desplazamiento y debilitar los efectos compensación. Dos formas evidentes son la negociación de alzas salariales, que contrapesen el ahorro en costes obtenido a través de la innovación, y la explotación de la ampliación del poder de mercado mediante la rigidez de los precios, trasladando insuficientemente el cambio en los costes.
A pesar del interés del tema, ha habido muy pocos trabajos que lo hayan abordado de forma directa, probablemente por las dificultades de datos que plan: tea. Algunos trabajos previos relacionados son, Nickell y Kong (1989 a, b), Van Reenen (1997) y Smolny (1998). El trabajo presente está dirigido a realizar una valoración estructural de estos efectos a escala de empresa. Para ello, se construye un marco teórico que incluye la especificación de la función de producción (y por tanto de costes) de la empresa, así como la función de demanda, a través de la que operan los efectos compensadores. En este marco se definen con precisión los efectos desplazamiento y compensación. El trabajo incluye también una especificación de forma reducida del impacto del comportamiento de los agentes, así como su estimación.
El modelo puede ser estimado gracias a la riqueza informativa de los datos provenientes de la Encuesta sobre Estrategias Empresariales (ESEE) (1). Se encuentran y cuantifican importantes efectos positivos de la innovación sobre el empleo, pero también se pone de manifiesto que se trata de efectos condicionales al comportamiento de los agentes.
El resto de este resumen está organizado como sigue. En el primer apartado se expone el marco teórico utilizado. En el segundo, se muestran y comentan los datos que se utilizan sobre empleo e innovación para la industria española de los noventa. En el tercero se repasan los principales resultados, y en el cuarto se resumen las principales conclusiones.

EFECTOS DESPLAZAMIENTO Y COMPENSACIÓN. EL IMPACTO DEL COMPORTAMIENTO

En este apartado se definen en primer lugar los efectos básicos que el modelo considera. Después, se introduce en el modelo el posible impacto de los comportamientos de los agentes y, finalmente, se indican las ecuaciones necesarias para medir todos estos efectos.
Tómese una empresa que opera con una función de producción con rendimientos constantes a escala en los inputs tradicio­nales (trabajo, capital, materias primas). Se supondrá que la función de producción es desplazada por el capital tecnológico acumulado, que se denotará por K, a través de las innovaciones de proceso. Este des­plazamiento aumenta en la misma medida la productividad marginal de todos los factores (el impacto de la innovación tecnoló­gica es «neutral-Hicks»). Supóngase, a su vez, que la empresa compite en un mercado de producto diferenciado, donde experimenta una demanda que depende negativamente del precio de su producto y positivamente del de los rivales, pero también del capital tecnológico acumulado. Es natural suponer que el capital, K, también desplaza la demanda a través de las innovaciones de producto, aunque ahora es preciso controlar por el capital acumulado por los competidores.
Si la empresa invierte continuamente en actividades tecnológicas para obtener innovaciones de proceso y de producto, ambos aspectos se irán modificando conforme las innovaciones son aplicadas. Supondremos que al comienzo de cada período la empresa ajusta el precio y la cantidad de su producto, así como el empleo, de acuerdo con las modificaciones tecnológicas introducidas y con los costes y la demanda esperados. Tres ecuaciones permiten caracterizar el impacto esperable de las modificaciones tecnológicas sobre el empleo:
innovacion1

La primera indica que el precio p es esta­blecido con un margen sobre el coste medio (o marginal), que, a su vez, depende de los precios corrientes de los factores w, y del nivel alcanzado por el capital tecnológico. La segunda establece que la demanda esperada por la empresa dependerá, dados el crecimiento exógeno esperable, de, y los precios y capital de los competidores, pR y KR, del precio que establezca la empresa para su producto y, de nuevo, del nivel alcanzado por el capital tecnológico. La tercera muestra que el empleo L es una función del output esperado a través de un coeficiente que depende de los costes (este coeficiente es, por el «lema de Shephard», la derivada del coste medio respecto al precio del trabajo).
Utilizando las tres ecuaciones, se puede escribir una expresión para el empleo que ponga de manifiesto las distintas vías por las que el nivel alcanzado por el ca­pital tecnológico va a afectar al mismo:

innovacion2

A partir de esta ecuación es fácil obtener que la elasticidad del empleo con respec­to al capital tecnológico viene dada por la expresión:

innovacion3

donde £ es el valor absoluto de la elasticidad del output con respecto a K (determinado en la función de producción e implicado en la fórmula vf&’ expresión del coste), X es la elasticidad de la demanda con respecto a K, y Ti es el valor absoluto de la elasticidad de la demanda con respecto al precio.
Esta expresión define los efectos (potenciales) desplazamiento y compensación. La primera elasticidad proporciona el efecto desplazamiento. Es la caída en el empleo que se produciría por un aumento del capital tecnológico a través de su impacto en la función de producción y, por tanto, en el coste medio, si no variara nada más (en particular si el output permaneciera dado, lo que proporcionaría la variación llamada «hicksiana»).
Los términos del paréntesis recogen los efectos compensación. El primero es el efecto positivo derivado de la introducción de innovaciones de producto, que despla­zan la demanda y, por tanto, aumentan el empleo bajo el supuesto de que todo lo demás permanece constante. El segundo se origina en la reducción del coste, que, trasladada al precio, induce un incremento de la demanda que también tiende a elevar el empleo, dado todo lo demás.
Se ha matizado que estos efectos son «potenciales» porque el comportamiento de los agentes que componen la empresa puede modificar sus valores. En realidad es mejor considerar un modelo más completo, que tenga en cuenta que la obten­ción de innovaciones de proceso y de producto puede venir acompañada de incrementos de salarios, como resultado de la presión sindical, o del precio, dado un incremento en el poder de mercado de la empresa. Cuando en el modelo se intro­ducen dos ecuaciones que resumen los posibles lazos entre los salarios, precios y el capital tecnológico, la expresión de la elasticidad total se convierte en:

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donde a es la elasticidad del output con respecto al empleo, 7 es la elasticidad de los salarios con respecto a K, y 8 es la elasticidad del ratio precio-coste marginal con respecto a K. El segundo término de la expresión refleja que el efecto desplazamiento puede verse agravado por la sustitución de trabajo debido a su encarecimiento. Por su parte, el cuarto término muestra que el efecto compensación derivado de la reducción del precio se puede ver atemperado, o incluso eliminado, por los factores que pueden amortiguar tal reducción: mayores costes salariales y tendencia a un aumento del margen como resultado del ejercicio de poder de mercado.
Las elasticidades relevantes pueden medirse a través de la estimación de un conjunto de ecuaciones. El efecto desplazamiento, e, y la elasticidad del output con respecto al empleo, a, se pueden estimar en una función de producción o, alternativamente, en una función de demanda de trabajo que incorporen el capital tecnológico. Los efectos compensación necesitan de la especificación de una función de demanda que permita valorar el impacto de las innovaciones de producto. A, y la elasticidad de la demanda con respecto al precio, n. Si se quiere apreciar,’ además, el impacto del comportamiento, hay que especificar adicionalmente las relaciones de los salarios y precios con el capital tecnológico, para obtener estimaciones de 7 y 0.

Capital tecnológico y empleo en la industria española de los noventa

Antes de presentar los resultados, conviene describir brevemente los principales hechos referentes al capital tecnológico, la innovación y el empleo en la industria española durante los años, noventa. Son estos hechos los que el modelo debe ser capaz de explicar total o, al menos, parcialmente. La descripción se lleva a cabo con la muestra utilizada en el ejercicio econométrico, por lo que primero se resumen brevemente su origen y principales características.
La muestra está constituida por datos de panel de 1.286 empresas de la Encuesta sobre Estrategias Empresariales, observadas en diferentes espacios temporales durante los años 1990-1998. La muestra resulta de mantener todas las empresas para las que existen al menos tres observaciones temporales consecutivas, tras renunciar a aquellas observaciones a las que les falta algún dato de las múltiples variables requeridas para llevar a cabo el ejercicio. A pesar de ello, la muestra puede considerarse representativa del conjunto de las manufacturas y, en consecuencia, las infe­rencias pueden hacerse extensivas a este ámbito. Los datos requeridos para cada empresa incluyen el output, el capital en equipos, el trabajo y los inputs intermedios, sus gastos de innovación y publicidad, la introducción de innovaciones de proceso y producto, los costes, los cambios experimentados por el precio y por los precios de los inputs adquiridos, ciertos detalles de la evolución del mercado y un conjunto de datos básicos (actividad, edad, participación en fusiones y adquisi­ciones, etc.) El detalle sobre la definición y construcción de las variables se puede encontrar en García, Jaumandreu y Rodríguez (2002). Merece la pena comentar brevemente la construcción del capital tecnológico, variable que desempeña un papel clave en el ejercicio.

              

El capital tecnológico se obtiene, como es usual, agregando recursivamente todos los gastos en I+D realizados por las empresas (intramuros + contratos + licencias). Asimismo, para la construc­ción del capital tecnológico se supone una tasa de depreciación del stock previamente acumulado del 15% (véanse, por ejemplo, Griliches, 1979 y, para una aplicación reciente, Hall y Mairesse, 1995). Cuando la empresa entra en la muestra, y durante los años siguientes realiza algún gasto en I+D, su capital tecnológico es estimado utilizando la edad de la empresa como información relevante. Cuando la empresa no realiza gastos en I+D, su capital tecnológico es normalizado a cero.
El centro del ejercicio lo constituye la valoración del impacto de las innovaciones de proceso y de producto. Cuando la empresa informa de la introducción de una innovación de proceso o de producto, los desplazamientos respectivos de la función de producción o de la demanda se suponen proporcionales al capital tecnológico acumulado desde la última innovación incorporada. Para introducir estas variaciones en las ecuaciones, basta con sustituir el capital tecnológico estándar por una de las dos versiones llamadas «operativas», en las que el capital tecnológico sólo acumula efectivamente las inversiones pasadas en el momento preciso en que se introduce la innovación relevante.
El cuadro 1 recoge los datos básicos para la muestra, separada en dos partes: empresas con más y menos de 200 trabajadores. Entre las grandes empresas existe un 92% que realizan gastos en I+D (capital tecnológico positivo), que son las que se incluyen en los estadísticos. Pero, entre las pequeñas, sólo un 41% realizan I+D, por lo que se proporcionan separadamente cifras ‘para las que efectúan estos gastos y para las que no. La introducción de innovaciones está estrechamente relacionada con el capital tecnológico, y la frecuencia de las mismas es claramente superior en las empresas de mayor tamaño. Las empresas que realizan gastos en I+D muestran una probabilidad de introducir innovaciones un año dado que oscila entre un tercio y un medio.
Los datos, por otra parte, cubren un ciclo industrial completo, puesto que las manufacturas experimentaron una recesión hacia el año 1993 y, a continuación, una recuperación que sólo presentó un ligero frenazo en 1996. Las cifras anuales ponen de manifiesto esta senda.

Los datos medios de acumulación de capital tecnológico, evolución del empleo y productividad del trabajo muestran la rea­lidad básica que hay que explicar. Una sencilla identidad contable dice que la variación en el empleo es igual al incremento del output menos el incremento de la productividad. Separando el incremento de la productividad según sus fuentes, y el incremento del output por sus componentes, se puede transformar esta identidad en una descomposición con sentido económico. Esto es justamen­te lo que puede hacer el modelo introducido en el apartado anterior, al explicar la parte del incremento de productividad (efecto desplazamiento) y la parte del incremento del output (efecto compensación) debidos a la innovación.
Un vistazo rápido a las cifras puede propor­cionar una impresión demasiado optimista. El empleo de las empresas de menor tamaño que hacen I+D crece ligeramente, frente a la caída del empleo de las que no acumulan capital tecnológico. La productividad de las primeras crece más intensamente que la de las segundas, pero todavía lo hace en mayor medida el output, con lo que el resultado encaja muy bien en lo que se puede esperar de los efectos desplazamiento y compensación, si los segundos son más elevados que el primero.
Sin embargo, los datos completos son algo más complejos. La caída del empleo en las grandes empresas se produce para un crecimiento de la productividad todavía más elevado, combinado con un crecimiento del output y del capital tecnológico más moderado que los correspondientes a las empresas pequeñas que llevan a cabo actividades de I+D. Está claro que la estimación del modelo es completamente necesaria, tanto para determinar la parte explicada por la innovación como para sugerir lo que queda por explicar.

RESULTADOS SOBRE INNOVACIÓN Y EMPLEO

El cuadro 2 resume las principales estimaciones realizadas y el cuadro 3 muestra los valores de las elasticidades que se derivan de las mismas. En este apartado se comentan brevemente unas y otras, para pasar a centrarse en lo que nos enseñan acerca de las relaciones innovación-empleo, recogidas en el cuadro 4.

El análisis econométrico obtiene una función de producción muy razonable, que presenta rendimientos constantes a escala, y donde el empleo es medido en horas totales de trabajo. El impacto de las innovaciones de proceso sobre la productividad es equivalente al obtenido en las buenas estimaciones del mismo estaño realizadas para otros países y momentos. La función de producción muestra también un crecimiento autónomo» de la productividad (no relacionado directamente con el capital tecnológico), de un 1% anual. Este crecimiento se puede atribuir a spülovers, tecnología incorporada, aprendizaje, etc. Cuando se estima una demanda de empleo alternativa a la función de producción, se obtienen valores equivalentes de los parámetros relevantes. Sin embargo, aparece también una característica sor­prendente: el crecimiento «autónomo» estimado de la productividad obtenido en esta ecuación alternativa es sensiblemente más elevado (superior a un 3%).
La discusión detallada de las posibles ex­plicaciones de este fenómeno, que principalmente afecta a las empresas de mayor tamaño, rebasa el objeto de este artículo, pero García, Jaumandreu y Rodríguez (2002) muestran la consistencia de esta observación con la importancia creciente del outsourcing productivo.
La función de demanda de producto estimada constituye una interesante aportación a este tipo de trabajos microeconométricos. Su estimación es posible porque la ESEE incluye una información altamente inusual referida a los cambios en los precios. Los impactos del precio del producto y de las innovaciones aplicadas al mismo se estiman con precisión y valores razonables.
Los efectos obtenidos para los precios y el capital tecnológico de los competido­res son también muy sensatos, aunque, debido a la técnica indirecta empleada para aproximarlos, estos efectos son captados de manera más imprecisa. En el pri­mer caso se utilizan los cambios en los precios de los inputs (presumiblemente comunes a todas las empresas del merca­do), así como información cualitativa sobre los cambios de precios de los compe­tidores, según la técnica de la demanda residual». En el segundo, se utiliza información cualitativa disponible sobre la evolución de las cuotas de mercado de los competidores.
Las estimaciones que relacionan salarios y precios con el capital tecnológico se es­pecifican según pautas muy generales (una ecuación típica de resultados de la negociación salarial o modelo de insiders-outsiders en el primer caso, y una ecuación de márgenes en el segundo). En ambas se obtienen estimaciones razonables que muestran un impacto positivo del capital tecnológico, atribuible al comportamiento de trabajadores y empresas ante la consecución de innovaciones.
El cuadro 4 combina las diferentes elasticidades estimadas para producir una valoración global del impacto de la innovación sobre los requerimientos de trabajo por parte de las empresas. Se distingue entre efectos de corto y de largo plazo. Los pri­meros se obtienen suponiendo que los competidores no reaccionan a la introducción por parte de la empresa de las inno­vaciones de producto y de proceso.
En el cálculo de los segundos, se utilizan los efectos estimados para las acciones de los competidores, suponiendo que éstos igualan las innovaciones y el comportamiento de la empresa en consideración. Ambos tipos de efectos son, además, descompuestos en «potenciales» y «corregidos». Estos últimos introducen la influencia estimada del comportamiento de los agentes. Por supuesto, las distintas estimaciones tienen asociados diferentes niveles de precisión estadística, como se observa en el cuadro 3.
Sin embargo, no por ello dejan de proporcionar resultados muy plausibles acerca de cómo la inno­vación influye en el empleo.
Los resultados más importantes son los si­guientes. El efecto desplazamiento de las innovaciones de proceso es claramente sobrepasado (en realidad, más que doblado) por el efecto potencial sobre el empleo de una reducción del precio basada en la caída del coste medio debida a la innovación. Además, las innovaciones de producto poseen un efecto directo sobre el empleo que dobla al propio efecto compensación proveniente de las innovaciones de proceso (por unidad de gasto innovador). El efecto desplazamiento no resulta significativamente incrementado por la sustitución, y es el comportamiento en precios el que aparece como la principal razón de debilitamiento de los efectos compensación.
Los efectos compensación de largo plazo son, por supuesto, menores. Sugieren, sin embargo, la persistencia de ciertos efectos potenciales positivos débiles de las innovaciones de proceso, y efectos de las innovaciones de producto relativamente altos. En conjunto, la elasticidad real del empleo con respecto al capital tecnológico parece no estar alejada de la unidad, pero también es importante tener presente que el comportamiento en salarios y precios puede anular completamente los efectos positivos que provengan exclusivamente de las innovaciones de proceso.

Precisamente, con relación a este último punto es importante tener en cuenta que las ganancias de productividad procedentes de la innovación activa son sólo una parte de las ganancias totales. Si las ganancias con origen más pasivo estuvieran sujetas a efectos compensación y correcciones similares a los estimados para las innovaciones de proceso, ello explicaría parte del comportamiento más negativo que se observa para el empleo en buena parte de las empresas, en particular las de mayor tamaño. El outsourcing de actividades productivas podría explicar otra parte.

CONCLUSIONES

En el ámbito de la empresa, la innovación desplaza empleo, pero también crea las condiciones para compensar con cre­ces este desplazamiento. Las innovaciones de procesos reducen significativamente los costes marginales, y esta reducción puede ser trasladada a precios para expandir la demanda con un efecto sobre el empleo que dobla al primero. Además, las innovaciones de producto que la mayoría de empresas llevan a cabo al mismo tiempo que las de proceso (aunque con una frecuencia ligeramente inferior) doblan a su vez el efecto expansivo por unidad de gasto innovador. Los efectos po­tenciales netos de las innovaciones de proceso se reducen, sin embargo, significativamente en el largo plazo, cuando los competidores emulan las innovaciones puestas en práctica. Por el contrario, efec­tos netos positivos de cierta magnitud tienden a persistir en el caso de las innovaciones de producto.
Pero el papel de los mecanismos compensadores puede ser dificultado, y en al­gunos casos incluso completamente blo­queado, por el comportamiento de los agentes que actúan en la empresa. En la muestra y período utilizados, el compor­tamiento en precios de las empresas, aprovechando los efectos de poder de mercado generados por las innovaciones, debilita los efectos expansivos de la innovación sobre el empleo. Por su parte, los salarios parecen tener un menor impacto debilitador, al quedar inhibidos por el ejercicio de poder de mercado de las empresas. En cualquier caso, los efectos netos medios sobre el empleo estimado son positivos, incluso en el largo plazo, y con una elasticidad con respecto al capital tecnológico no alejada de la unidad

La innovación es sólo una de las fuentes de crecimiento de la productividad a escala de empresa. Otras fuentes son las mejoras no innovadoras (cambio técnico incorporado, aprendizaje, spíllovers…), la sustitución por capital y el outsourcing de actividades productivas. Los datos de las manufacturas españolas muestran que estas fuentes son al menos tan importantes como la innovación en la determinación del crecimiento de la productividad. Las mejoras de productividad no ligadas a la innovación se asemejan a las innovaciones de proceso en que sólo pueden ser compensadas a través de las reducciones en los precios. Si el comportamiento de precios y salarios dificulta la actuación de los efectos compensación, el impacto de este tipo de ganancias sobre el empleo puede ser especialmente negativo. Este fenómeno, más el outsourcing de actividades productivas, explica la compatibilidad de los hallazgos acerca del impacto positivo de las innovaciones sobre el empleo, con los comportamientos globalmente negativos del empleo en determinados grupos de empresas.
La investigación aquí resumida intenta una primera aproximación estructural, a escala de empresa, a un tema candente, y sobre el que no se contaba con evidencias empíricas. Los resultados conseguidos señalan que se trata de una línea de investigación fructífera, sobre la que merece la pena profundizar. Uno de los próximos pasos debe ser inscribir el modelo de la empresa innovadora en un modelo más amplio de mercado, que sugiera la forma de valorar empíricamente los efectos desplazamiento y compensación que operan a este nivel, proporcionando una idea global del impacto de la innovación y su interrelación con la competencia.

Autores: Ángela García y César Rodríguez. Investigadores del Dto. de Economía de la Universidad de Oviedo. Jordi Jamandreu del Dto. de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid. Publicado en “Economía Industrial. Nuevas tecnologías y empleo. El caso español”. Ministerio de Ciencia y Tecnología. Subsecretaría General Técnica. 2002.

(*) El trabajo de referencia forma parte del proyecto de investigación «Innovation and Employment in European Firms: Microeconometric Evidence», financiado por la Comisión Europea bajo el contrato HPSE-CT-2001-00047, y también ha recibido financiación del proyecto CICYT SEC2000-0268. Los autores quieren expresar, de nuevo, los agradecimientos que figuran en el texto original.

NOTAS
(1) La Encuesta sobre Estrategias Empresaria¬les, se realiza con una frecuencia anual por el antiguo Ministerio de Industria y Energía (ahora de Ciencia y Tecnología). Recoge información de panel sobre las manufacturas españolas que se inicia con los datos de 1990. Detalles del diseño y balance de la ESEE, así como una serie de consideraciones metodológicas acerca de su empleo en trabajos descriptivos y econométricos pueden encontrarse en Fariñas y jaumandreu (1999).

Bibliografía

FARIÑAS, J. C. y JAUMANDREU, J. (1999): «Diez años de Encuesta sobre Estrategias Empresariales», Economía Industrial 329, pp. 29-42.

GARCÍA, A, JAUMANDREU, J. y RODRÍGUEZ, C. (2002): «Innovación and Jobs: evidence from manufacturing firms», mimeo, Universi­dad Carlos III de Madrid,

GRILICHES, Z. (1979): -Lssues in assessing the contribution of R&D to productivity growth-, Bell Journal of Economics 10, pp. 92-116.

HALL, B. H. y MAIRESSE, J. (1995): -Exploring the relationship between R&D and produc­tivity in French manufacturing firms-, Jour­nal of Econometrics 65, pp. 263-293.

HAMERMESH, D. S. (1993): Labor demand, Princeton University Press.

JAUMANDREU, J. (1999): -El análisis microeconómico del impacto del cambio tecnoló­gico sobre el empleo», Ekonomi Gerizan 5, pp. 135-150.

KATSOLAUCOS, Y. (1984): -Product innovation and employment», European Economic Review 26, pp. 83-108.

NICKELL, S. y KONG, P. (1989a): Technical progress and Jobs, Discussion Paper ns 366, Centre for Labour Economics, Oxford.

NICKELL, S. y KONG, P. (1989b): Demand and employment, Discussion Paper ns 367, Centre for Labour Economics, Ox­ford.

SMOLNY, W. (1998): -Innovations, prices and employment: A theoretical model and an empirical application for West Germán ma­nufacturing firms», Journal of Industrial Economics 46, pp. 359-381.

STONEMAN, P. (1983): The economic analysis of technological change, Oxford Uni­versity Press.

VAN REENEN, J. (1997): -Employment and technological innovation: evidence from UK manufacturing firms-, Journal of Labour Economics 2, pp. 255-284.

Autor: ANGEL GARCIA, Departamento de Economía; CESAR RODRIGUEZ, Universidad de Oviedo; JORDI JAUMANDREU, Departamento de Economía y Universidad Carlos III de Madrid.

Fuente: Economía industrial Nº 348 – Año: 2002 – Ministerio de Ciencia y Tecnología del gobierno español – Subsecretaría – Secretaria General Técnica. Pág. 111 a 118

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