Las subas salariales que los trabajadores están acordando con las empresas y el Estado no mejorarán los bolsillos en 2010, ya que son entre 5 y 13 por ciento inferiores a la inflación anual proyectada, que sigue avanzando y a fin de año alcanzaría el 30 por ciento.
La mayoría de los gremios, que concentran al grueso de trabajadores de toda la Argentina, obtuvieron mejoras salariales de entre el 17 y 25 por ciento y, en casi todos los casos, en cuotas que se completarán entre julio y diciembre.
Así, el poder adquisitivo no tiene margen de mejora y la capacidad de acceso a bienes y servicios por parte de los ciudadanos se mantiene casi congelada respecto de 2009, contra lo que intentan evitar los gremios.
La alarma está encendido principalmente para los empleados estatales que dependen de las provincias con mayores déficits, como Tierra del Fuego, donde los gremios piden subas del 22 por ciento y el Gobierno les contesta con un 15 para todo el año.
Además de quienes aún no arreglaron, la situación la sufren aquellos sectores que consiguieron los incrementos más leves, aunque los que alcanzaron mejores resultados en la mesa de paritarias tampoco escapan a la erosión del poder de compra.
Como el sector docente, cuya paritaria nacional cerró con una suba del 17 por ciento al inicio del ciclo lectivo, que llegará al 23,5 recién a mitad de año.
El gremio metalúrgico -que nuclea a 250 mil operarios- puso la firma a un aumento del 15 por ciento a partir de abril y en julio otro 11,6 por ciento hasta el 31 de marzo de 2011, completando así el 26,6.
Otros sectores siguen con las paritarias empantanadas, como el de la alimentación -que engloba a 80.000 trabajadores- que pide un básico inicial de 3.200 pesos, contra el actual de 2.150 pesos, mientras las cámaras ofrecen un 24 por ciento.
Este año, el 73 por ciento de las compañías aplicará aumentos salariales, en tanto que un 27 lo tiene en estudio, según una reciente encuesta realizada en todo el país por el estudio Ernst é Young.
Las consultoras privadas y los economistas aseguran que el piso de la suba de precios para este año ya es del 25 por ciento, y no se animan a estimar un techo, aunque coinciden en que podría ser del 30 por ciento.
No obstante, las consultoras coinciden en que en abril la inflación "bajo un cambio", ya que las estimaciones para abril se ubica en el 1,3 por ciento, cuando el mes pasado superaba el 2,5 por ciento.
A su vez, otros consultoras como el Buenos Aires City que conduce la ex directora de precios del Indec, Graciela Bevacqua, ya proyectan una inflación del 35 por ciento para todo el 2010, impulsada principalmente por los alimentos.
Mientras, para el Indec la suba anual de precios no superará el 7, el Gobierno niega que exista un proceso inflacionario y el Banco Central estima que en el segundo trimestre habrá "menores presiones" sobre los valores de los productos y servicios.
En paralelo se están ajustando los alquileres (20 por ciento), las expensas (17), las cocheras (28), la educación privada (10), la medicina prepaga (10), los combustibles (24), entre otros, y los alimentos y bebidas continúan con la escalada.
Si bien el consumo sigue en aumento, los expertos advierten que las comparaciones se están realizando contra meses del primer semestre de 2009, cuando la crisis golpeaba las decisiones de los argentinos y se retrasaban las compras.
Economistas consultados dijeron que al hacer las cuentas en diciembre, los trabajadores se encontrarán con que los aumentos que recibieron en 2010 fueron menores entre un 5 y un 13 por ciento a la inflación real.
Así, crece la brecha existente entre lo que los trabajadores recibirán este año como mejora salarial -en varias cuotas- y la suba de precios de productos y servicios, por lo que el poder adquisitivo se mantiene congelado y hasta se reduce.