LISBOA. La huelga general convocada este jueves por los dos principales sindicatos portugueses para protestar por las medidas de austeridad impulsadas por el Gobierno de Pedro Passos Coelho ha tenido un seguimiento mayoritario en los sectores de transporte terrestre y aéreo.
La huelga de 24 horas se produce en medio de los problemas económicos que vive Portugal, uno de los países con la economía más débil de Europa Occidental, mientras se hunde más en la recesión.
De acuerdo con información oficial, oficinas gubernamentales, clases, correo, recolección de basura y otros servicios públicos también estuvieron muy cerca del paro total.
Sin embargo, para la CGTP, la tasa de participación superó la de la última huelga general, hace justo un año, en la que se movilizaron tres millones de personas. Unas treinta manifestaciones estaban previstas en todo el país y en particular en Lisboa por iniciativa de los sindicatos y de los movimientos de los "indignados".
Portugal se ha quedado este jueves sin apenas servicios en ferrocarriles y con menos de una veintena de vuelos completados de los más de cien previstos, mientras que ha sido secundada por una minoría de los funcionarios de la Administración General.
La Federación Nacional de Sindicatos de la Función Pública ha informado de que la aerolínea portuguesa TAP ha cancelado 121 de los 140 vuelos programados para este jueves y el Aeropuerto de Portela, en Lisboa, ha anulado todas las operaciones aéreas hasta las 17.00 horas del viernes, según recoge la prensa lusa.
La capital portuguesa ha sido uno de los puntos del país más afectados por el paro, con el servicio de metro cerrado por la huelga y con escasos tranvías circulando por la ciudad.
El próximo año, el pueblo portugués pagará más gravámenes; más impuesto sobre la renta, más impuesto de sociedades y más impuesto sobre la propiedad para ayudar a saldar las deudas del país. Al mismo tiempo, sus derechos de asistencia social se están recortando.
La paralización de los transportes en Lisboa ha llevado a la mayoría de los ciudadanos a recurrir a sus vehículos para intentar llegar a primera hora de la mañana a sus trabajos, lo que ha provocado aglomeraciones y atascos en las principales carreteras.
Los servicios de transporte fluvial en el río Tajo han quedado también paralizados por el seguimiento masivo de la huelga por parte de los empleados de las empresa Soflusa y Transtejo. En Oporto, los autocares de la compañía STCP también han dejado de operar porque todos sus trabajadores han secundado el paro general.
"La huelga es un sacrificio por el bien del país. Es una tarjeta roja al gobierno por su acción, que conduce a la pauperización", afirmó Manuel Carvalho da Silva, secretario general de la CGTP. Según las cifras del gobierno, sólo 12.800 de los 355.305 funcionarios han participado en la huelga, es decir el 3,6%.
La jornada de huelga general de este jueves es la tercera convocada por el sindicato CGPT con el respaldo de UGT desde 1988, cuando los trabajadores pararon para protestar por una modificación de la legislación laboral que intentó sacar adelante el entonces primer ministro y ahora presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva.
El mayor seguimiento de la jornada de huelga general se ha registrado en los aeropuertos, que han quedado prácticamente vacíos y no han podido operar la mayoría de los vuelos programados para este jueves. El portavoz de la Autoridad Nacional Aérea, Rui Oliveira, ha reconocido, en declaraciones al diario ‘Público’, que en el aeropuerto lisboeta de Portela, el principal del país, apenas había hoy "una o dos personas".
El Sindicato Nacional de Personal de Vuelo de Aviación Civil ha afirmado en un comunicado que el paro ha contado con "una fuerte adhesión" de los tripulantes de cabina de las compañías TAP, Portugália, SATA y White.