ROMA. Un millón de trabajadores, según el sindicato CGIL, se manifestaron el viernes en las principales ciudades italianas para protestar contra el ajuste presupuestario recientemente aprobado por el Gobierno de Silvio Berlusconi y que prevé la congelación de los sueldos de los funcionarios e importantes recortes en el ámbito de la administración pública, entre otras medidas. Las protestas callejeras coincidieron además con una huelga general convocada por el mismo sindicato y que paralizó gran parte del país transalpino.
El motivo de la huelga era protestar contra el ajuste presupuestario recientemente aprobado por el Gobierno y que en estos días está siendo debatido por el Parlamento. Entre otras cosas, prevé la congelación de los sueldos de los funcionarios hasta 2013 y el recorte del presupuesto destinado a las regiones y demás entes locales, así como a los entes públicos en general, lo que, según afirman los detractores del plan, supondrá un empeoramiento de los servicios a los ciudadanos.
Aún con todo, la CGIL ha sido el único sindicato que ha rechazado abiertamente el ajuste, que define como "equivocado, injusto y deprimente", ya que carga el peso de la corrección económica "sobre las espaldas de los de siempre".
Así, a la manifestación que realizó en Roma el pasado 12 de junio, se sumó la movilización nacional de hoy, que no consistió sólo en una huelga sino también en manifestaciones masivas por las calles.
Las principales fueron las que tuvieron lugar en Roma (centro), Nápoles (sur), Milán y Bolonia (norte). Ésta última fue la localidad elegida como centro de operaciones. Desde allí, la subsecretaria general de CGIL, Susanna Camusso, denunció que el ajuste sólo pide sacrificios a los trabajadores y a los ciudadanos de a pié mientras que tendrían que ser "los que tienen más" los que contribuyan en mayor medida a remediar la crisis.