La cadena de distribución alemana Lidl, que cuenta con establecimientos en varios países europeos, deberá pagar multas por casi 1,5 millones de euros por espiar de forma sistemática a sus empleados, según informó hoy el diario alemán ‘Stern’.
Lidl tendrá que pagar las multas impuestas por las autoridades de 12 de los 16 estados que conforman la República Federal Alemana, donde ocurrieron los hechos, y que entre todas suman un total de casi 1,5 millones de euros.
La cadena de distribución has sido condenada por vigilar ilegalmente a sus empleados mediante la utilización de detectives privados contratados para tal fin, que instalaban cámaras de video en los supermercados, y por infringir las leyes de protección de datos.
El escándalo del espionaje a los empleados de Lidl salió a la luz el pasado mes de marzo tras la publicación de varios informes protocolarios internos que constataban la campaña de "espionaje sistemático" al que estaban sometidos los empleados de la cadena mediante videocámaras.
Dichos informes reflejaban con fecha y hora detalles como la frecuencia con la que los empleados iban al baño y la existencia de relaciones amorosas entre los mismos, así como diversos aspectos del carácter de los trabajadores a juicio de los supervisores. Los documentos procedían de supermercados de baja Sajonia, Renania, Palatinado, Berlín y Schleswig-Holstein.
Tras conocerse la noticia, las autoridades alemanas abrieron una investigación encabezada por el comisionado federal de protección de datos, Peter Schaar, quien aseguró que las grabaciones de las visitas al baño de los empleados constituyen "serias violaciones" de los derechos de los trabajadores.
Los resultados de la investigación constataron que los trabajos de espionaje siempre seguían el mismo patrón. Los lunes por la mañana, los detectives contratados por la compañía instalaban entre cinco y diez cámaras en miniatura en el establecimiento con la justificación de prevenir robos y bajo el conocimiento del supervisor del supermercado.
Por su parte, la cadena distribuidora nunca negó la existencia de estos informes y siempre mantuvo que no estaban destinados a espiar a los trabajadores, sino a detectar malas conductas.