LONDRES – El número de desempleados aumentó en Gran Bretaña, al tiempo que se desataron nuevas protestas contra la contratación de trabajadores extranjeros, mientras el Banco de Inglaterra alertó este miércoles de una contracción brutal del Producto Interno Bruto (PIB).
El índice de desempleo subió en 146.000 personas entre octubre y diciembre del año pasado, hasta alcanzar 1,97 millones de parados, lo que equivale a que un 6,3% de la población económicamente activa en el Reino Unido esté desocupada, según cifras divulgadas este miércoles. Esa cifra, la más alta desde 1998, según indicó la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), es ligeramente más baja a la anticipada por los expertos, que preveían que el desempleo alcanzara a unos dos millones de personas.
Las sombrías cifras del desempleo fueron reveladas al tiempo que el Banco de Inglaterra (BoE) anticipaba que la economía británica se contraerá un 4% interanual a mediados de 2009 y hasta un 6% en el peor de los casos, antes de empezar a crecer de nuevo, a principios de 2010. La caída del 4% del PIB de Gran Bretaña supera con creces las últimas previsiones del Banco de Inglaterra publicadas en noviembre, confirmando la profunda recesión que afecta el país.
A la luz de esos datos, los expertos reafirmaron sus previsiones de que el número de desempleados pueda alcanzar tres millones a fines del año, como resultado de la crisis.
Estos indicadores confirmando la aguda recesión que golpea a Gran Bretaña fueron divulgadas al tiempo que se desataron nuevas huelgas en este país en protesta por la contratación de trabajadores extranjeros. Cientos de obreros de la construcción de la planta energética de Staythorpe, en Lincolnshire, centro de Inglaterra -que es propiedad del grupo alemán RWE- cesaron el trabajo este miércoles, para expresar su descontento por la contratación de colegas extranjeros, indicaron fuentes sindicales.
Asimismo, decenas de trabajadores de una central en la Isla de Grain, en Kent, protestaron contra la práctica de contratar a extranjeros en proyectos de construcción en Gran Bretaña, indicó Unite, uno de los principales sindicatos británicos. “No es una práctica justa”, afirmó Unite, señalando que delegados sindicales entregaron este miércoles una petición al primer ministro, Gordon Brown, contra la legislación que permite a empresas energéticas contratar a trabajadores de otros países de la Unión Europea para sus proyectos de construcción, en vez de emplear mano de obra local.
Estas protestas -que reflejan el malestar laboral en momentos en que el desempleo afecta cada vez a más familias en Gran Bretaña- se produjeron después de un paro de más de una semana en una refinería en Lindsey, este de Inglaterra, por ese mismo motivo. Ese paro concluyó el jueves pasado, después de que el grupo francés Total, propietario de esa refinería, ofreciera nuevos puestos a británicos.
La crisis económica y el malestar laboral que conlleva le están quitando a Gordon Brown el poco apoyo popular que le restaba: según el último sondeo, publicado esta semana por el diario The Times, los laboristas cuentan con sólo un 28% de las preferencias de voto, contra un 42% para los conservadores.