En su proceso de evolución la raza humana ha generado a partir de múltiples vivencias y experiencias diferentes procesos de aprendizaje tales como el uso del fuego o la construcción de herramientas, que le han permitido adaptarse a las dificultades que le ofrecía el medio. Estos procesos de aprendizaje fueron fruto de una delicada reflexión y análisis de las condiciones y de los requerimientos en términos de habilidades, conocimientos y destrezas recopilados a partir de la vivencia, para ser transformadas en experiencias por el poder de la reflexión.
Las grandes escuelas de artesanos que predominaron en el feudalismo (siglo X-XIII) tuvieron como base los principios del “outdoor training”. El Maestro o Artesano de entonces, poseedor de la sabiduría generada por una experiencia en un arte u oficio, tenia a su cargo uno o varios aprendices que necesitaban mucho tiempo para poder descifrar los misterios de esa ocupación. El maestro iba dosificando las lecciones y las experiencias hasta que podía certificar la idoneidad del aprendiz quien a su vez se convertía en maestro sólo cuando la experiencia y la consagración lo dotaban de la sabiduría para ejercer.
Sin embargo, las principales críticas que los diferentes autores hacen del “outdoor training” se centran en su poca respetabilidad por parte de los participantes, su falta de seriedad a la hora del desarrollo de profesionales y su mínima eficacia para aplicarse en el mundo laboral. Curiosamente, estas opiniones resultan chocantes y contradictorias, pues el “outdoor training” cuenta con miles de años de experiencia en dos campos tan respetados como son la educación y la enseñanza militar.
El análisis y estudio de las primeras civilizaciones verifica como la naturaleza y la actividad al aire libre han servido como medio para desarrollar habilidades tan esenciales en las organizaciones actuales como el liderazgo, el espíritu y trabajo de equipo, la iniciativa, la resolución de problemas, etc.
INFLUENCIA DE LA EDUCACIÓN
En los pueblos primitivos el deporte se utilizaba, entre otras cosas, como herramienta para desarrollar e integrar pronto a los más jóvenes en sus responsabilidades de adulto.
El desarrollo de la integridad, la seguridad en sí mismo, la disciplina, la abnegación o la independencia, eran algunos de los valores que más importancia daban los antiguos griegos para la formación de sus elites. En aquella época, eran muy conscientes de la importancia de la educación en el medio natural y de las múltiples ventajas de su aplicación con respecto a la formación en aula.
La palestra, era un recinto al aire libre donde los antiguos griegos impartían sus clases a los niños. La educación física era entendida como elemento fundamental en la formación del ser humano para llegar a ser un hombre cumplido y cabal ciudadano. En la cultura aristocrática, el deporte fue considerado esencial para la formación integral del hombre.
Para Platón (1970), el Estado y el ciudadano ideales eran imposibles sin una buena educación, la cual tenía su pilar básico en la educación física. Aristóteles (1970), por su parte, consideraba que el ejercicio físico era muy útil en la educación, ya que fomentaba el valor y modelaba el carácter.
Otra muestra de la importancia que le daban nuestros antepasados a la formación al aire libre como herramienta fundamental para transformar el temperamento y generar nuevas cualidades humanas, es la famosa frase de Juvenal (1965): “mens sana in corpore sano”. Esta frase representa perfectamente el pensamiento de las antiguas civilizaciones a las que hacemos mención, las cuales reconocían que el entrenamiento en la naturaleza no sólo generaba pericia y destreza en esas mismas actividades, sino que también desarrollaba en los practicantes cualidades humanas y las partes más nobles del espíritu humano.
En el siglo XVIII, Rousseau mantenía que la mejor forma para conocerse a sí mismo y al mundo que nos rodeaba era jugando en la naturaleza. Consideraba que la actividad física era un instrumento socializador muy importante para el niño, ya que a través del juego se adquirían las habilidades sociales y emocionales primordiales para su desarrollo tanto en la infancia como posteriormente en el mundo adulto. Estos planteamientos, que chocaban tanto con la educación de aquella época, se van a ver reflejados en un libro muy reciente de Daniel Goleman: “La Inteligencia Emocional”.
El ejercicio corporal ha sido concebido, a lo largo de la historia, como un medio para educar el coraje (Platón, 1970), la virtud (Locke, 1986), el temperamento (Rousseau, 1985), la alegría y la honestidad (Vives, 1988), el valor (Amorós, 1848), el carácter (Fröbel, 1913; Coubertain, 1973), la alegría (Richter, 1920), etc… La practica física al aire libre, en opinión de Vittorino da Feltre, constituía un medio fundamental para desarrollar en sus alumnos cualidades humanas como la alegría, la dignidad y el desarrollo de la personalidad (Giannetto, 1981). Arnold, por su parte, utilizaba la actividad al aire libre para el desarrollo del control emocional y el compromiso ético de sus alumnos (Hughes, 1932).
Hacia 1860, los juegos físicos empiezan a formar parte central del currículo escolar. El deporte es concebido como uno de los promotores de la moral, y conceptos como el coraje, el juego limpio y el espíritu de equipo sólo pueden ser aprendidos en el campo de juego.
De acuerdo con Dewey (1938), la educación ha de trasladarse a los campos de deportes, pues se trata de un lugar muy apropiado para trabajar en grupo, estimular a los participantes a superar dificultades y problemas que se les plantean, e ideal para la organización colectiva. En definitiva, Dewey reconoce la actividad deportiva como un excelente medio de educación.
INFLUENCIA MILITAR
Los antiguos espartanos revolucionaron el mundo militar introduciendo un nuevo elemento en la batalla, clave para el éxito en cualquier organización de nuestros días: el trabajo en equipo. Lo hicieron a través de las falanges (formación de ocho filas de soldados que maniobraba, avanzaba o defendía su posición codo a codo, al son de las flautas y tambores). En este tipo de formación era fundamental el respeto de cada hombre por sus compañeros para que el grupo fuese invencible en el campo de batalla. Se sacrificaban por el equipo y las decisiones de éste prevalecían sobre cualquier opinión personal. Además, entrenaban los reflejos y el control de la fogosidad a través del ejercicio físico y la danza (eran excelentes coreógrafos). Consideraban que el control de uno mismo era una cualidad muy necesaria en el campo de batalla.
Más recientemente, durante la II Guerra Mundial (1939-1945), EE.UU. encargó a un comité de expertos psicólogos la rápida y eficaz selección y formación de un gran ejército. Entre las habilidades básicas requeridas destacaban las emocionales por encima de las intelectuales. Así, se buscaban soldados con dotes de liderazgo, con capacidad de mando, iniciativa, compromiso, comunicación, etc. El comité de expertos era consciente de que la mejor forma de desarrollar y fomentar este tipo de habilidades no era dentro de un aula, sino mediante la realización de numerosas pruebas de simulación en la naturaleza que reprodujeran situaciones reales y que incluyeran actividades y comportamientos en lugar de conocimientos.
Del mismo modo, a principio de los años cincuenta, el ejército británico creó un programa llamado “Adventure Training” que incluía actividades y situaciones bajo una enorme presión, con el propósito de desarrollar en sus soldados el liderazgo y el trabajo en equipo. El ejército estaba muy implicado e interesado en formar líderes y equipos bien conjuntados y eficientes, equipos más autónomos y sobretodo, menos jerarquizados. Este tipo de actividades, sin duda, demostró ser muy eficaz para cumplir esos objetivos.
En definitiva, las Fuerzas Armadas han contribuido al desarrollo de tres áreas clave del “outdoor training”: en primer lugar, la utilización de la naturaleza o las tareas de exigencia física como medio para desarrollar equipos o a los individuos; en segundo lugar, el empleo de las tareas de resolución de problemas para evaluar el potencial de las habilidades de trabajo en equipo; y por último, el uso de los cursos de alto impacto que tanta popularidad han alcanzado en los últimos años.
OTRAS INFLUENCIAS
El gran avance hecho durante los últimos veinte años a nivel práctico en los estudios del comportamiento humano: comunicación, procesos de cambio, teorías sobre la dirección, cómo trabajan los equipos, creatividad, teorías de entrenamiento, etc., ha influido de forma notoria sobre el “outdoor training”. Debido al gran aumento en el número de herramientas y modelos disponibles, los entrenadores e instructores modernos han podido trabajar con problemas mucho más complejos y sutiles.
Otras influencias sobre esta metodología han sido: los programas de juventud (Boy Scout y Girl Guides); y los deportes al aire libre (alpinismo, navegación, buceo, orientación, etc.) y el correspondiente desarrollo y progreso de las técnicas y medidas de seguridad empleadas en éstos.
NACIMIENTO DEL OUTDOOR TRAINING: EL OUTWARD BOUND.
Muchas escuelas en el transcurso de la historia hicieron intentos para involucrar elementos experimentales en sus programas, pero no fueron lo suficientemente impactantes como para asimilarlos como propuestas de formación. Tuvieron que pasar muchos siglos hasta que en 1941, en Alemania, se fundara la primera escuela cuya base fundamental fuera el aprendizaje experimental.
Autores como Bank (1985), Wagner, Baldwing y Roland (1991), Tuson (1994), DuFrene, Sharbrough, Clipson y McCall (1999), coinciden en señalar y reconocer que la principal y más directa influencia del outdoor training es el Outward Bound.
Durante la II Guerra Mundial, mientras los barcos alemanes hundían a los buques mercantes británicos, los marineros que esperaban ser rescatados luchaban por sobrevivir en aguas muy frías. Misteriosamente, la tasa de supervivencia entre los marineros más jóvenes era menor con respecto a los más veteranos. Este hecho provocó que Sir Lorenzo Holt (Jefe de la flota mercante de Gran Bretaña) invitara a su viejo amigo y educador Kurt Hahn para analizar la razón de este hecho y, si era posible, ponerle remedio. Hahn estaba convencido de que este problema no fue ocasionado por la carencia de conocimientos o habilidades físicas de los más jóvenes, sino más bien porque éstos aún no habían alcanzado una comprensión de sus propios recursos físicos, emocionales y psicológicos.
Para poner solución a todo este problema, en el año 1941, en Aberdovy (País de Gales), Kurt Hahn, con la ayuda financiera de Holt, funda una nueva escuela, “Outward Bound”, que proporciona experiencias similares, usando la naturaleza como aula. Se pretende ayudar a los reclutas jóvenes a desarrollar la confianza y otras habilidades emocionales necesarias no sólo para sobrevivir en las frías aguas del Mar Norte, sino también cómo hacerlo en la propia vida cotidiana, generando experiencias de riesgo para establecer comportamientos de los alumnos bajo presión.
Los programas que organizaba “Outward Bound” estaban muy focalizados en la tarea, y relativamente en menor medida en la revisión de lo acontecido, aunque los participantes recibían durante la actividad un importante feedback por parte del tutor del grupo. Se pretendía desarrollar tanto a la persona como al grupo en un sentido amplio, ofreciéndole una serie de tareas y retos físicamente exigentes que obligasen a tensar su capacidad intelectual y emocional cuidando no llegar demasiado lejos, es decir, no sobrepasando el límite de la zona de “pánico”. La idea, por tanto, era sacarles de sus zonas de “confort o comodidad”, y adentrarles en sus zonas de “reto y desarrollo”, en las que se produce el aprendizaje y el desarrollo tanto personal como profesional. Trataban de inculcar y desarrollar en cada individuo el convencimiento de “que hay en ti mucho más de lo que tu crees” como actitud para afrontar la vida y el trabajo.
Para explicar el proceso de aprendizaje que se daba en el “Outward Bound”, Wals y Golins (1976), y un año después Gager (1977), desarrollan un modelo muy conocido: “Outward Bound Process Model” en el que se afirma que el resultado de la tensión, de los desafíos y de la maestría en un ambiente desconocido debe ser reorientar el significado y la dirección de la experiencia en la vida de los participantes.
Hahn está muy influenciado desde muy joven por los ideales educativos de Platón, mientras que su énfasis en la experiencia y en la terapia experimental se puede entender como una consecuencia de los trabajos de Pestalozzi y Dewey.
Este tipo de experiencias que propone Kahn tienen lugar en el campo, se estructuran de tal forma que ayuden a los participantes a descubrir y comprender sus recursos internos, se diseñan con el propósito de reflejar un ambiente similar al que el participante operará en un futuro, y por último, se basan en actividades de aventura como medio o vehículo para la consecución de unas determinadas metas.
Aumentar la autoconfianza y el conocimiento de uno mismo, mejorar el trabajo en equipo, desarrollar habilidades de dirección y valores, como el respeto y la solidaridad, reforzar la responsabilidad, etc., son algunos de los objetivos perseguidos por Hahn en su escuela al aire libre.
Los cursos al aire libre que se imparten en esta escuela son un equilibrio del desafío, la diversión, el entusiasmo y el aprendizaje, en los que la seguridad del participante es lo primordial. No se trata de un entrenamiento físico ni de una escuela de supervivencia. No es un entrenamiento en el mar, sino a través del mar.
Este tipo de metodología de trabajo tan innovador propuesto por “Outward Bound” se difundió muy rápidamente por todo el mundo, realizándose múltiples programas de aprendizaje experimental muy diferenciados entre sí por dos aspectos principales: la orientación que se le quiera dar, y al colectivo que vaya destinado.
Así, después de la Guerra este enfoque educativo se afianzó en Inglaterra y posteriormente, a principios de los años sesenta se implantó en Estados Unidos. La primera escuela “Outward Bound” en este país se fundó en el año 1962 (Colorado), por Josh Miner, un discípulo de Hahn en la escuela de Gordonstom (Escocia).
En 1971 algunos instructores de la organización “Outward Bound” en Estados Unidos, crearon en un High School de Massachussets, “Project Adventure”: un programa de aprendizaje basado en la experiencia dirigido a los estudiantes. Tres años más tarde, con ayuda federal, se extendió con enorme éxito a otras muchas escuelas del país.
A lo largo de los años setenta se empiezan a popularizar este tipo de cursos entre empresas y organizaciones de la administración americana. Así por ejemplo, “Harvard Business Review” en Mayo de 1977 publica un artículo clásico sobre esta metodología de aprendizaje:”Two women, three men on a raft”.
En la actualidad, en EE.UU. hay aproximadamente unos 10.000 parques construidos en la naturaleza, de los que, los más conocidos, son los generados por “Project Adventure D.R.” y “Atlantic Challenge D.R.”. De su desarrollo en Europa es responsable principalmente el “European Institute for Outdoor Adventure Education and Experiential Learning”. En estos parques, cientos de multinacionales (Toyota, Dupont, Coca – Cola, etc.) han utilizado como herramienta de formación los programas de entrenamiento experimental para mejorar sus climas organizacionales, desarrollar habilidades de liderazgo, etc.
En España, Compañía Maderera del Ocio es la única empresa especializada que promueve y construye Instalaciones y Centros de Multiaventura en la Naturaleza tanto para jóvenes como para adultos.
Las ideas de Hahn inspiraron a otros muchos educadores que expandieron su modelo y centros al aire libre alrededor del mundo. Sus ideas siguen siendo hoy tan vigentes como lo eran en 1941, y los valores de base, pese a que las actividades en la naturaleza no sólo sean en el mar (montañas, ríos, desiertos,…), no han cambiado.
Cuando Kurt Hahn murió en el año 1974, el periódico londinense “The Times” escribió esta frase entre sus páginas: “Ninguna persona de nuestros tiempos ha creado más ideas educativas innovadoras y, a la vez, poseído el don de implementarlas”.
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