El Gobierno británico ha anunciado esta semana que a partir de ahora los ministros perderán sus coches oficiales y tendrán que desplazarse en transporte público o compartir coche oficial con otros colegas.
No serán los únicos: las políticas de ajuste también se notan ya en las compañías españolas, donde tener un coche de empresa se está convirtiendo en un privilegio al alcance de cada vez menos escogidos.
La III edición del Observador del Vehículo de Empresa promovido por Arval, firma de renting del grupo BNP Paribas, señala que sólo un 2% de las compañías españolas utiliza el coche corporativo como retribución al empleado, frente al 8% de hace un año.
Los empleados de las Pymes son los más afectados, mientras que en las grandes empresas el uso del coche de empresa como incentivo ha aumentado y se sitúa en el 26%. "Algunas compañías utilizan el coche y otros beneficios sociales para compensar las congelaciones salariales y retener a sus directivos", argumenta Ernesto Poveda, presidente de ICSA Recursos Humanos.
Según datos de esta firma, en muchos cargos directivos ha aumentado la presencia del vehículo como parte del paquete retributivo: por ejemplo, un 37,5% de los directores de recursos humanos de las grandes firmas disponían de coche de empresa en el 2009, frente al 28,3% del año anterior.