BUENOS AIRES. Los rumores de la posible quiebra de la automotriz General Motors (GM) que circularon no sólo aumentaron la desconfianza en los mercados financieros, sino que pusieron en estado alerta a todas las filiales que la empresa tiene en el mundo.
La noticia movilizó a los trabajadores cuyos representantes gremiales evaluaron la situación. En enero último, los directivos de la planta ubicada en Alvear lograron un acuerdo con el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata) y “la producción está estabilizada”, aseguró el secretario gremial de la seccional Rosario del sindicato, Gabriel Bienucci, que agregó además, que “la posibilidad de la quiebra no afecta directamente en Argentina”.
Actualmente, en Alvear trabajan en dos turnos 2.500 operarios y si bien la situación no es la ideal, ya que 60 trabajadores estarán suspendidos hasta diciembre de este año y 150 hasta junio, por la baja en la producción, “no se habla de despidos y ese dato, en el contexto internacional actual, es altamente positivo”, destacó el dirigente.
A pesar de que la producción en esa terminal descendió de 27 a 22 vehículos por hora en el primer bimestre del año, Smata cuenta con el compromiso escrito de la empresa –firmado en el Ministerio de Trabajo– de no cesantear a ningún empleado en 2009. Además, está previsto que en agosto se lance al mercado el nuevo Chevrolet Viva –que sustituirá al Corsa–, por lo cual se estima que a partir de abril, el trabajo se incremente en todas las automotrices, incluida la de Alvear.
La automotriz había informado sobre sus planes de despedir a unos 10 mil trabajadores y renegociar con otros 62 mil sindicalizados para resurgir como una nueva empresa. GM presentó ante el gobierno federal de Estados Unidos dos opciones (aún pendientes de respuesta estatal): "o recibe más ayuda o se declara en quiebra", e inicia un proceso en el que vende sus modelos Hummer, Saturn y otros.