SAN CARLOS DE BARILOCHE- El edificio no tienen ningún cartel que lo identifique. En el campus del Centro Atómico Bariloche lo conocen como el del grupo de teoría de los sólidos. Es un indicio sobre quiénes lo habitan y a qué dedican sus estudios. Un vericueto de oficinas con gente concentrada en sus pensamientos y al final, donde los pasillos se agotan, el espacio reducido donde un físico pasa sus días de reflexión y al que la semana próxima le llegará otro reconocimiento. El próximo lunes, la Academia Nacional de Ciencias -como parte de la celebración de sus 137 años de vida-, le concederá a Daniel Domínguez el premio Enrique Gaviola 2005, un galardón que laurea la trayectoria en física a investigadores de hasta 40 años de edad.
Con notable humildad, Domínguez asegura que muchos otros investigadores serían merecedores del premio, "pero que están en el exterior, porque emigraron en la búsqueda de mejores oportunidades". Un giro hacia la modestia que exhibe con crudeza las consecuencias de faltas de políticas y de interés en la Argentina por la ciencia.
Domínguez, que se doctoró en Física en 1992 en el prestigioso Instituto Balseiro que tiene su sede también en el CAB, y del cual es profesor en la disciplina de materiales condensados -además de investigador del Conicet- , dispondrá de unos pocos minutos en la Academia para dirigirse a sus colegas científicos, a los que pondrá al tanto sobre los avances en la Teoría de la Superconductividad, su área específica de investigación. La expresión, enigmática, tiene un acceso sencillo en lo elemental, aunque resulten inevitables los desvíos desde la pureza conceptual.
Corriente crítica
La superconductividad es el fenómeno que exhiben algunos materiales con resistencia nula a la electricidad, hasta un cierto punto, donde se genera la denominada corriente crítica. La abstracción del concepto se amplía cuando se observa la potencial aplicación, en la detección de campos magnéticos muy pequeños o la creación de las computadoras cuánticas, un concepto que va más allá del sistema binario de operación informático y que no anticipa su empleo en procesadores personales, sino en equipos que pueden resolver problemas para los que las habituales PC no son útiles, como el de descifrar códigos.
El descubrimiento de la superconductividad explotó en el mundo de la física en 1986 y en la Argentina comenzaron entonces a destinarse fondos para esta rama de la investigación. "Coincidió con que era licenciado en Física y estaba buscando a qué dedicarme", dice .
Para este investigador, uno de los cientos que pueden encontrarse en Bariloche, los reconocimientos no son una novedad. En 1999 recibió un premio del Centro Internacional de Física Teórica y en 2004 el Premio Houssay de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación. Domínguez ha realizado posgrados en Italia y en Los Alamos, en los Estados Unidos.