(Buenos Aires) Doce técnicos fueron desplazados en los últimos dos meses. Las estadísticas no cerraban y cambiaron a quienes las hacían. La lucha contra la inflación se basa en dos estrategias: el control de precios y el "dibujo" de los números.
Bastaron sólo dos meses para que la lucha contra la inflación encuadrara a organismos del Estado como un nuevo blanco. Desde diciembre pasado el Gobierno Nacional desplazó a doce funcionarios técnicos de carrera del Ministerio de Economía por no elaborar análisis y proyecciones económicamente afines al proyecto político que encabeza el presidente Néstor Kirchner.
Es que si los datos del Índice de Precios al Consumidor muestran estabilidad, sea esta real o no, para el gobierno hay tres ventajas: puede mostrar un éxito político, moderar las demandas salariales y pagar menos por los títulos indexados por inflación. Esa tarea fue confiada a un "duro": el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a quien sus interlocutores llaman "el talibán" o "el sheriff".
Simplemente por disentir o advertir distorsiones fueron desplazados más de una decena de profesionales de carrera de la administración pública responsables de diversas áreas técnicas y burocráticas del Estado. El Tribuno entrevistó a dos de las figuras clave despedidas que contaron en cómo fue la embestida oficial.
Más allá, desde hace dos años en Economía se encuentran cerrados los concursos para cargos públicos. Los reemplazantes hoy siguen siendo designados a dedo. De hecho, unos de los tres primeros pedidos de renuncia fueron para Irene Díaz, directora de Carreras y Relaciones Laborales y Yolanda Eggniak y Osvaldo Viset, directora y subdirector de Asuntos Jurídicos de
Indices
Los primeros cambios que rozaron el escándalo fueron el de Clyde Charré de Trabucchi, directora nacional de Cuentas de Hogares, y de su segunda, Graciela Bevacqua, directora del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). El tema fue la medición inflacionaria. El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, fue hasta el despacho de Trabucchi (que hoy está de licencia pero ya no volverá a ocupar su cargo) a pedirle los datos precisos de los comercios y productos específicos que utiliza el INDEC para la medición del índice de precios al consumidor (IPC).
Trabucchi le explicó a Moreno que no podría hacerlo por ser una clara falta a lo que puerta adentro del Instituto se llama "secreto estadístico". Moreno obtuvo resultados escasos en esta gestión y las mediciones previas de la tercer semana de enero ya le daban cuesta que la inflación del último mes terminaría siendo entre el 2,3% y 2,6%.
El último intento del secretario fue tratar influir a toda costa sobre Bevacqua para hacer "maquillaje metodológico" sobre el IPC para que la pauta inflacionaria del primer mes del año no se escapara más allá del 1%. La directora del INDEC se indignó, pero el poder de Moreno se manifestó como un terremoto.
Bevacqua fue desplazada y enviada de vacaciones el 26 de enero pasado, y reemplazada el 29 por Beatriz Paglieri, una funcionaria leal a Moreno, sin experiencia en el seguimiento de precios internos y con una experiencia relativa en temas de Comercio Exterior. Paglieri deberá ser reemplazada en su cargo a través del Sistema Nacional de
Ya con luz verde, Moreno procedió al maquillaje sobre la inflación: bajó la ponderación del incremento del 120% del precio de la lechuga, desafectó los incrementos del 22% que hubo durante enero en la medicina prepaga y desestimó casi por completo la suba de precios en el sector turismo.
El dibujo fue completado y en los primeros días de febrero se anunciaba un IPC del 1,1% que durante los primeros días de febrero desencadenó en una protesta de los trabajadores del INDEC que analizaron hasta la realización de un paro.
Dentro del INDEC todos se llamaron a silencio cuando recibieron desde Economía una advertencia de que "los despidos podrían continuar".