Imaginemos empresas sin horarios que cumplir, donde las oficinas han sido sustituidas por cubículos y salas de reuniones, donde los sueldos fijos han sido sustituidos por compensación variable basada en objetivos logrados, donde la gente es evaluada por sus resultados y no por el tiempo que pasa en la empresa, donde no hay jefes sino líderes y coaches, donde no hay paredes sino espacios abiertos, donde la ejecución mecánica ha sido sustituida por un desempeño creativo, productivo y rentable; y donde se vende más y se gasta menos. Esa imagen, por muy utópica que luzca va formando parte de una nueva realidad de mercado que ya está y que vino para quedarse.
Así lo afirmaron tres expertos que el Comité de Recursos Humanos de Venamcham invitó a su acostumbrado evento anual de Perspectivas Laborales, celebrado la semana pasada en Caracas. Paúl Rosillón, ex presidente de la Asociación Venezolana de Gestión Humana (ANRI) y actual presidente de la Federación Iberoamericana de Gestión Humana; Aurelio Concheso, ex presidente de Consecomercio y reconocido empresario venezolano; y Luigi Valdés, consultor mexicano, director del Centro de Aprendizaje Organizacional de México, compartieron con la audiencia los desafíos que enfrentan las empresas, sus directivos y en especial los profesionales de gestión humana ante una nueva realidad.
Rosillón, Concheso y Valdés, comparten un piso común: las organizaciones privadas y del gobierno que deseen subsistir y permanecer en mercados cambiantes y llenos de incertidumbre como los actuales, no pueden seguir en la fantasía de manejar sus factores de producción con enfoques, prácticas y metodologías que pudieron ser efectivos en un momento histórico, pero que en la actualidad ya no son válidos.
Al observar las características de organizaciones exitosas en rentabilidad y que a la vez habían sido reconocidas entre los mejores lugares para trabajar, destaca un factor coincidente: la presencia de unidades de gestión humana que actúan como socios estratégicos del negocio, apoyando a los líderes en la alineación emocional de la gente con la tarea y los objetivos estratégicos. Directivos que se despidan del paradigma de "gerenciar el recurso humano" y abracen el de "liderar el talento humano".
Fernando Sanchez Arias
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