De nuevo llegan aquellas fechas en que las empresas recuperan las tradiciones que se han instaurado como una costumbre para celebrar la Navidad y el cierre de año. Pero en éste, quizás no vemos la posibilidad de repetir el tipo de celebración o regalo de los años anteriores. Es posible que el presupuesto disponible sea limitado o que los despidos que se han dado últimamente, no hayan generado un ambiente muy dispuesto a este tipo de actuaciones. No poder repetir “lo mismo que el año pasado”, es una buena oportunidad para replantearse lo QUE REGALAREMOS Y COMO LO REGALAREMOS.
Lo QUE regalaremos es relativamente fácil y sencillo. Disponemos de multitud de opciones y ofertas que nos ofrece la sociedad de consumo y que nos pueden permitir ajustarnos a las posibilidades económicas del momento: una celebración alrededor de una mesa, un regalo individualizado, organización de algún acto festivo, etc.
Pero para planificar el COMO, tendremos que refrescar y resituar el objetivo primordial con el que se suelen hacer este tipo de celebraciones:
• Si organizamos una celebración o un acto festivo, es por qué tenemos el deseo de agruparnos, en un ambiente festivo, lúdico o más informal, que nos permita establecer relaciones y vínculos con los compañeros de trabajo, fuera del marco profesional, de los cargos, los estatus y las presiones. Y, por qué no, también es una buena ocasión para limar y olvidar todos aquellos momentos de tensión y mal estar que hemos podido tener agobiados por las dificultades del día a día.
• Si optamos por un regalo individual, es porque la empresa quiere manifestar el agradecimiento al esfuerzo y a los resultados conseguidos, ofreciendo un reconocimiento diferenciador de lo que marcan los “derechos” de los convenios y la normativa laboral.
Por lo tanto, estas celebraciones son una buena ocasión para realizar un alto en el camino y recordarnos mutuamente que, al fin y al cabo, somos personas. Personas que trabajamos conjuntamente para conseguir unos objetivos y unos resultados, esto es evidente. Sin embargo, también nos resultan imprescindibles los vínculos afectivos y emocionales con los que nos acompañan en este camino. Necesitamos una buena dosis de inputs emocionales positivos para generar una confianza renovada que, una vez pasada la fecha de Reyes, nos permita volver a la carrera, con las pilas cargadas y con ganas de compartir juntos nuevos retos.
Es cierto que reunirnos alrededor de una mesa o de un montón de regalos puede ayudar a evidenciar este objetivo. Pero des de mi punto de vista, el motivo, el pretexto, el formato o la excusa que busquemos para reunirnos tiene relativa trascendencia en el resultado. Y mucho menos aún, el coste económico que ello implique. Lo que es importante, es haber sido capaces de generar un espacio de comunicación e interacción, fuera del marco habitual de trabajo.
Por lo tanto, regalemos lo QUE nos resulte más adecuado a las posibilidades económicas del momento. Lo que es realmente importante es el COMO entregamos este regalo:
• Olvídate del trabajo y de los momentos negativos. Ahora estás de “fiesta” con un grupo de personas con quien compartes una buena parte de tu vida.
• Explica porqué has optado por cambiar el modelo del año anterior o porqué has decidido mantenerlo.
• Dedica un espacio de tiempo a recordar las personas que han tenido que abandonar la empresa. Aunque no estén aquí, también han contribuido a que puedas celebrar estas Navidades y, quizás, muchas otras en esta empresa.
• No te olvides de dar las GRACIAS, de manera muy particular, a todos los participantes y por cada una de las aportaciones que han permitido la celebración. No felicites de forma genérica. Concreta y define el porqué valoras sus aportaciones.
• Si piensas que el cuarto punto es redundante, porqué “ya lo saben”, vuelve de nuevo al cuarto punto. ¡Claro que “ya lo saben”!. Pero una cosa es saberlo y otra es que te lo reconozcan públicamente.
• Y, finalmente, genera futuro y confianza, perfilando cuales son los proyectos que te gustaría compartir con ellos.
• Si piensas que la situación no está suficientemente clara como para hablar de proyectos de futuro, vuelve al quinto punto. ¡Pues claro que el futuro es incierto! Sólo esperan que les digas que, a pesar de no tener la certeza de que los proyectos lleguen a buen puerto, confías en ellos para avanzar.
Creo firmemente que los regalos hablan más de quien los hace, que no de quien los recibe. Por lo tanto, si organizas y vives el regalo o la celebración pensando en tu equipo y/o compañeros, en sus intereses, en sus motivaciones y en sus necesidades, seguro que acertarás.
¡Feliz Navidad! Espero y deseo que des y recibas buenos regalos.