Apenas regresó de sus vacaciones de veriano Nicolas Sarkozy se reunió con los máximos directivos de los grandes Bancos franceses, como el BNP PARIBAS y el Société Générale para tratar el tema de las remuneraciones variables de los Directores y los inconvenientes con las restricciones al crédito.
En el curso de la reunión, los banqueros aceptaron poner en práctica un esquema que penalice a los ejecutivos que no cumplan con sus funciones, aumentando así la transparencia del sistema tan vapuleado últimamente.
La remuneración de los directivos estará directamente ligada no sólo a las ganancias sino también a las pérdidas de los Bancos, con lo cual pasarían a ser variables y obligaría a una mayor preocupación por la labor que se está desempeñando, según informaron fuentes locales.
Sarkozy quiere adoptar este sistema que sirva como ejemplo al resto de la Eurozona, para poder ir a la próxima reunión del G-20 en Septiembre en Pittsburgh, Estados Unidos, y proponer allí la limitación a nivel internacional de las primas de los ejecutivos bancarios, como una postura europea común.
Por esta razón es que se reunirá previamente con la canciller alemana Ángela Merkel el próximo domingo 30.
El cobro de hasta dos tercios de las primas en el caso de las más elevadas, se va a aplazar hasta un máximo de tres años y en todos los casos va a depender de los resultados que la institución bancaria obtenga en ese período.
Estas medidas tomadas por el presidente francés complementan las adoptadas en febrero de este año, cuando se puso en marcha un código de buena conducta que preveía un escalonamiento de acuerdo a los resultados obtenidos pero no condicionaba su pago.
Otro tercio de las utilidades que reciban los directivos serán entregados en acciones del Banco que no podrán ser comercializadas hasta luego de dos años de recibidas.
El primer Banco francés, el BNP PARIBAS, ya redujo de 1.000 a 500 millones de euros los fondos destinados a primas de sus ejecutivos, por lo que se debió dar muchas explicaciones ya que ese Banco fue beneficiado con más de 20.000 millones de euros de la ayuda que el gobierno destinó al salvataje bancario en su momento.