MADRID. Los sindicatos denunciaron ayer que las cargas de trabajo de las oficinas del antiguo Inem, ahora llamado servicio público de empleo estatal (SPEE), se han disparado por encima del 35% en los últimos meses, sin que haya aumentado la plantilla, y advirtieron de que, si no se corrige esta situación antes de que termine el verano, el sistema administrativo para la protección del desempleo irá a la "quiebra".
En un comunicado conjunto, CC.OO., UGT, CSI-CSIF, ELA, CIG, USO, SAP, CGT y CSIT criticaron las "nefastas" condiciones de trabajo del personal del Inem, lo que, según dijeron, llevan a buena parte de sus efectivos a buscar destinos alternativos en otros ámbitos de la Administración General del Estado.
Los sindicatos argumentaron que la red de oficinas del SPEE se encuentra en locales "poco apropiados" para el volumen de ciudadanos que debe utilizarlos y están dotadas con un número de trabajadores "ridículo" para la población que tienen que atender.
"Las colas son cada día de mayor dimensión y los retrasos en la gestión empiezan a tomar dimensiones preocupantes. Los medios técnicos con los que se cuenta son claramente mejorables. La suma de todo ello hace aflorar un panorama desolador", expusieron.
Para combatir este problema, los sindicatos reclamaron incrementar en más de 2.500 trabajadores los "escasos" 7.900 efectivos actuales, contar con locales y medios técnicos apropiados y evitar que la plantilla del organismo "escape" a otros destinos, revisando las condiciones salariales, que son "claramente insuficientes".
Los representantes sindicales quieren abrir de inmediato un proceso de negociación con el Ministerio de Trabajo e Inmigración para corregir las carencias existentes en el Inem y evitar su colapso completo. "De no ser así, se abriría un conflicto en el seno del organismo de importantes consecuencias para la sociedad de este país", avisaron.